El nuevo ministro de Seguridad nacional encabeza una serie de reuniones con sus pares de todo el país. Un Sergio Berni adaptado a los cambios sostuvo que con Aníbal van “a poder trabajar y planificar”, al tiempo que esquivó la polémica sobre el uso de las Taser.
Mientras Aníbal Fernández, el hombre elegido para ocupar la cartera de Seguridad nacional tras la crisis política abierta en el Frente de Todos por la derrota en las PASO, encabeza una serie de reuniones con sus pares de todo el país, fue el ministro bonaerense quien no escatimó en elogios al flamante ministro.
Este miércoles pasado el mediodía, tras reunirse con Fernández en la sede del Ministerio nacional, Berni dijo ante periodistas que “cuando dos personas se juntan con la voluntad de solucionar problemas y con el compromiso y la capacidad de gestión que tiene el ministro de Seguridad, no es más que salir satisfecho, feliz”.
El derechista funcionario provincial dijo que con Fernández son “dos personas que entendemos de lo que estamos hablando, hablamos el mismo idioma y tenemos un solo objetivo: mejorarle la calidad de vida a la gente”.
Berni sostuvo a la prensa que está “feliz”, lo cual es previsible si se tiene en cuenta su tensa relación con la desplazada Sabina Frederic. Agregó que esperaba poder llevar adelante una tarea “para que dos más dos sean cuatro y no una resta.”
Sobre el uso de las pistolas Taser, un adaptado Berni evitó la polémica. Mientras Aníbal Fernández había anticipado que “la Argentina no está preparada” para las pistolas Taser, ahora Berni dijo que “en la Argentina siempre estamos resolviendo lo obvio. Eso el mundo lo resolvió hace diez años y es una discusión saldada”, argumentando que las prioridades ahora están puestas en recuperar el empleo, entre otras cosas.
Sin sorpresas, Berni ya había saludado la incorporación del derechista Fernández al frente de Seguridad cuando dijo que "nadie puede discutir la capacidad de trabajo y de gestión de Aníbal Fernández". Se profundiza el giro a derecha en el gabinete presidencial, como intento de salida tras la crisis política que sobrevino a la derrota electoral.