En el mes de junio, el gobierno nacional dispuso la ampliación del padrón electoral para extranjeros de cara a las elecciones legislativas de este año. Solo en provincia de Buenos Aires llegaría a 820.530 electores y 417.000 en Ciudad Autónoma.
A pesar de esto, muchos se quedarán sin la posibilidad de ejercer su derecho a votar porque no aparecen en los padrones 2021. Se trata de casos en que los migrantes cumplen con todos los requisitos dispuestos por la ley electoral, como la residencia permanente y el domicilio actualizado entre otros, pero sin embargo no han sido empadronados automáticamente, como lo indica esta nueva disposición del gobierno.
“La verdad es algo incomodo porque nos sentimos excluidos. Vivo acá hace 7 años”, expresó una vecina de La Plata indignada por esta situación que también afecta antiguos votantes que en ésta elección tampoco figuran en padrones.
Si bien el gobierno lanzó algunos canales de información y reclamo vía internet para estos casos, estas disposiciones están lejos de promover una verdadera inclusión de derechos, pues la falta de acceso a internet, el trabajo en negro y la falta de tiempo libre por sobrecarga de horas de trabajo, son parte de la realidad de los migrantes en Argentina, que impiden el pleno acceso al voto.
También se han reportado casos en que los lugares de votación han sido cambiados a zonas alejadas. Asimismo se sabe del gran número de migrantes que no han podido regularizar su DNI por los elevados costos y problemas anteriormente mencionados. Por tanto podemos decir que no hay un acceso real al voto para todos ellos.
Cabe mencionar que solo se les permite votar para cargos municipales y provinciales, siendo excluidos de elegir presidente, diputados y senadores nacionales (que son los encargados de votar las leyes que afectan su vida en este país). Tal es el caso del xenófobo DNU 20/17 de Macri que pasó casi sin oposición por las comisiones de trabajo del congreso.
Es claro que sin garantizar plenos derechos sociales como la gratuidad de los trámites de DNI, el acceso a trabajo genuino acorde a la canasta familiar, reducir la jornada laboral, acceso a internet y servicios básicos, los migrantes tampoco podrán acceder a plenos derechos políticos.
“Quiero ejercer mi derecho al voto porque soy consiente que si somos parte del problema también podemos ser parte del cambio, porque considero que sin igualdad de condiciones la democracia sería falsa, porque el hecho de ser extranjera no quiere decir que me puedan negar derechos fundamentales o la misma cantidad de derechos que tienen las otras personas”, son las valientes palabras de una joven colombiana.
Sin duda es una lucha que sigue en pie para dejar de ser considerados trabajadores de segunda, como lo afirma un residente peruano con 24 años en Argentina: “Me gustaría votar porque es la única forma que se puede tener para tratar de cambiar algo las cosas, y al no tener esa herramienta quedamos siempre al margen, terminamos siendo ciudadanos de segunda o tercera clase porque nuestra voluntad y nuestra decisión no es tomada en cuenta. Esto es sistemático pues al quitarnos estas herramientas nos mantienen en la situación en la que estamos, siempre precarizados. Es decir le aportamos al fisco, al sistema -porque trabajamos muchas horas en general en negro- pero son cosas que se aportan igual, porque nosotros aunque vayamos a comprar un papel higiénico al almacén estamos pagando impuestos, y así con todo. Mas allá que no estemos en blanco pagamos impuestos y nuestro trabajo ayuda a que sistema funcione. Es una fuerza importante porque no somos pocos los trabajadores en negro, mucho menos inmigrantes. Entonces es muy tendencioso y malicioso que de una parte nos usen para que el sistema funcione, pero por otro lado nos dejen al margen a la hora de poder tomar decisiones.” | 
