La Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Desarrollo sustentable (SEMAD) informó que esos focos de incendio están ubicados dentro de 17 unidades de conservación gerenciadas por el estado.
Según los datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), entre enero y agosto de este año el estado de Minas Gerais batió el récord de incendios forestales, con 4514 focos. La cantidad es más que el doble de lo registrado en el mismo período de 2020, cuando alcanzó los 2198 focos.
Pobladores de São Bartolomeu, en el distrito de Ouro Preto, sospechan que los incendios pueden haber sido provocados por acción del agronegocio de la región.
Dos hechos fortalecen esta hipótesis. Por un lado, el propio estado de Minas Gerais decidió realizar lo que llama “fiscalización ostensiva” en las unidades de conservación más vulnerables, que habrían empezado el 13 de septiembre, según relató Agencia Minas.
Por otro lado, el propio Ministerio de Economía, a cargo del ultraneoliberal Paulo Guedes, pidió al Instituto Brasilero de Medio Ambiente (IBAMA) que afloje las leyes ambientales en favor de los intereses de los sectores privados.
Este martes, el presidente Jair Bolsonaro habló ante la ONU y simplemente mintió. Dijo que “ningún país del mundo tiene una legislación ambiental tan completa como Brasil”, cuando el área deforestada en la Amazonia solo en agosto fue la mayor para ese mes en diez años. Además, cerca del 67 % del pantanal ha sido alcanzado por el fuego entre los años 1985 y 2020.
Los dichos e iniciativas de Bolsonaro y sus agentes, incluyendo a sus ministros, solo pueden envalentonar al agronegocio a devastar los bosques y el medio ambiente para saciar su sed de ganancias.
La deforestación impulsada por los capitalistas, junto a la emisión de gases de efecto invernadero, son importantes componentes de la crisis climática en la que se encuentra el planeta.
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