Recientemente, culminó la XXVIII Semana Negra de Gijón (Estado español), un evento que reúne escritoras y escritores del género con su público. Desde hace varios años, la Semana Negra de Gijón dejó de ser exclusivo de unos pocos fanáticos para transformarse en uno de los eventos más importantes del género.
Nuestro país no es ajeno a la “fiebre negra”, uno de sus eventos más conocidos Buenos Aires Negra (BAN!) crece año a año. Y BAN! no es la única del país, están también Córdoba Mata y La Chicago Rosarina (de Rosario). En 2014, el invitado internacional de la BAN!, Petros Márkaris (creador del comisario griego Jaritos y su excelente trilogía sobre la crisis), reflexionó sobre el carácter social de la novela negra y la popularidad del género. En pocos días, se llevará a cabo una nueva edición del evento, con el irlandés John Conolly como principal invitado.
Al ritmo de la crisis económica, con corazón en Europa, la novela negra ha sumado a sus filas a miles de lectores y lectoras en todo el mundo. El género, que muchos ven transformado en la “gran novela social” del SXXI, donde la ficción se hace eco de las miserias de una sociedad en decadencia.
La elección de la violencia contra las mujeres como uno de los temas de la Semana Negra de Gijón confirma el rol que ha venido jugando la novela negra como vehículo de denuncia de los peores oprobios de la sociedad moderna. Gabriela Cabezón Cámara, Selva Almada, María Inés Krimer, Pablo de Santis o Llodys son algunos de los nombres de las escritoras y escritores que representaron a Argentina en la Semana Negra de Guijón. Hasta allí llegó el grito #NiUnaMenos, que había comenzado –justamente– en una maratón de lecturas impulsada por escritoras como Cabezón Cámara y Almada, periodistas y personalidades de la cultura.
Como contábamos en la serie TODO NEGRO en La Izquierda Diario, el género ha traspasado las fronteras de la literatura, para ingresar al mundo masivo de las series de televisión.
Esto explica que muchas de las producciones más ambiciosas hayan elegido el género para sus tramas, como sucedió con True Detective (HBO, que acaba de estrenar su segunda temporada) o The Fall (Netflix), y otras más recientes como Bloodline (Netflix).
Así como entre los exponentes europeos del género cosecharon popularidad los autores que desnudaron el “lado B del Estado de bienestar”, para usar las palabras del creador de Wallander, Henning Mankell, en nuestro país son varios los que han elegido la violencia de género y las redes de trata y prostitución como temas de sus novelas, así como la corrupción policial e institucional. Lamentablemente, todavía no fue escrita la ficción que supere las atrocidades de la realidad, que hasta ahora ha demostrado ser la más negras de las novelas. |