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27 de agosto de 2021 Twitter Faceboock

Mar del Plata
Séptima marcha contra el gatillo fácil: ¿política de Estado o “violencia institucional”?
Sofía Talbot Wright | CeProDH Mar del Plata
Silvina Álvarez | CeProDH Mar del Plata

Por séptimo año consecutivo Mar del Plata vuelve a decir “¡No al gatillo fácil!”. Este viernes desde las 16 familiares y organizaciones de derechos humanos convocan a movilizar y a participar de una radio abierta.

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Este viernes 27 de agosto se realizará la séptima Marcha Nacional Contra el Gatillo Fácil. Familiares y amigos de victimas de gatillo fácil, organizaciones sociales y de derechos humanos y la izquierda clasista, movilizarán desde la Municipalidad con su recorrido histórico por el microcentro de la ciudad pasando por la comisaría 1°. La concentración comenzará a las 16 horas en la esquina de Avenida Luro e Yrigoyen.

Las consignas que se levantarán este viernes se centran en el despliegue de las políticas represivas que han sostenido todos los gobiernos desde el restablecimiento democrático hasta hoy y su profundización durante el ASPO, el hostigamiento a personas que “violaron” el aislamiento, tales los casos de Facundo Astudillo Castro, Luis Espinoza y Ariel Valerián o el brutal desalojo a las familias de Guernica capitaneado por Sergio Berni y aplaudido por Axel Kicillof.

El incremento de torturas y muertes en unidades de encierro, los fallecimientos evitables por no destinar recursos a la salud, mientras se paga la deuda fraudulenta al FMI. A nivel local se denuncian 105 casos de gatillo fácil de los que fueron víctimas jóvenes en situación de vulnerabilidad y precarización laboral. De esta siniestra lista forma parte Brandon Romero, el joven panadero fusilado el 5 de julio de 2020.

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La Izquierda Diario conversó con Marcelo Roldan, hijo de Néstor Roldan trabajador desaparecido durante la última dictadura militar. Miembro del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH), precandidato a senador provincial en la quinta sección electoral por la lista 1A del Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad.

Hoy en la ciudad, como en varias ciudades del país se marcha contra el “gatillo facil” y la represión. ¿Cómo definirías vos este concepto?

  •  Teóricamente el gatillo fácil es una práctica de las mal llamadas “fuerzas de seguridad” que consiste en el uso de armas de fuego sobre personas indefensas o en supuestos enfrentamientos que constituyen una pena de muerte de hecho. De alguna manera, por lo sistemático del sector social sobre el que se ejerce es una forma de disciplinamiento social.

    El gatillo fácil tal como se lo conoce hoy nació en la década de 1980, de alguna manera el desastre económico que la dictadura dejó y que Alfonsín continúo generó un crecimiento del desempleo y la pobreza, de esta forma el estado empezó a usar como forma de control social a las fuerzas de seguridad.

    Esto se verá sistematizado en los años 90, con la implementación de las políticas económicas neoliberales y sus consecuencias, principalmente para la clase trabajadora y los sectores más populares, convirtiéndose así en una práctica habitual y generalizada.

    ¿Cómo explicar al conjunto de la sociedad que el gatillo fácil es una política de Estado y no violencia institucional? ¿Cómo caracterizas esa distinción?

    Si tenemos en cuenta que la función de las fuerzas es mantener el orden interno que garantiza la gobernabilidad en un sistema basado en la opresión y la explotación, se puede afirmar que no son abusos ni excesos, ni violencia institucional, es una política de estado. Donde todos los poderes funcionan mancomunadamente para justificar el gatillo fácil.

    Basta ver los casos de Santiago Maldonado, Facundo Castro o Brandon Romero en nuestra ciudad. Un policía o gendarme asesina, el poder político protege como Patricia Bullrich en el caso de Santiago Maldonado o Berni en el caso de Facundo Castro, y el poder judicial encubre, como el fiscal Pellegrinelli en el caso de Brandon Romero pidiendo la absolución del oficial Bogado quien vació un cargador sobre un joven desarmado.

    Otra prueba de que es una política de estado son los más de 7500 casos desde el año 1983 hasta hoy. El mismo estado que con sus políticas económicas empobrece y margina a la juventud, luego la convierte en su víctima, reprimiéndola, encarcelándola y asesinándola con el gatillo fácil.

    ¿Qué podés decir del exponencial crecimiento de la Bonaerense en número de efectivos y en presupuesto?

    Acá hay una prueba más de como la represión es una política de Estado. La Policía Bonaerense en el año 2010 tenía 54.000 miembros (9026 provenían de la época de la dictadura, en que todas las comisarias eran o centros clandestinos de detención o auxiliares de los centros), en el 2018 esa cifra ascendía a 93.861 uniformados según el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires. Con el último nombramiento del gobernador Kicillof de 10.000 efectivos más, este número llego a los casi 104.000 efectivos, con lo cual la proporción de policías pasa a ser de 1 uniformado cada 168 habitantes sin contar las fuerzas nacionales desplegadas en la provincia.

    Está claro dónde vienen poniendo su presupuesto los últimos gobiernos. Ni en salud, ni en educación, ni en la creación de puestos de trabajo. Si no en el fortalecimiento de su aparato represivo, el ajuste no se sostiene sin represión.

    Si tenemos en cuenta que en el gobierno de Macri y en el actual los ministros más importantes y mediáticos fueron y son Patricia Bullrich Y Sergio Berni, ambos ministros de seguridad, que se pelean para ver quien es mas de derecha.

    ¿Qué pensás del gobierno actual en materia represiva?

    Primero que nada, es un gobierno de doble discurso, dice una cosa y hace otra. Como con los jubilados, en campaña Alberto dijo que entre los bancos y los jubilados iba a elegir a los jubilados, cuando fue gobierno, cuando tuvo que ajustar, eligió ajustar a los jubilados. Y tengamos en cuenta que fue antes de la pandemia, aclaro esto porque el gobierno todo lo justifica con la emergencia sanitaria.

    Para resolver un problema sanitario puso el acento en el control social en manos de las fuerzas represivas (llamándolos héroes) y esto le costó la vida a más 400 personas, en su mayoría jóvenes, incluyendo las desapariciones seguidas de muerte como los casos de Luis Espinoza y Facundo Castro.

    Mientras él estaba de cumpleaños en la quinta de Olivos, en los barrios más pobres la policía reprimía a los trabajadores informales que necesitaban salir a ganarse el día.

    Ni hablar del “dar vuelta página” y su intento de lavarle la cara a las fuerzas armadas poniéndolas a cumplir funciones en los barrios populares como la entrega de comida, tarea que podían haber realizado las organizaciones sociales.

    La política de Kicillof seguía la línea del gobierno nacional, llamaba héroes al personal de salud, pero equipaba y aumentaba el sueldo a la policía de Bonaerense. Está más que claro que su ministro más importante es Berni.

    Si desaparece un joven en manos de la bonaerense, como es el caso de Facundo Castro, ahí sale Berni en todos los programas a ensuciar a la mamá y sus abogados.

    Si hay un problema de vivienda, como fue el caso de las familias de Guernica, que solo querían tierra para vivir, ahí fue Berni con sus 4.000 bonaerenses, helicópteros, balas de gomas, gases lacrimógenos y topadoras.

    Si la problemática es del área de salud mental, ahí Berni plantea la discusión taser o bala de plomo.

    Por todo esto, da mucha bronca ver la cara de piedra de Kicillof recordando el aniversario de la desaparición de Miguel Bru, haciendo referencia a que no vuelva a ocurrir como si no hubiera sido en su gobierno que sucedió la desaparición seguida de muerte de Facundo Castro.

    ¿Porque marchar hoy?

    Para luchar contra el gatillo fácil que no para. Para visibilizar y cuestionar la legitimidad que parte de la sociedad le da a la represión.

    Pero sabiendo que luchar solo contra el gatillo fácil tiene un límite, sino se une a una lucha revolucionaria para transformar la sociedad. Para terminar con la represión y el gatillo fácil es necesario terminar con una sociedad dividida en clases, donde no haya explotados ni explotadores.

    Para llevar adelante semejante tarea es necesario fortalecer un partido revolucionario de la clase trabajadora.

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