Nací en La Plata, pero me crié en General Pinto, una pequeña localidad bonaerense. A los 18 años regresé para estudiar abogacía en la Universidad de La Plata, convencida de que era necesario poner mi profesión al servicio de la defensa de los derechos de los oprimidos y explotados y pelear por transformar esta sociedad injusta. Ideas que nos transmitieron mis papas desde chicas, a mí y mis hermanas.
Fue en esta búsqueda que conocí al partido en el que hoy milito, el PTS, y al CeProDH, mientras cursaba el primer año en la facultad. Comencé a participar en los juicios contra los genocidas y a interiorizarme sobre lo que había ocurrido en los ’70 junto con otros compañeros estudiantes de Derecho entre los que estaba quien hoy es mi compañero de vida. Además, en ese momento conocí Myriam Bregman, abogada querellante en los juicios contra Etchecolatz y Von Wernich, donde se planteó por primera vez la figura de genocidio por los crímenes cometidos durante la última dictadura cívico-militar, logrando un fallo histórico tanto a nivel nacional como internacional.
Tu militancia hasta hoy transcurrió en la ciudad de Julio López, ¿Qué significa eso para vos?
La segunda desaparición de Jorge Julio López fue un hecho que me marcó muchísimo. Ese 18 de septiembre estábamos esperando para dar comienzo a los alegatos contra Miguel Etchecolatz. Julio fue un testigo clave y quería estar en ese gran momento, pero nunca llegó. A partir de entonces comenzó una gran campaña por su aparición con vida, denunciado la responsabilidad del Gobierno y del Estado. Ahí comprendí que el aparato represivo sigue intacto y la enorme pelea que teníamos por delante. Hoy la gran mayoría de los genocidas siguen impunes y miles continúan en funciones en la Policía Bonaerense, la misma que en los barrios más pobres se cobra la vida de un pibe cada 27 horas, que maneja las redes de trata y el gran delito. Es más, hasta hace muy poco tiempo el Gobierno que se dice de los derechos humanos mantuvo al frente del Ejército al genocida Milani, y aún no fue citado a indagatoria; López sigue desaparecido y la causa está prácticamente paralizada. Por todas estas cosas es fundamental continuar luchando contra la impunidad de ayer y de hoy.
¿En este último tiempo qué peleas vienen dando desde el CeProDH?
A principio de año estuvimos al frente denunciando a los jueces Piombo y Sal Llargues por los fallos homofóbicos, misóginos y de clase dictados, exigiendo su destitución como jueces y docentes con varios organismos de derechos humanos junto a los estudiantes de la facultad de Derecho. Fue una gran pelea en la que logramos que se vayan y dimos un importante paso para exigir que no queremos ningún juez ni docente que haya sido cómplice de la dictadura genocida.
Por otro lado, este 13 de julio se dio inicio al Juicio de lesa humanidad conocido como Fuerzas de Tareas 5, en la que se juzgará a jerarcas de la Armada responsables de los crímenes cometidos contra decenas de obreros y obreras de la zona de Ensenada, Berisso y La Plata, en el cual soy abogada de la querella unificada de Justicia Ya La Plata, espacio del que participamos desde hace años como CeProDH.
¿Qué te llevó a ser candidata en estas elecciones?
Porque estoy convencida, como te decía antes, que la lucha contra la impunidad, contra la represión, contra la criminalización de la juventud y la pobreza hoy agravada con la presencia de la policía municipal por miles en La Plata, tiene que reflejarse en el Concejo de la ciudad. Desde el 2013 hasta ahora mis compañeros y compañeras desde las bancas que obtuvimos han dado enormes ejemplos de cómo poner estas al servicio de grandes luchas. Por nombrar algunos, desde la Banca de Christian Castillo, precandidato a Gobernador por Buenos Aires, se llevó a la Legislatura el proyecto de expropiación del Quincho de Ford, donde funcionó un centro clandestino de detención, y se logró la media sanción en la Cámara de Diputados; conseguimos la media sanción de la expropiación de la Grafica Donnelly recuperada por sus trabajadores. Cuando surgió el proceso contra los jueces y profesores Sal Llargues y Horacio Piombo impulsamos el pedido de Juicio Político llevando a la Legislatura la voz de quienes en la facultad de Derecho y desde distintos organismos de derechos humanos peleábamos para que personajes como estos, que vienen desde los años de la dictadura ejerciendo funciones se vayan del Poder Judicial y dejen de educar en las facultades. En la ciudad de Julio López la lucha contra la impunidad de ayer y de hoy cobraría mucha más fuerza si la podemos llevar y hacer presente en el Consejo.
Y no van a ser los candidatos locales de Massa, Macri o Scioli, los candidatos del ajuste, los hijos políticos del menemismo, los que hagan escuchar la voz y apoyen las luchas de la juventud, de los trabajadores, de las mujeres. Frente a ellos, el Frente de Izquierda tiene que fortalecerse justamente con la fuerza de todos esos sectores.