Para "paliar" los estragos que la crisis ha generado, han recortado uno de nuestros derechos fundamentales, la sanidad, sobre todo en los países del sur de Europa. Grecia, donde el presupuesto sanitario crecía un 5,2% anual, ha sido el país más afectado por los recortes desde que comenzó la crisis, con una reducción de su presupuesto del 7,2 % anual, le sigue de cerca Irlanda que ha pasado de un crecimiento del 5,3% anual a recortar en un 4%.
El Estado español es el quinto que más ha recortado en sanidad, mientras el gasto en la sanidad iba creciendo un "tímido" 3,5% ha pasado a reducirse, recortándolo, en un 1,6%.
Estos son algunos ejemplos del período que va desde el 2009 al 2013, según un informe de la OCDE (Organización para la Cooperación el Desarrollo Económico) - aún no han salido los datos hasta el 2015-. Ejemplos de cómo las políticas de los gobiernos de turno en Europa y de la Troika hacen recaer las consecuencias de la crisis sobre los presupuestos sanitarios.
El impacto de los recortes en el Estado Español
Las políticas de austeridad y recortes en el Estado español han sido la tónica general desde el comienzo de la crisis, tanto del gobierno del PSOE como el del PP. La escandalosa cifra de diez mil millones de recorte en la sanidad que corresponde a la reducción del 16,3% en el periodo del 2009/2013, se traduce en algo más que una impactante cifra; en concreto: la reducción de plantillas, (entre el 2011 y el 2013 hay un 19% menos de personal sanitario), la eliminación de las camas hospitalarias, (desde el 2010 hasta el 2013 hay 6000 camas menos, un 5,1% según un informe del Sistema nacional de Salud), el aumento desproporcionado de las listas de espera, colapso de las urgencias, así como el deterioro de la atención primaria y especializada.
El Real Decreto de Ley del 16/2012 de Rajoy, no hizo más que agravar la situación que había iniciado el PSOE y golpear fuertemente sobre la sanidad pública y contra los más desfavorecidos. Algunos aspectos a destacar (sin hacer de menos a otras perlas que contiene y que trataremos en otras notas) es el copago farmacéutico y la exclusión de medicamentos de la financiación pública, que supone un ataque intolerable contra aquellos que han sido más duramente golpeados por la crisis, las familias obreras y el pueblo empobrecido.
Pero sin duda lo más grave de esta Ley es el ataque a la universalidad de la sanidad, contra los inmigrantes, que arrebató la tarjeta sanitaria de un plumazo a 873.000 inmigrantes y desde entonces, a decenas de miles más, esto sin contar aquellos inmigrantes sin papeles que no tenían tarjeta sanitaria. Decenas de miles de personas sin derecho a la sanidad que sólo tienen derecho al servicio de urgencias donde llegan con patologías que se complican gravemente y que podían haber sido atajadas mucho antes.
La sanidad no se vende se defiende
Los recortes, el intento de privatización de la sanidad pública y el deterioro de ésta, han generado multitud de luchas. Originó el nacimiento de la Marea Blanca, un movimiento de trabajadores de la sanidad pública al que se han ido sumando decenas de miles de trabajadores de otros sectores, estudiantes, jóvenes,e inmigrantes, en los últimos años.
Luchas ejemplares muchas de ellas, como la de los sanitarios en Madrid (de seis de los hospitales madrileños) que inundó las calles de todo el Estado de color blanco, y que consiguió paralizar, por lo menos por el momento, la privatización de los hospitales que se había propuesto, y la aplicación del euro por receta. Esto fue posible después de una dura huelga y una dura lucha, en la que fue fundamental la alianza que se extendió, en defensa de lo público, entre los trabajadores de la sanidad junto a otros sectores y usuarios.
Aunque estos ejemplos consiguieron por el momento “congelar” estos casos concretos, el proceso de privatización de la sanidad pública sigue en marcha y está en la agenda política de la Troika y de los gobiernos de turno. Es por eso que debemos seguir alerta y luchando en defensa de la sanidad pública, partiendo de las mejores experiencias que se han tenido para frenar los nuevos ataques y también para luchar por una verdadera sanidad pública, universal, gratuita y de calidad. |