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12 de septiembre de 2021 Twitter Faceboock

Perú
Falleció en prisión Abimael Guzmán, fundador y líder de Sendero Luminoso
José Rojas | Militante de la Corriente Socialistas de las y los Trabajadores "CST" de Perú

El sábado 11 de septiembre falleció Abimael Guzmán Reinoso, fundador y líder mesiánico de la agrupación maoísta Sendero Luminoso, la misma que implementó acciones armadas durante la década del 80 y principios de los 90 en Perú, dando lugar a un conflicto interno que, según la Comisión de la Verdad, causó 69,280 muertos, de los cuales el 54% se le adjudica a este grupo alzado en armas, el 1.5% al MRTA y el resto a las fuerzas represivas del estado. ¿Quién fue Abimael Guzmán? ¿Cuál fue la estrategia de Sendero Luminoso y cómo impactó en la sociedad y en la izquierda peruana? Son algunas de las interrogantes que trataremos de empezar a responder en la siguiente nota.

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Según se hizo de conocimiento público, el líder senderista habría fallecido aproximadamente a las 6:40 de la mañana del sábado 11 de septiembre en su celda de la Base Naval del Callao, donde cumplía una condena de cadena perpetua por el delito de terrorismo. Abimael Guzmán, al momento de su muerte, tenía 86 años de edad y, como se recuerda, fue capturado hace 29 años, un 12 de septiembre de 1992, en una casa del distrito de Surquillo en Lima, junto a su compañera y también dirigente Helena Iparraguirre y otros dirigentes de su organización. Según informó el Instituto Nacional Penitenciario INPE, Guzmán falleció debido a complicaciones en su estado de salud, el cual ya se encontraba deteriorado desde el mes de julio, fecha en la que habría recibido atención médica.

Abimael Guzmán Reinoso nació el 3 de diciembre de 1934 en el distrito arequipeño de Mollendo. Su padre fue Abimael Guzmán Silva y su madre Berenice Reinoso Cervantes. Durante su niñez y adolescencia vivió indistintamente en Lima y Arequipa. En esta última ciudad realizó sus estudios superiores en la Universidad Nacional San Agustín, en donde se graduó en filosofía y derecho. En 1962 fue contratado como docente de filosofía de la universidad San Cristóbal de Huamanga de Ayacucho. Esta universidad venía de ser reaperturada y en su plana docente se encontraban muchos profesores cercanos a las ideas de izquierda y a la visión estalinista y maoísta. Es aquí donde Guzmán se vincula a los sectores maoístas que en el año 1964 llevarán adelante la primera gran ruptura del Partido Comunista Peruano, la cual se dio en la IV Conferencia Nacional de este partido, dando vida así al Partido Comunista Peruano Unidad (pro URSS) encabezado por Jorge del Prado y al Partido comunista del Perú Bandera Roja (pro chino) encabezado por Saturnino Paredes. De este último se desprenderá más adelante el denominado Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso, fundado y liderado por Abimael Guzmán.

La estrategia política de Sendero luminoso y sus diferencias con el marxismo revolucionario

Como muchas de las organizaciones de la izquierda peruana de la década del 60 y 70, Sendero Luminoso hizo suyas las ideas del maoísmo y tomó como paradigma la revolución china. Todo esto lo enmarcaron dentro de una visión dogmática, sectaria y mesiánica del quehacer político completamente ajena al razonamiento y a la práctica marxista. Al margen de su dogmatismo afiebrado y de su prédica militarista, jamás se propusieron acabar realmente con el capitalismo y avanzar hacia un gobierno de las y los trabajadores sostenido en las instancias de autoorganización obrera y popular y en la democracia proletaria como bien lo sostiene el ABC del marxismo revolucionario.

Por esa razón decimos que sendero luminoso, más allá de su retórica, fue una expresión del reformismo armado. Esto, debido a que sostenían su accionar en la estrategia política de la revolución por etapas implementada por las corrientes estalinistas que consideraban que, lo que les correspondía a sociedades como la nuestra, era realizar una revolución democrática burguesa dejando para un futuro indeterminado la posibilidad de la revolución socialista.

Por ello, asumían que la sociedad peruana era semi feudal y semi colonial, lo que les “permitía” justificar que la “revolución” a implementar en el Perú era democrático-popular, sostenida en cuatro clases: los campesinos, los intelectuales, la burguesía nacional y el proletariado. Siguiendo mecánica y dogmáticamente la experiencia China, sendero consideraba que la revolución se daría del campo a la ciudad a través de una guerra popular prolongada, la cual estaría dirigida por un partido ejército altamente centralizado y militarizado expresado en lo que ellos llamaban: “la sabia dirección” o “pensamiento Gonzalo”, el cual, en el colmo del oscurantismo mesiánico consideraban que era “infalible”. Sendero consideraba también que una vez consumada “la revolución”, su partido dirigiría y llevaría adelante la edificación del nuevo estado bajo una lógica altamente verticalista y militarizada, lo cual negaba cualquier protagonismo a las instancias de autogobierno obrero y popular y a la democracia obrera.

El fracaso de la estrategia senderista y las perspectivas de la izquierda revolucionaria

En 1980, en el poblado de Chuschi, inician su experiencia armada, la cual duró hasta 1992. Su lógica militarista los llevó a implementar acciones terroristas incluso contra la clase obrera y los sectores populares, las cuales fueron utilizadas por las fuerzas represivas y por los gobiernos de turno para justificar brutales represiones contra el pueblo y los trabajadores, así como para descalificar y desvirtuar las ideas marxistas y comunistas, las cuales antojadizamente fueron asociadas al accionar terrorista de sendero luminoso. Esto llevaría posteriormente a que en el seno de las nuevas organizaciones de izquierda terminen primando concepciones pacifistas y reformistas.

En 1992, cuando Abimael Guzmán cayó preso, lo primero que hizo fue pactar con el gobierno de Alberto Fujimori a través de lo que hoy se conoce como el Acuerdo de Paz, el cual, entre otras cosas, llevó a que Guzmán y lo que quedaba del comité central de sendero, terminen haciendo campaña por la fraudulenta constituyente impuesta por Fujimori y Montesinos que sirvió para legalizar la constitución de 1993 de corte neoliberal, la cual ha permitido el saqueo nacional y la liquidación de los derechos laborales favoreciendo al gran capital imperialista y a los empresarios nacionales.

Vladimiro Montesinos y Abimael Guzmán

Sendero Luminoso y su estrategia etapista y militarista, totalmente ajena a la clase obrera y a sus formas de lucha, así como su concepción mesiánica – diametralmente opuesta al marxismo revolucionario que dio vida a la revolución Rusa de 1917 y a lo mejor de la tradición revolucionaria del siglo XX - fueron derrotados categóricamente en la década del 90, por eso hoy la línea fundamental de los seguidores de Abimael Guzmán pasa por pelear por la amnistía general y la reconciliación nacional, lo cual implica la libertad, no solo de sus dirigentes, sino también de Fujimori, Montesinos, los grupos paramilitares como el grupo Colina y otros militares con los cuales comparten la responsabilidad por los casi 70 mil muertos que costó el conflicto interno de los años 80.

La máxima aspiración de Sendero Luminoso hoy, es que les permitan asimilarse a la democracia burguesa para desde ahí buscar la libertad de sus dirigentes, a los cuales consideran imprescindibles e insustituibles. Para cumplir esa tarea crearon al MOVADEF y luego al FUDEP. Esa es la política central que llevan a cabo en los sectores sociales donde tienen presencia. Mientras tanto, el sector autodenominado Proseguir, que según fuentes periodísticas tendría presencia en la selva peruana y que en su momento cuestionó el acuerdo de paz firmado por Abimael Guzmán con Fujimori, en la práctica, se ha convertido en el brazo armado de las bandas de narcotraficantes que operan en esta zona.

Por su pasado terrorista, el fantasma de sendero le es muy útil a gobiernos conservadores y a los políticos al servicio del régimen, ya que su presencia en el seno de la clase trabajadora y del pueblo les ayuda a justificar la represión y la criminalización de la protesta social y a desvirtuar, bajo la “lógica” del terruqueo, cualquier alternativa de izquierda, y más a aquellas opciones que se proponen cuestionar en serio el actual sistema económico y político basado en la explotación y la opresión.

Por eso y para avanzar en la construcción de una izquierda revolucionaria en el Perú, consideramos que es muy importante poner en evidencia los profundos límites de la estrategia senderista y, paralelamente, recuperar los fundamentos del marxismo revolucionario, el cual se sostiene básicamente en los aportes de Marx, Engels, Lenin y Trotsky, y en el pensamiento de otros marxistas como Rosa Luxemburgo, Gramsci y Mariátegui. Recuperar los fundamentos del marxismo revolucionario implica también recuperar el significado real del comunismo, el cual no tiene nada que ver con la tergiversación caricaturesca hacha por el estalinismo, el maoísmo o el senderismo, ya que, para Marx el comunismo implica pelear por una nueva sociedad “de hombres libres que trabajen con medios de producción colectivos y empleen, conscientemente, sus muchas fuerzas de trabajo individuales como una fuerza de trabajo social”.

En ese entender, el comunismo no es un estado que puede implantarse coercitivamente por una burocracia autoritaria y militarizada como proponía sendero luminoso. De hecho, el comunismo no está llamado a existir junto a ninguna forma de Estado ni con la existencia de clases sociales, como pretendió hacernos creer el stalinismo en sus diversas variantes. La construcción del comunismo sólo puede ser el fruto de una actividad consciente. El desarrollo de la más amplia democracia obrera basada en los organismos de autoorganización, como fueron los Soviets en los primeros años de la revolución rusa, es el único medio para avanzar hacia el comunismo y la extinción de toda forma de Estado y con ello de toda forma de explotación del hombre por el hombre.

 
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