Después de una misiva del “progresista” Papa Francisco en la que felicitaba a los mexicano por las efemérides de su independencia y en las que tímidamente invitaba a reflexionar sobre posibles errores del pasado, sin cuestionar y reconocer el papel de la Iglesia en el genocidio cometido en el nuevo continente, el ex presidente Aznar y la actual presidenta madrileña, Díaz Ayuso, aprovechaban para desplegando su retórica reaccionaria.
De esta manera los dos dirigentes populares han hecho hincapié en lo agradecido que tendría que estar el pueblo mexicano con el Estado español por llevar el idioma español y por la labor evangelizadora llevada a cabo junto a la Iglesia Católica. Así Aznar declaraba en la Convención Nacional del PP que "por defender la nación española y la importancia histórica de la nación española, las creaciones históricas de la nación española, con sus claros y sus oscuros, con sus aciertos y sus errores, estoy dispuesto a sentirme orgulloso (de la conquista de América), pero no voy a pedir perdón”.
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En el mismo sentido provocador decía Ayuso en referencia a la carta de Francisco I "a mí me sorprende que un católico que habla español hable así a su vez de un legado como el nuestro, que fue llevar precisamente el español, y a través de las misiones, el catolicismo y, por tanto, la civilización y la libertad al continente americano".
Los dirigentes de Vox tampoco han querido quedarse al margen y también han condenado las declaraciones del Papa y en sus medios más afines han emprendido una dura campaña de recuperación nostálgica del antiguo Imperio español.
Esta posición de la derecha española no es algo nuevo, pero si probablemente la virulencia de las declaraciones y la actitud abiertamente provocadora, que suponen una escalada discursiva y la expresión de la ofensiva que estos están emprendiendo actualmente junto a la derecha más lacaya en el continente.
En los últimos meses hemos visto la alianza explicita entre la extrema derecha española de la mano de Vox principalmente, pero también el PP, y Bolsonaro en Brasil, el PAN (Partido Acción Nacional) en México o Milei en Argentina.
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Con un discurso reaccionario y promoviendo el racismo, estos líderes de la derecha española y sus aliados latinoamericanos tratan de justificar lo injustificable: la colonización a sangre y fuego que se hizo por parte del imperio español para saquear las riquezas del continente y que se llevo por delante las vidas de millones de indígenas y de culturas y civilizaciones enteras de los pueblos originarios. Para ello utilizan los mismos argumentos casposos que hace 500 años: todo esto se hizo para civilizar a la población y para evangelizarles y que descubrieran al autentico Dios.
Sin embargo el propósito de esta derecha y sus posiciones anacrónicas y delirantes no es solamente el de justificar en clave nostálgica la conquista de un continente y el papel de la Corona española y la Iglesia. Sino que su objetivo principal es defender el actual imperialismo con el que las multinacionales españolas siguen saqueando a sus ex colonias.
Por eso, a pesar del rechazo del Gobierno mexicano de López Obrador, o del discurso menos encendido de Pedro Sánchez y sus socios de gobierno, lo que todos tienen en común es que no cuestionan el actual régimen semi colonial con el que se sigue condenando a las clases populares latinoamericano al subdesarrollo y la pobreza.
A pocos días del 12 de Octubre es fundamental que la clase trabajadora y los sectores populares condenemos el imperialismo y dominación con el que las clases dominantes del Estado español siguen saqueando los territorios de nuestras hermanas y hermanos latinoamericanos y que son los mismos que aquí nos condenan también a un futuro de precariedad y miseria. |