Toyota es conocida por los ritmos de producción y los turnos rotativos que rompen los cuerpos y afectan la salud de los trabajadores. Además la mayoría de sus operarios son afectados por el impuesto a las ganancias. De esta manera los operarios se negaban a trabajar los sábados en horas extras para poder descansar o para no pagar más de ganancias. Ahora los sábados son obligatorios y se sigue pagando un impuesto que es regresivo, ya que el salario no es ganancia, pero lo pagan 1 millón de trabajadores, ya es de saber popular, que el SMATA y las empresas tiran para el mismo lado, para el de las ganancias millonarias de ellos.
Los portales de noticias que publicaron la primicia responsabilizan a los trabajadores de votar en contra de ellos mismos. Pero esto es más complejo ya que, en las fábricas la democracia no existe y rige lo que se llama una “dictadura patronal” donde las maneras de actuar, de opinar y de pensar están condicionadas por las sanciones y la continuidad laboral. El SMATA es el eje central de este régimen de persecución garantizando que los trabajadores no se organicen desde abajo por ejemplo cuestionando el régimen de producción donde la salud de los operarios se deteriora a ritmos vertiginosos. Todo trabajador automotriz, de autopartes y enrolado en el sindicato SMATA, sabe que la democracia no existe, que si hablas te marcan, que si opinas diferente, te persiguen y buscan la manera de despedirte o te despiden directamente, como vimos en VW, Lear, Gestamp, Jhonson Control, o la misma Toyota, con métodos de patota, amenazas, y golpes.
Las asambleas se realizarían el 18 de octubre pero el SMATA las tuvo que adelantar al día de ayer para que no se desarrolle el debate y la discusión sobre la reforma regresiva. Incluso en los delegados oficialistas había muchas dudas y negativas sobre lo supuestamente "beneficioso" de la propuesta que expresa la desconfianza que hay entre los trabajadores de un acuerdo que beneficia a la empresa. La directiva de Pignanelli se encargó de militar una campaña veloz e intimidando y amenazándo a los que no tenían acuerdo. Finalmente la directiva del SMATA, el hijo de Pignanelli por ejemplo, se tuvo que hacer presente en la hora de la votación que pese a ellos no fue unánime y tampoco hubo festejos ni alegría sino más bien incertidumbre y dudas. En base al pase a planta de unos mil operarios pero sujeto a evaluación de la empresa y un plus por el día sábado lograron hacer votar a favor la reforma del convenio que la empresa y el sindicato planificaron. Un pase a planta que se podría haber logrado con la fuerza de los miles que trabajan en Toyota sin perder el franco de sábado, que los mismos trabajadores no estaban yendo varios sábados por lo que tenían que levantar el día ese de producción, por eso hicieron este arreglo entre sindicato y empresa.
De esta manera y con el protagonismo del sindicato, Toyota pasa a ser la pionera de un plan de reforma laboral. Mientras los Milei, Espert, los Larreta y Santilli, dicen que hay que hacerlo, y el peronismo en sus variantes (Kicillof, Alberto Fernández, Cristina) dicen que no están de acuerdo, las reformas son impulsadas en los hechos con sindicatos alineados al gobierno como es el SMATA. Es más, el día de ayer el gobierno le otorgó exención de impuestos a la exportación de las automotrices. Todo un combo a favor de los empresarios. El SMATA por abajo aumentando la producción en la fábrica y el gobierno sacando impuestos como había pedido el gerente Herrero.
Este acuerdo sienta un peligroso precedente para todo el movimiento obrero y el automotriz en particular, y hay que rechazarlo. Una vez más estas conducciones sindicales que intimidan y amenazan trabajan para los intereses de las empresas.
La única manera de revertir estos planes orquestados entre el sindicato y la empresa es con la fuerza de los trabajadores, oponiéndose a los planes de superexplotación que arreglan entre sindicato y empresas.
Como sabe cualquier trabajador, las empresas son insaciables y hoy quieren llevar adelante esta medida para mañana seguir avanzando más sobre el tiempo de descanso y los cuerpos de cada obrero y obrera. Por esto, el desarrollo de la tecnología de la capacidad instalada de las empresas debería estar puesto al servicio del mayor descanso de los trabajadores y de menores ritmos de producción, es decir, reduciendo la jornada laboral sin rebaja salarial, con el pase a planta permanente de los contratados, y a su vez repartir las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, y terminar con la desocupación, trabajando 6 horas, 5 días a la semana, como viene planteando el Frente de Izquierda.
Desde las agrupaciones clasistas y la izquierda rechazamos cualquier reforma laboral por ley o por sectores. La CGT no puede seguir con su demagogia electoral mientras sus sindicatos aceptan la flexibilización. Llamamos a todas las organizaciones obreras y referentes del mundo sindical que rechacen los ataques a los derechos laborales y a exigirle a las cúpulas sindicales que rompan con esta política. |