Desempleo, trabajo informal, subempleo, precarización laboral y sobre carga en labores domésticas y de cuido, son otros de los aspectos que hay que abordar cuando hablamos de derechos de las mujeres. Algunas perspectivas a propósito de las próximas elecciones nacionales y por qué luchar.
Cuando hablamos de los derechos de las mujeres, hacemos referencia nuestro derecho a decidir y al grito de Ni una menos, exigiendo justicia verdadera por todas las víctimas de femicidios, que la institución judicial silencia. Esta instalación se debe a la lucha del movimiento de mujeres internacional, que sale a las calles a alzar la voz, denunciando y exigiendo nuestros derechos en cuanto mujeres.
Pero también, cuando hablamos de los derechos de las mujeres, hay que referirnos a aquellos que conducen a exigir una vida digna, y denunciar todas las políticas que el capitalismo lleva adelante para empobrecer y precarizar nuestras condiciones de vida. Esta demanda la compartimos con nuestros compañeros de clase, aunque nosotras, las mujeres, llevamos la peor parte.
No sólo los partidos religiosos y figuras como Fabricio Alvarado, Shirley Díaz o Melvin Núñez están en contra del aborto legal, libre seguro y gratuito. Recientemente, figuras que se encuentran dentro de fórmula presidencial que acompañará a Figueres en elecciones nacionales, dentro de la que se encuentran Laura Arguedas y Álvaro Ramírez, manifestaron estar en contra del aborto libre. Arguedas afirmó que, en cuanto al aborto, “se trata de una discusión cerrada”, pese a que miles de mujeres no cuentan con la posibilidad de practicarse un aborto seguro, poniendo en riesgo su salud y su vida. Además, declararon que no impulsarán ningún proyecto que promueva el aborto libre.
En este sentido, los partidos burgueses como el PLN y el PAC además de los “libertarios” como dl PNG, no están exentos de posicionarse contra nuestro derecho a decidir, como es el caso del PLN, a propósito de las declaraciones mencionadas anteriormente. También se puede mencionar la responsabilidad del gobierno del PAC, utilizando la norma técnica como moneda de cambio ante el movimiento de mujeres, para impulsar su agenda con el FMI.
Por lo tanto, es un error enfocar la pelea del movimiento de mujeres con miras a elecciones nacionales, únicamente contra los partidos religiosos, dejando por fuera a los partidos del gobierno y aquellos que representan intereses lejanos a los de las amplias mayorías, clase trabajadora, sectores empobrecidos, juventud y mujeres.
Los partidos políticos del gobierno y de la burguesía, han llevado adelante acuerdos con el FMI, ajustes y reformas que empobrecen las condiciones de vida de la clase trabajadora, donde nosotras, las mujeres, no somos minoría. La violencia hacia las mujeres no solo se ejerce en los casos de femicidios, aunque bien es cierto que esta es la máxima expresión de violencia.
Violento es, también, cuando los partidos votan leyes, ajustes y reformas que precarizan el trabajo de nuestras familias, de las mujeres y de nuestros compañeros, que los trabajos que nos ofrecen sean sobrecargados y con bajos salarios que no cubren las diversas necesidades que tenemos, o que, en medio de la virtualidad de la educación, las labores domésticas y de cuido aumenten para las mujeres. Y, en eso, los partidos del gobierno y la burguesía, tienen mucha responsabilidad.
