Más de 150 hectáreas de terreno afectado hasta la fecha y un avance de 200 metros por hora, ya es toda una catástrofe para la isla. La velocidad del avance hacia el mar se ha reducido, producto de que la lengua de lava se está ensanchando en su avance. El terreno afectado crece un 50% en 12 horas según el Instituto Volcanológico de Canarias.
La lava deja inaccesibles 400 hectáreas dedicadas a la producción de plátanos, unos 20 millones de kilos anuales. A las cosechas que desaparecerán bajo la lava según las proyecciones de se avance se suma la que se perderá por la falta de riego y la imposibilidad de su recogida. Además de lo que supondrá este golpe a una de las actividades más importantes de la Isla, el turismo también se verá duramente afectado. Muchas de las viviendas del terreno agrícola engullido por la lava, son casas rurales dedicadas a esta actividad.
Esto supondrá la pérdida de empleos en las plataneras y la actividad vinculada a este sector, así como de los ligados al turismo. Dos de los pilares económicos de la isla.
Ésta, además ha sido dividida en dos por la erupción, lo que ha afectado fuertemente a la movilidad, obligando a rodear la lengua de fuego durante dos horas para acceder de un lado a otro de la isla. Algo que antes se hacía en apenas media hora.
Ya son cinco las fuentes de emisión activas mientras que otras dos ya se han detenido, sin embargo según los especialistas no se descartar que puedan abrirse nuevas bocas en los próximos días.
A los costes materiales y económicos hay que sumarle los peligros medioambientales que la actividad volcánica iniciada el pasado domingo acarrea, como son los incendios, la contaminación de las aguas subterráneas así como la emisión de gases tóxicos como el dióxido de azufre y nubes de cenizas volcánicas. El volumen que se calcula que se expulsa de dióxido de azufre y otros gases es de entre 6.000 y 9.000 toneladas diarias. |