Liberales vs “nac & pop”: los partidos que perpetúan la dependencia y el atraso
Por Esteban Mercatante
Desde la caída de la dictadura, los gobiernos “nacionales y populares” y neoliberales se han alternado para seguir gestionando la continua decadencia del país, manteniendo sin cambios –más allá de lo gestual– la subordinación a los dictados del FMI. “Endeudadores seriales” y “pagadores seriales” siguieron reproduciendo la sangría de la deuda, que junto con la fuga de capitales (otra herencia de la dictadura que siguió creciendo) se apodera de buena parte de la riqueza producida en el país. Con estos partidos de la clase dominante solo podemos esperar la reproducción del atraso y la dependencia. La pelea para que el Frente de Izquierda Unidad sea tercera fuerza en estas elecciones es insaparable de fortalecer la perspectiva que la clase trabajadora y el pueblo oprimido impongan su propia salida a la crisis.
Radiografía de los dueños de Argentina: ¿por qué son responsables de la decadencia nacional?
Por Emiliano Trodler y Gastón Remy
Los más ricos de la Argentina y las grandes empresas que operan en el país concentran un poder abrumador. Apenas 10 multinacionales realizan el 80 % de las exportaciones agrícolas. Los primeros 50 millonarios de Argentina acumulan una riqueza superior a las reservas del Banco Central. Un tercio de esos recursos está en manos de apenas 3 grupos económicos. Aliados por uno y mil lazos al imperialismo, los “dueños” utilizan su poder de lobby y de veto para asegurar sus ganancias y que el país cumpla los “compromisos”, con el FMI, EE. UU. y otras potencias. Romper con el círculo vicioso de la decadencia es una tarea que necesariamente recae en la clase trabajadora, aquella que mueve con su trabajo los engranajes de la economía y que junto a sus familias constituyen la inmensa mayoría de la población.
Reducción de la jornada laboral y trabajo para todes: claves del debate
Por Pablo Anino
Desde hace tiempo el Frente de Izquierda Unidad plantea la necesidad de pelear por la reducción de la jornada laboral, sintetizada en el planteo de 6 horas diarias, sin afectar el salario y con un ingreso acorde a la canasta básica para todos y todas. Recientemente, los sectores sindicales ligados al Frente de Todos de Sergio Palazzo y Hugo Yasky dieron a conocer distintos proyectos de reducción de la jornada laboral. La existencia de múltiples iniciativas alrededor de la reducción de la jornada laboral da cuenta de una necesidad que emerge de la propia crisis laboral y social, aunque, estos referentes no mostraron predisposición a pelear por ello ni siquiera en sus propios sindicatos. Esta nota desarrolla el por qué planteamos que es posible y urgente pelear por la reducción de la jornada, lucha que debe ser tomada por todos los sindicatos en unidad con los movimientos de desocupados y de la economía popular.
Deuda y dependencia: 7 mitos y verdades sobre su rol en el hundimiento del país
Por Lucía Ortega
Macri endeudó al país por U$S 82.400 millones. Alberto renegoció la deuda con acreedores privados sin restarle un solo dólar, mientras le siguió pagando al FMI y alimentando la bola de las Leliq del Banco Central que beneficia a los bancos, contra lo que había prometido en campaña en 2019. La Argentina debe 42 veces más que en el año 1976 a pesar de los pagos. La deuda es una estafa, que solo beneficia a los acreedores, los bancos intermediados y a los empresarios que aprovecharon la plata “dulce” para hacer bicicleta financiera y fugar capitales. Desde la izquierda proponemos el desconocimiento soberano de la deuda y una ruptura con el Fondo Monetario Internacional como parte de un plan de conjunto para que la crisis la paguen los capitalistas.
Precios desatados: causas, responsables y perdedores de la inflación
Por Mónica Arancibia
El Gobierno nacional previó una inflación del 29 % para 2021, pero desde octubre del año pasado la suba de precios se aceleró, y en julio tuvo un aumento del 51,8 % interanual. La crónica desinversión de los capitalistas y la fuga de capitales, el histórico desmanejo del tipo de cambio, usado como ancla de los distintos gobiernos para contener desequilibrios del capitalismo argentino generados por la deuda externa y otras sangrías, que terminaron siempre en crisis, y la presión de los grandes empresarios para mantener sus márgenes de ganancia, son algunas de las causas que la explican. La pelea contra las raíces de la carestía debe estar unida a la defensa del poder de compra del salario, por eso son necesarias medidas como la escala móvil de salarios en función de la inflación, y un salario mínimo igual a la canasta familiar.
Una salida de fondo
En el marco, de la crisis actual con casi la mitad de la población bajo la línea de pobreza, con un gobierno que ha demostrado que su perspectiva es el ajuste –y esto va más allá de la coyuntura electoral– para “honrar” el fraude de la deuda y con una derecha agazapada intentando capitalizar algo del descontento con el oficialismo, una izquierda clasista y socialista fortalecida como alternativa política no solo es una posibilidad sino una necesidad. Los planteos que presentamos en este dossier forman parte del programa del PTS y el Frente de Izquierda Unidad, son parte de los que presentamos en la actual campaña electoral y de la perspectiva por la cual luchamos día a día.
Más allá de los discursos electorales de ocasión los partidos patronales, el FMI y los “dueños” del país quieren volver a salvar sus ganancias a toda costa. ¿Cómo podemos evitarlo? Ya vimos como en varios países de la América Latina estuvieron atravesados recientemente por luchas obreras y populares. La clase trabajadora, junto a sus familias, constituye la mayoría de la población, hace funcionar todo y puede paralizarlo para ponerles freno a los capitalistas y dar una salida para la mayoría del pueblo. Si esa fuerza todavía está contenida es, por un lado, porque gobiernos, como el actual del Frente de Todos, alternan ajuste con otorgamiento de migajas para evitar estallidos. Por otro, por el rol de las cúpulas sindicales –atornilladas a sus sillones desde hace décadas– que pactan con los empresarios y el gobierno y mantienen dividido al movimiento obrero, y a este del resto de los sectores populares. Muchos trabajadores y trabajadoras que confiaron en que el gobierno del Frente de Todos y el peronismo eran capaces de resolver la crisis hoy se ven defraudados, viendo que se dedica a gestionar el Estado sin cuestionar el poder y los intereses de los grandes empresarios, los banqueros, los terratenientes y el FMI.
La salida está en manos de la clase trabajadora. Si se organiza, encabezando a los sectores populares, es la única que puede salvar al país de la decadencia y la miseria. Para eso la clase obrera se debe unir entre ocupada o desocupada, nativa o extranjera, efectiva y precarizada. Sin trabajadores de primera y de segunda. Organizada y unida es una fuerza imparable. Los propuestas y reclamos que aquí presentamos son parte de un programa anticapitalista que solo pueden ser conquistados con la movilización, la lucha y la organización de los trabajadores. Toda la historia demuestra que los capitalistas no permitirán pacíficamente que se afecten sus privilegios. El método de la huelga ha sido devaluado por las direcciones traidoras, que a lo sumo hacen paros de presión, para negociar migajas. Cuando las condiciones se desarrollen la clase obrera deberá actuar como en los grandes momentos de la historia nacional, apelando a la huelga general con movilización para conseguir sus objetivos. Porque cuando se paralizan las fábricas, el transporte, los puertos, las centrales eléctricas, las y los trabajadores no solo frenan la producción, sino también pueden evitar que el gobierno imponga una salida a favor de los empresarios.
Aunque eso no está en el horizonte inmediato hay que ir preparándolo, porque no caerá del cielo de un día para el otro. Si en cada lucha parcial, aunque sea por localidad o incluso por fábrica, desarrollamos la más amplia solidaridad, tendemos a la coordinación con otros sectores, se resuelve todo en asamblea, se crea comité de huelga para dirigir e incorporar a los que no están sindicalizados e incluso, sin negar la negociación, se pone el acento en la acción directa y una lucha dura desatando todas las energías posibles, estamos preparando aquel camino al retomar las mejores tradiciones del movimiento obrero nacional e internacional. Los trabajadores y el pueblo en lucha han encontrado diversas formas de auto organizarse, superando las divisiones impuestas por los capitalistas y sus sirvientes, las burocracias sindicales y sociales. Podrán tomar la forma de sindicatos clasistas, coordinadoras, asambleas populares, con representantes electos por lugares de trabajo: cómo fábricas, empresas, escuelas. El desarrollo de estos organismos y la capacidad de respuestas a los ataques del capital hará que pasen de ser una herramienta para la lucha cotidiana a ir convirtiéndose en un poder alternativo al de los capitalistas. De ahí la importancia de contribuir a su desarrollo.
La pelea que damos en estas elecciones desde el PTS como parte del Frente de Izquierda Unidad la damos con el objetivo de fortalecer esta perspectiva, como parte de la lucha por la construcción de un partido que sea independiente de toda variante patronal y que tenga un objetivo claro: contribuir al triunfo de la clase trabajadora y sus aliados, en la conquista de su propio gobierno.
Hasta ahora gobernaron los capitalistas (empresarios, banqueros, terratenientes) que son la minoría de la población. Siempre gobernaron los que defienden el sistema capitalista, sean militares, radicales, peronistas o el PRO. El peronismo se presenta como defensor de los trabajadores, pero esto es falso. Si en algún momento estuvimos mejor fue solo pasajero. Cuando la torta crece el peronismo (que controla la CGT y la mayoría de los sindicatos) a veces reparte un poco, pero la crisis capitalista vuelve a golpear y lo que antes se conquistó es quitado nuevamente. El mismo peronismo puede entonces actuar como principal ejecutor del ajuste (que no viene solo de los radicales o PRO como De la Rúa o Macri); lo vimos con Menem y con Duhalde, y también hoy, aunque busquen dibujarlo, con Alberto Fernández, que con la excusa de la pandemia prioriza ordenar las cuentas para sentarse a firmar con el FMI. El capitalismo se basa en la desigualdad y la explotación de las mayorías para beneficio de una minoría parásita cada vez más rica.
Los trabajadores tenemos que imponer con la lucha nuestro propio gobierno, en alianza con los sectores populares. Con los principales medios de producción transformados en propiedad pública, el conjunto de la población trabajadora participará en la planificación democrática de la economía (no como ahora que un puñado de dueños del país y sus políticos deciden todo a su favor), utilizando los recursos con los que cuenta el país para resolver las necesidades de las grandes mayorías. Como señalamos en los diferentes artículo de este dossier, los recursos que hoy se destinan al pago de deuda, los que se van por fuga de capitales, los que se apropian un puñado de grandes propietarios agrarios, los que saquean las multinacionales y grandes empresarios “nacionales”, podrían ser destinados a la salud, educación, vivienda y otras obras necesarias, protegiendo el medio ambiente. Esto permitiría comenzar a reducir la jornada de trabajo (empezando por bajarla a seis horas), sin nadie desocupado, eliminando toda forma de trabajo precario y estableciendo que nadie cobre menos que una canasta familiar.
De esta manera los adelantos de la ciencia y la técnica aplicados a la producción no significarán millones expulsados al desempleo o al trabajo precario como ocurre hoy, sino mejores condiciones de trabajo y más tiempo libre para dedicar a la ciencia, al arte y la cultura y al esparcimiento. Y permitirían superar el atraso nacional, alentando el más alto desarrollo productivo, científico y tecnológico. Parece utópico pero no lo es. Lo utópico es pensar que el capitalismo puede ser “humanizado” y resolver los problemas de las grandes mayorías. Por eso luchamos por una salida para y por el pueblo trabajador. Una sociedad donde no haya explotados ni explotadores. Y esa lucha por conquistar una sociedad socialista no puede ser solo desde Argentina, sino conjunta con otros pueblos del mundo. |