Como se anunció el pasado 6 de septiembre, este lunes cientos de estudiantes volvieron a actividades presenciales en distintas escuelas y facultades de la UNAM, luego de que el semáforo epidemiológico se mantuviera en amarillo por más de 10 días.
Tal como lo anunciaron las autoridades universitarias en días pasados, las actividades que se reanudaron este lunes fueron prácticas clínicas, experimentales o artísticas, las cuales fueron retomadas en diversos espacios con el 30% de aforo. Esto implicó la vuelta a actividades de trabajadores universitarios, personal docente y por supuesto cientos de alumnos, luego de más de un año de confinamiento.
Las autoridades designadas para determinar cuales actividades y cuando se reanudarían fueron los Consejos Técnicos y Académicos, dejando fuera al conjunto de la comunidad universitaria que da vida a la UNAM, es decir docentes, trabajadores y alumnos, que son realmente las principales afectadas por la decisión de los CT.
Esta reapertura paulatina de actividades en la universidad más importante del país y la más grande en América latina, responde a la estrategia de reapertura económica promovida por organismos internacionales como la UNESCO, UNICEF y el Banco Mundial, que el gobierno mexicano no ha dudado en implementar desde el años pasado, a pesar del repunte de contagios presente en diferentes momentos.
Así, de la misma manera que millones de niñas y niños volvieron a clases el mes pasado en educación básica, y algunas escuelas privadas de educación superior y media superior a lo largo del país, ahora la UNAM se suma a la reapertura bajo el argumento de que el personal académico y trabajador ya ha sido vacunado, omitiendo que estar vacunado no disminuye el riesgo de ser foco de contagio para nuestras familias en casa.
Peor aún, en el caso del alumnado, las autoridades universitarias se niegan a reconocer el riesgo que significa no sólo para nuestras familias que pueden o no estar inmunizadas, sino para el propio alumnado pues la nueva variante delta ha demostrado mayor propagación y consecuencias mortales sobre todo en jóvenes. A esto se suma que 5 delegaciones de la CDMX y varios municipios del Estado de México, no ha proporcionado ni siquiera la primer dosis a jóvenes de 18 a 29 años.
Con esta decisión las autoridades universitarias son ahora también responsables de la reactivación de actividades que ha aumentado la movilidad en las calles, el tráfico en la ciudad y la saturación del transporte público, que nos recuerda que las ya invivibles condiciones de esta ciudad se exacerban al calor de una pandemia que no ha cesado.
Queremos clases, con un regreso seguro
Las y los estudiantes que pertenecemos a la Agrupación Juvenil Anticapitalista estamos en la primea línea de la Defensa del Derecho a la Educación Publica y Gratuita para todas y todos. Por ello, nos pronunciamos reiteradamente en contra de la expulsión de miles de jóvenes y niñes de las escuelas durante este año y medio de pandemia, y las condiciones de precariedad que viven las y los docentes, como lo manifestaron el semestre pasado en el movimiento #UNAMNOPAGA.
Denunciamos que las autoridades y el gobierno son las principales responsables de la situación que atraviesa el sector educativo actualmente, la mayor prueba de esto es que a pesar de la retórica del gobierno de la 4T, el porcentaje destinado al sector educativo este año, es apenas del 5.33% del gasto público. El más bajo en las administraciones del nuevo milenio.
Es verdad que las y los estudiantes merecemos y necesitamos regresar a clases presenciales, pero esto no puede ser a costa de nuestra salud y la de nuestras familias. En primer lugar la universidad debe tomar en cuenta las necesidades y opiniones de la comunidad, que en múltiples encuestas realizadas por alumnos o profesores, ha manifestado que se inclina por la virtualidad o en el mejor de los casos la modalidad mixta.
Además, existen una serie de condiciones que la UNAM no garantizaba aún antes de la pandemia, y que ahora queda claro que ni siquiera está considerando, como es la presencia de un médico por facultad y escuela de manera permanente, enfermeras y material de primeros auxilios, papel y jabón en los baños, etc.
Pero más importante aún, no se puede regresar a clases sin que la totalidad de la
comunidad vacunada, incluyendo a las y los docentes adjuntos, muchos de ellos a los cuales la universidad se negó a reconocer como docentes el semestre pasado, negándoles el derecho a la vacuna; y por supuesto las y los estudiantes, por ello exigimos la liberación de las patentes ¡para que les estudiantes de todas las edades puedan ser vacunadas sin importar su edad!
Al mismo tiempo, nos sumamos al llamado que cientos de docentes y trabajadores de educación básica, media superior y superior levantan para impulsar un gran movimiento por un regreso a clases verdaderamente seguro. Solo de manera coordinada, con un plan de lucha unificado y organizándonos democráticamente desde la base, en cada uno de nuestros centros de trabajo y estudio, podremos hacer frente a la exposición que implican las clases presenciales sin condiciones para disminuir al máximo el riesgo de contagios, además de todos los ataques contra la educación pública y gratuita y las condiciones laborales.
Desde la Agrupación Juvenil Anticapitalista peleamos por la conformación de Comisiones de Higiene y Seguridad por escuela y facultad, donde se coordinen estudiantes, docentes y trabajadores, y sean ellos quienes decidan cuando y cómo podemos garantizar un regreso seguro a nuestra universidad, que responda a nuestras necesidades y no a los intereses de la reactivación económica.
¡Organicémonos para exigir canastas tecnológicas para continuar nuestros estudios!
¡Queremos testeos masivos para detectar contagios, insumos para prevenirlos y vacunas para todos!
¡Peleemos por un aumento al presupuesto educativo del 10% del PIB! Esto es posible si dejamos de pagar la fraudulenta deuda externa e imponemos impuestos a las grandes fortunas.
¡Defendamos juntes el derecho a la educación pública y gratuita para todes! |