En su lista de parabienes, destacó a Francia por su aporte de piezas arqueológicas para esta celebración, el país que realizó dos intervenciones en México, la última entre 1862 y 1867, desde donde llegó el emperador Maximiliano con la intención de forjar un nuevo imperio. Así fue como dio las gracias a los ladrones por prestar lo robado para una exposición.
Reivindicó también al papa Francisco ─defensor de militares que asesinaron a más de 30 mil trabajadores y estudiantes durante la dictadura argentina y quien fue cómplice del robo de bebés de los detenidos desaparecidos─ y celebró la buena relación con la Iglesia católica, enemiga de los derechos de las mujeres y una de las responsables del genocidio de pueblos originarios en América.
Por supuesto, su buena voluntad respecto a Estados Unidos quedó patente de nueva cuenta al festejar el mensaje enviado por Joe Biden, quien había declinado la invitación a participar del acto oficial:
“Desde los primeros días de nuestras naciones, los pueblos de México y los Estados Unidos han compartido un fuerte lazo, unidos por nuestros valores compartidos, y nuestras aspiraciones compartidas. Y a lo largo de nuestra historia hemos aprendido que somos más fuertes cuando nos unimos como vecinos, socios y amigos. Mi gobierno está comprometido a seguir construyendo sobre esta base para fortalecer y expandir la relación entre nuestros pueblos en formas que nos beneficien a todos”
esas fueron las cínicas palabras del mandatario del imperialismo estadounidense.
Desde el robo de la mitad del territorio como resultado de la invasión estadounidense en el siglo XIX hasta las leoninas condiciones del T-MEC, se ha profundizado la subordinación de los gobiernos mexicanos al amo imperialista. Por eso el gobierno de AMLO oficia como pagador seria lde la fraudulente deuda externa y opera como la Border Patrol, con los agentes migratorios y los efectivos de la Guardia Nacional que persiguen y hostigan a los migrantes para evitar que lleguen a territorio estadounidense, como lo hizo antes el gobierno de Peña Nieto.
Fue Luis Crescencio Sandoval, titular de la secretaría de la Defensa Nacional, quien ofició de maestro de ceremonias. Todo un gesto que manifiesta el estrecho relación de AMLO con las fuerzas armadas, a las que intenta redimir ante la población al otorgarle cada vez más funciones del orden civil, como la seguridad pública y la administración de los puertos.
“Perdón y respeto” es lo que da AMLO a los responsables de masacres y operativos represivos como la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa y la masacre de Tlatelolco, por mencionar sólo dos de los casos más emblemáticos, como son los uniformados, además de a la Iglesia, responsable del genocidio de los pueblos originarios.
A 200 años de la "consumación" de la independencia, es claro que se rompieron cadenas en 1821 con la corona española, pero México aún sigue bajo los designios de una potencia extranjera, el imperialismo estadounidense y sus corporaciones trasnacionales. |