Cerrar en forma “desordenada” las centrales nucleares de las que son propietarias. Esa ha sido la respuesta de las empresas eléctricas al anuncio del Gobierno de un plan para abaratar la factura de la luz, aunque el mismo consiste en una serie de tibias medidas que apenas afectan los superbeneficios del oligopolio.

¿Quiénes son los dueños de las centrales nucleares que producen entre el 20 y el 25% de la energía eléctrica del país?

Pues nada menos que los pesos pesados del oligopolio eléctrico que se vienen enriqueciendo hace décadas, amparados y “empoderados” por la dictadura de Franco, la Transición y los “democráticos” gobiernos del PSOE y el PP. Nos referimos a Iberdrola, Endesa y Naturgy. Un oligopolio que forma parte del núcleo duro del capitalismo español. Y que, una vez más, golpean el puño sobre la mesa para mostrar quién es el que manda cuando alguien osa tocar aunque sea un tantito de sus superbeneficios.

Contra la dictadura de las eléctricas no hay programa reformista que valga. Para frenar el chantaje, obtener una producción y distribución energética con precios razonables y planificar racionalmente una transición verde de todo el sistema eléctrico, es necesaria la expropiación sin pago de todas las empresas de energía para ponerlas a funcionar bajo el control democrático de sus trabajadores y de la comunidad de usuarios.

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