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24 de septiembre de 2021 Twitter Faceboock

[Recomendación]
Sobre el fascismo y el Frente Único
Gabi Phyro

Retomamos y recomendamos la lectura de un fragmento de “La Lucha contra el fascismo en Alemania” de León Trotsky.

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En estos tiempos, frente al avance de fenómenos políticos de “ultraderecha”, tanto a nivel nacional como internacional, ha vuelto al “léxico político” la palabra fascismo.
A partir de eso, en este artículo retomamos y recomendamos la lectura de un fragmento de La Lucha contra el fascismo en Alemania, de León Trotsky [1], para volver sobre aquel concepto, clarificar su significado en términos marxistas, pero sobre todo rescatar cúal fue la política que se dieron los revolucionarios ante aquel fenómeno. ¿Qué fue el fascismo y qué fue la política del Frente Único?

Desde un punto de vista histórico los regímenes fascistas se pueden ubicar en Europa en el periodo de entreguerras. Sin embargo, este fenómeno se extendió a distintos lugares del mundo bajo distintas modalidades durante el siglo XX. En tanto regímenes políticos consolidados los casos paradigmáticos fueron el fascismo italiano y el nazismo en Alemania. En ambos casos, para explicar su orígen, cumplen un papel muy importante las Guerras Mundiales. La “pax” de Versalles que se sella tras la derrota de Alemania en la Primera Guerra “hiere” sus perspectivas expansionistas y su nacionalismo chauvinista, (la llaman “la paz humillante”), creando una enorme inestabilidad política y un creciente deterioro de las condiciones de vida de las masas. Las tensiones interimperialistas que quedan abiertas tras la guerra dejan planteado al gran capital alemán e italiano la tarea de recuperar el terreno perdido. El ascenso de la hegemonía estadounidense y la imposibilidad de entrar en el nuevo “reparto del mundo”, empujan a nuevas salidas de fuerza basadas en el militarismo. En este sentido, Trotsky señalaba que “la concentración compulsiva de todas las fuerzas y recursos del pueblo en interés del imperialismo”, es decir, la preparación para la guerra, era “la verdadera misión histórica de la dictadura fascista” ; y añadía que “esta tarea, a su vez, no tolera ninguna resistencia interna y conduce a una posterior concentración mecánica de poder”.

En este sentido, en toda Europa, producto del contagio que genera la revolución bolchevique de 1917, y las condiciones de la posguerra, se inicia un periodo de fuerte movilización obrera que abre paso a situaciones revolucionarias donde las y los trabajadores empiezan a ser protagonistas. El fascismo para consolidarse en el poder, por lo tanto, requiere la derrota de aquellos procesos: en particular las revoluciones alemanas de 1918 y 1923, y el “bienio rojo” italiano de 1919-1921. La crisis del 30 reaviva las condiciones de ataque a las masas y habilita el fortalecimiento del fascismo como “última solución” de la burguesía.

¿De qué modo podía el fascismo llevar adelante esa misión? Mediante la instauración de un régimen que destruya las organizaciones obreras, apoyándose en la movilización de las capas sociales situadas inmediatamente encima del proletariado y que temen ser arrojadas a sus filas (por ejemplo sectores de la pequeña burguesía pauperizada por la crisis), las cuales junto con sectores desclasados son militarizadas y organizadas en un movimiento de masas. Para Trotsky la lógica del fascismo consistía en que “hay que reducir al proletariado a un estado de apatía completa y crear una red de instituciones que penetren profundamente en las masas, para obstaculizar toda cristalización independiente del proletariado. Es precisamente aquí donde reside la esencia del régimen fascista”.

Esta explicación, centrada en la dinámica de las clases, sus fracciones y sus luchas, por lo tanto, permite despejar aquellas interpretaciones centradas en las personalidades de los dictadores, en su “psicología” o en ciertas excepcionalidades históricas. Por el contrario, ubica al fascismo como una apuesta extrema, de la burguesía ante la amenaza a su dominio. Esta idea de apuesta “extrema”, significaba para Trotsky que no se trataba de los mecanismos usuales que la burguesía prefiere para su dominio, porque le son enormemente más costosos en términos sociales que el parlamentarismo, en tanto implican la movilización y la lucha abierta contra el proletariado. En sus palabras: “El régimen fascista ve llegar su turno porque los medios ‘normales’, militares y policiales de la dictadura burguesa, con su cobertura parlamentaria, no son suficientes para mantener a la sociedad en equilibrio. La burguesía exige del fascismo un trabajo completo: una vez que aceptó los métodos de la guerra civil, quiere lograr la calma para varios años”

Ahora bien, las condiciones de posibilidad para el desarrollo del fascismo, y sobre todo de su asentamiento, están sobredeterminadas por condiciones tanto “objetivas”, vinculadas a las crisis económicas y políticas en el dominio de la burguesía, como por el resultado de la lucha de clases. Es decir, no se trata de fenómenos “inevitables”. Por lo tanto, cumplen un rol fundamental en su explicación, la influencia ejercida por las fuerzas subjetivas que intervienen en ella: las clases sociales y sus direcciones políticas.

¿Cuáles eran las direcciones políticas del proletariado en aquel entonces? Las direcciones del movimiento obrero se centraban en los grandes aparatos socialdemócratas, que habían luchado hasta el agotamiento contra todas las tendencias revolucionarias y por conservar el orden burgués, y los partidos comunistas dirigidos por el estalinismo.

Este, como consecuencia del proceso de burocratización en la URSS, tuvo dos políticas: una sectaria y una oportunista, las cuales de conjunto significaron un abierta traición al proletariado, desarmandolo ante el avance del fascismo. En un primer momento los partidos comunistas no reconocían las especificidades del fascismo y tendían a equiparar con las características generales de la reacción burguesa, con los regímenes democráticos e incluso con las conducciones socialdemócratas. La concepción del “socialfascismo” implicó llevar esto al extremo, borrando las diferencias entre el fascismo y el Partido Socialdemócrata (SPD por sus siglas en alemán) e incluso sosteniendo que el ascenso de Hitler sería el preludio de la revolución socialista.

Esta es la política que discute Trotsky en el texto que recomendamos aquí abajo, que es del año 1931, cuando el fascismo aún no había triunfado en Alemania, pero su avance se volvía inminente. En este texto el revolucionario ruso remarca las enormes consecuencias que tenía aquella orientación, en tanto impedía llevar adelante la política de Frente Único Proletario, es decir, una política defensiva, para preservar las posiciones del proletariado y poder preparar la ofensiva. Aquella fue sintetizada por Trotsky en otros textos bajo el lema de “golpear juntos y marchar separados”: golpear de forma unificada, realizando un acuerdo básico con las direcciones reformistas de las organizaciones obreras contra el avance del fascismo, garantizando su supervivencia, sin que esto implicase callar ante la política conciliadora de la socialdemocracia, y sosteniendo a cada momento una agitación de las ideas revolucionarias.

Recién una vez consolidado el triunfo de Hitler, el estalinismo, dando un giro de 180 grados en su política y sin hacer un balance de su política traidora, planteó la orientación de Frentes Populares, es decir, de alianzas entre las organizaciones obreras y la burguesía considerando que la lucha contra el fascismo se debía hacen en nombre de la “democracia” en alianza con el imperialismo inglés, francés y yanqui. Esta política se cristaliza sobre todo en España y en Francia, dando como resultado, nuevamente, el avance del fascismo.

La derrota del proletariado español en la Guerra Civil, a su vez, abriría la posibilidad para el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Por eso, Trotsky sostendrá que el dilema que estaba planteado en aquel entonces determinaba las características de todo el periodo :“El fascismo no puede ser reformado ni apartado del servicio. Sólo puede ser derrocado. La órbita política del régimen descansa en la alternativa: guerra o revolución.”

Dejamos entonces aquí el artículo titulado "Por un frente único obrero contra el fascismo(Carta a un obrero comunista alemán, miembro del partido comunista alemán)", que es parte del libro La lucha contra el fascismo en Alemania, publicado por Ediciones IPS, como parte de la colección de Obras Escogidas de León Trotsky.

Por un frente único obrero contra el fascismo (Carta a un obrero comunista alemán) by Ediciones IPS on Scribd

 
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