A pesar de las artimañas de la empresa y de la represión policial a los obreros, la plantilla no afloja el pulso. En el acuerdo entre Tubacex y el comité de empresa la empresa ha tenido que renunciar a los despidos forzosos y reconocer que las causas de los EREs “no estaban justificadas”.
Tras 236 días de huelga, sin ingresos, días de resistencia a los ataques de la Ertzaintza, los trabajadores han conseguido imponer "garantía de empleo e inversiones hasta el 2024”, además de mejoras en las indemnizaciones a los trabajadores que opten en adelante por bajas voluntarias, mejoras en las condiciones de las excedencias, y también se mantienen las retribuciones fijadas para este año. La empresa, sin embargo, hace algunos “ajustes en el tiempo” de trabajo, aumentando la jornada laboral en 40 horas de trabajo anuales y reduciendo las aportaciones a la EPSV (un complemento a la pensión de jubilación) se rebajarán del 4% al 1%.
La lucha de los trabajadores contra la empresa se demuestra, una vez más, como el único camino para echar por tierra los ataques de los capitalistas que viven a costa de nuestro trabajo. Para ello hay que luchar también contra la pasivización que imponen las direcciones de los sindicatos. Ante los ataques de la patronal solo la lucha y la autoorganización de los y las trabajadoras en defensa de los puestos de trabajo permitirá mantener abierta cualquier empresa cuyos propietarios y gestores pretendan cerrar.
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