Como explicamos acá, por la vía de los hechos lo que permitió este programa fue dar subsidios a las empresas para disponer de trabajadores a quienes no debían reconoce como tal ni darles remuneración por su trabajo, a los y las jóvenes que aplicaron para este programa se les dan “becas” de 4 mil 310 pesos mensuales. Es decir, con la excusa de que son “aprendices” laboran jornadas completas por salarios completamente miserables.
A todo esto se suma la irregularidad en los pagos de dichas “becas”
Hace unas semanas, el portal de Animal Político publicó un reportaje en el que con cifras se demuestra a) que a pesar de la retórica que rodea a JCF, la mayoría de los becarios no son de las comunidades más pobres ni donde más violencia hay en el país, b) que menos de la mitad de los becarios terminó el programa y únicamente el 0.8% fueron contratados al finalizarlo.
Respecto al primer aspecto, 23 municipios concentran cada uno más de 6 mil becarios, de entre estos siete están en Tabasco, siendo que en dicho estado el inegi registra tan solo 2 mil 284 jóvenes sin acceso al trabajo ni a la educación. Mientras tanto en Cochoapa el Grande, Guerrero la tasa de desempleo es del 40% y únicamente hay 22 becarios.
Con el slogan “becarios, no sicarios”, JCF pretendía generar opciones laborales para los jóvenes que por falta de recursos o por no tener otras alternativas terminan trabajando para el crimen organizado, sin embargo, en el mismo reportaje elaborado con las propias cifras del gobierno, que en 9 de los 20 municipios con más homicidios dolosos no hay ni un solo becario.
A todo esto se suma que más de 322 mil de los becarios fueron ocupados para suplir el trabajo de funcionarios del gobierno en aquellas dependencias que por la política de austeridad despidieron a miles de trabajadores estatales, lo que le permitió al gobierno ahorrar una importante suma en contratación de personal. Estas cifras vienen a corroborar lo que desde las y los trabajadores estatales de la campaña Queremos Trabajo Digno vienen denunciando desde el inicio del programa de JCF.
Esto se hizo además contra las propias normas del programa, pues estas limitan a una dependencia a tener únicamente 25 becarios, lo cual fue altamente excedido por los mismos que pusieron las reglas, teniendo 3.5 más becarios que trabajadores contratados de manera directa.
Ahora vamos con el segundo aspecto, la permanencia en el programa y las posibilidades de conseguir trabajo una vez terminado. Como ya mencionamos, únicamente el 0.8% de los becarios ha obtenido trabajo en el lugar donde fueron “capacitados”, esto es 9,232 de un total de un millón 120 mil.
¿Qué resuelve Jóvenes Construyendo el Futuro?
La realidad de desempleo y precariedad es una realidad para la juventud en México, la falta de posibilidades para que la gran mayoría pueda acceder a la educación media superior y superior, orilla a muchos y muchas desde su adolescencia e incluso desde antes a buscar trabajo. Pero estos trabajos son en la informalidad o con contratos basura, pues los patronales se aprovechan de la propia condición de ser niños, adolescente o jóvenes y no tener preparación.
Más allá de todo el discurso progresista con el cual López Obrador y su gobierno impulsaron JC, la realidad es que mantiene las condiciones precarias de la juventud pues por un lado los sueldos, a los que les llaman becas, son de miseria y por otro lado la cobertura es mínima en comparación con la cantidad de jóvenes desempleados y por ende impotente para resolver el problema del crimen organizado.
Una verdadera solución sería declarar un aumento al salario mínimo que permita costear mensualmente por lo menos una canasta básica y que sea flexible según la inflación. Esta medida tendría que estar acompañada de dividir el trabajo entre aquelles que laboran jornadas extenuantes y entre quienes no cuentan con empleo implementando jornadas laborales de 5 días a la semana y 6 horas al día, para que no haya desempleo y el empleo sea con condiciones dignas.
Pero además, la juventud debería poder decidir si quiere continuar con sus estudios, abandonarlos para trabajar y aportar económicamente en casa, no debería ser la única alternativa de millones. Las becas del Bienestar son irrisorias, 1,600 pesos bimestrales, esto de ninguna manera impide que adolescentes, niñes y jóvenes abandonen la escuela por necesidad.
Además de implementar becas que de igual forma cubran de menos una canasta básica, es urgente que el gobierno y las universidades e instituciones educativas, garanticen transporte, comida, guarderías, dormitorios y cualquier otro servicio que de hecho garantice que la juventud pueda estudiar sin importar sus condiciones socioeconómicas, todo esto de manera gratuita y con la construcción de mayor infraestructura que cubra el 100% de la demanda, por lo que es urgente un aumento al presupuesto educativo.
La unidad entre la juventud estudiantil y precaria es urgente, levantemos de manera conjunta nuestras demandas pues nuestra generación se merece no solo un futuro, sino un presente que merezca ser vivido y la única manera de hacerlo es peleando por él. Por eso desde la Agrupación Juvenil Anticapitalista impulsamos la campaña por ¡Que nadie quede fuera! |