El ministro Guzmán, que nunca fue puesto en cuestión por la vicepresidenta, presentó el presupuesto 2022 para ser tratado en el Congreso de la Nación. Pese a haber dicho que escucharon el mensaje de las urnas en las últimas elecciones, el presupuesto contiene un recorte en varias partidas sociales (gasto primario). Entre ellas se encuentra el presupuesto destinado a las universidades. El ajuste continúa de la mano del FMI, que además exige contra-reformas estructurales como la reforma laboral que ya se está aplicando como en la fábrica de autos Toyota. La juventud cada vez más lejos del “futuro que queremos” que vende el Frente de Todos.
El Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que reúne a todos los rectores y rectoras de las 57 universidades Nacionales, es el encargado de elaborar el presupuesto anual para las Universidades. El último plenario aprobó un presupuesto de $407.917 millones para el próximo año, que fue presentado al entonces Secretario de Políticas Universitarias (SPU), Jaime Perczyk, ahora devenido en Ministro de Educación de la Nación. Para sorpresa de la comunidad educativa, el presupuesto elaborado por el CIN sufrió un recorte por parte del gobierno nacional ya que el presupuesto 2022 destina $335.770 millones a las universidades, es decir $75.000 millones menos a lo elaborado por dicho consejo.
A pesar que el recorte lo llevó adelante el gobierno nacional, los rectores también tienen responsabilidad en este ajuste que se viene llevando a la educación ya que son quienes durante años han votado a favor de estos presupuestos a la baja, administrando los mismos, e incluso en algunas ocasiones formando parte de los gobiernos que han atacado a la educación. Además del ejemplo de Jaime Perczyk, lo demuestra el caso de Gabriela Diker (rectora de la UNGS), que apenas comenzó la gestión del Frente de Todos asumió el cargo de Secretaria de Evaluación Educativa en el Ministerio de Educación de la Nación. Con este nombramiento, la gestión de la UNGS se integró al Frente de Todos, por quien hizo campaña con visitas de Kicillof al campus universitario durante el 2019. Lo que quedó claro es que las promesas de campaña fueron eso, sólo promesas.
La situación presupuestaria se agrava doblemente si hacemos una retrospectiva de los últimos años. Durante todo su Gobierno, Juntos por el Cambio, ajustó a la educación superior, tanto con presupuestos a la baja de la inflación, retraso de partidas y subejecución del presupuesto, como caída del salario docente y tarifazos a los servicios públicos. En 2018 el ajuste fue directo con un recorte de $3.000 millones, mientras que la caída del salario docente continúo, lo que llevó a enfrentar el ajuste en las calles con movilizaciones masivas, asambleas en las casas de estudios que votaron la toma de universidades y paros docentes.
Bajo el Gobierno de Alberto Fernández y el Frente de Todos no hubo presupuesto 2020, se mantuvo el del 2019, lo que implicó un recorte por la alta inflación acumulada, que también afectó el salario docente, sobrecargados de trabajo por la virtualidad. El presupuesto 2021, que votaron en complicidad Juntos por el Cambio y el Frente de Todos, significó un recorte del presupuesto universitario del 13%.
Esta situación es crítica para las universidades y los jóvenes. El presupuesto se utiliza en gran medida únicamente para pagar los salarios docentes y los gastos de funcionamiento (90% del presupuesto) lo que hace imposible el desarrollo de infraestructura, el desarrollo de investigaciones, nuevas becas, ampliación de la oferta académica, etc. Durante este año el gobierno de Fernández también recortó y dejó a fuera a miles de jóvenes que solicitaron la Beca Progresar, y para quienes accedieron el monto es una miseria. Mientras la deserción durante el 2020 escaló a niveles extraordinarios: 40% de los jóvenes que se anotaron a las universidades del conurbano tuvieron que dejar sus estudios.
El Frente de Todos dijo iban a volver mejores pero desde que asumió no dejó de darle concesiones a los grandes empresarios. La propia Cristina Fernández reconoció, luego de la derrota electoral, que su gobierno aplicó el ajuste. Esa orientación social del gobierno, lejos de haberse alterado luego de las PASO, se confirmó. A los días presentó un presupuesto que contiene ajuste a la educación y destinó $1.900 millones de dólares para pagar deuda a los especuladores financieros. Desde que asumió el gobierno en el 2019 hasta acá, destinó $4.216 millones de dólares al pago de deuda, lo que equivale a 1,6 veces el presupuesto destinado a educación.
Tal como lo viene planteando el Frente de Izquierda - Unidad, para renegociar la deuda el FMI pide condiciones claras: más ajuste en salud, educación y en el bolsillo de los trabajadores. La educación superior viene siendo atacada durante los últimos años de forma permanente. El pago de la deuda fraudulenta, que fue catalogada como “deuda odiosa”, y el que el propio Gobierno reconoce haber ido a financiar la fuga de capitales (Argentina es el tercer país del mundo en el ranking de fuga de capitales con los escándalos de los Pandora Papers) no está puesto en cuestión.
De la mano del FMI es imposible dar respuesta al problema de la educación. Es por eso que desde el FIT-U, con Nicolás del Caño y Myriam Bregman, planteamos claramente el no pago de la deuda, que esos recursos vayan a financiar la salud, la educación, un plan de viviendas y obras públicas, así como becas integrales e irrestrictas para los jóvenes que quieren estudiar, comedores comunitarios, un plan de conectividad para quienes no tienen acceso a la educación virtual.
Para los jóvenes trabajadores e hijos de trabajadores que accedemos a las universidades públicas del conurbano es cada vez más difícil poder sostener nuestros estudios. Sufrimos en carne propia la deserción y la expulsión, atravesados por las condiciones de vida que se degradan cada vez más. Los trabajos precarios, las extenuantes jornadas laborales, el desempleo, también dificultan el acceso y permanencia en el sistema educativo superior. En lugar de dar respuestas a estas problemáticas, el Gobierno decide seguir ajustando la educación. Cada vez más lejos de “la vida que queremos”.
Desde la Juventud del PTS en el Frente de Izquierda Unidad, llamamos a los jóvenes estudiantes, trabajadores e hijos de trabajadores, a fortalecer una alternativa que defiende los intereses de los trabajadores, y a organizarnos para enfrentar los ajustes que se vienen de la mano del FMI. Ahora que somos tercera fuerza, ¡vamos por diputados de izquierda que potencien las luchas que vendrán contra el ajuste!
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