Carlos Muñoz es un influencer “DP”: su contenido se viralizó después de la pandemia. Su promesa: convertirte en millonario siguiendo sus consejos, rápido y fácil. Sus cursos valen 80 mil pesos por persona. Sus horrendos sacos, su barba larga y su modo desfachatado y cínico de vender humo lo ha convertido en personaje de internet en México.
Muñoz no ha sido viral solamente por el caso del mesero. Muñoz también protagonizó un debate contra el brasileño Diego Ruzarin y dicho video tuvo millones de visitas. Aunque ambos comparten la misma visión de mundo (pero difieren en cómo llegar al mismo objetivo), Ruzarin propinó una verdadera paliza a Muñoz que le hizo ser un “meme”.
Mentalidad de tiburón: la reaccionaria ideal del “emprendimiento”
Mentalidad de tiburón: la frase nació en otro contenido viral televisivo. El programa Shark Tank fue el creador de la “frase”. En dicho programa empresarios ricos contaban las historias de éxito en el camino de convertirse en empresarios. El “emprendedor” es aquél que con “mentalidad de tiburón” pone en pie un negocio y se convierte de la nada en un millonario.
En esta idea hay un engaño reaccionario. La burguesía oculta la naturaleza y origen de la ganancia y la riqueza y la considera algo individual y no creación colectiva. La mentira (ideología) logra que los explotados se fascinen y acepten el relato y enaltecen el sueño del capitalismo de que por medio del esfuerzo individual se puede acceder a la riqueza. Comienzan a creer la mentira de que el esfuerzo logra la riqueza, hace que los explotados simpaticen con los capitalistas, logra que los de abajo y los oprimidos quieran ser como los dueños de las empresas y hasta los imitan.
La idea de “emprender” genera la ilusión a los explotados que si uno busca el éxito con perseverancia logrará hacer un buen negocio y enriquecerse. Pero es una mentira: acá te decimos por qué.
La autoexplotación y la miseria del mundo
Miles de personas en México y en el mundo ponen en pie proyectos económicos. No duermen, trabajan más de 12 horas, no tienen seguridad social, derechos laborales. Con el deseo de “crecer” y llegar a ser Jeff Bezos se autoexplotan buscando la promesa de la vida millonaria.
Pero se enfrentan a la vida del capitalismo neoliberal en la búsqueda de conseguir ganar. Estas personas son sus propios patrones: son sus propios empresarios y sus propios proletarios. El “emprendedurismo” tiene una cara oculta: la precariedad laboral, la tristeza cruda de la competencia capitalista.
En México 75% de los proyectos económicos fracasan, los números hablan. La autoexplotación en el capitalismo del siglo XXI es cruda. Los datos hablan.
La explotación capitalista es el origen de la ganancia
Karl Marx escribió en El Capital y otros escritos que la sociedad está dividida en clases. Burgueses que son los dueños de los medios de producción y los proletarios que somos los que debemos trabajar para sobrevivir. En este sistema, en este siglo XXI, los burgueses son menos y los proletarios somos cada vez más.
Según la revista Forbes el segundo hombre más rico del mundo hoy es Jeff Bezos. Este hombre es dueño de Amazon y su fortuna es 197.8 miles de millones de dólares. Carlos Muñoz sostendría que su fortuna fue producto de su “esfuerzo” y, además, de su “mente de tiburón”.
Pero la realidad, de acuerdo con lo descubierto por Karl Marx en El Capital, es que Jeff Bezos se hizo millonario gracias a la explotación de la fuerza de trabajo. Jeff Bezos logró reunir esos millones gracias a que millones de trabajadores son ultra explotados en los centros de distribución de Amazon en Estados Unidos y en todo el mundo.
Para muestra: un botón. De acuerdo con medios internacionales los empleados orinan en botellas de plástico o vasos de café mientras realizan su turno para no sufrir retrasos. Los repartidores entregan hasta 300 paquetes por día durante su jornada de 10 horas y un desvío de la ruta para buscar un sanitario les costaría el trabajo.
¿Quién genera la riqueza? Ni más ni menos que el proletariado: Bezos, Elon Musk, Steve Jobs y muchos otros más se volvieron ricos gracias a los más explotados, a los proletarios, a las mujeres trabajadoras. Ninguno de ellos logró ser millonario por arte de magia.
La sal de la tierra
Si hay una clase a la que debemos de pertenecer con orgullo es a la “sal de la tierra”, la clase proletaria. Los trabajadores hacemos que el mundo gire: sin nuestras horas de trabajo no se prende un foco, no se abren las escuelas, las guarderías, los hospitales, no se produciría una sola galleta, ningún alimento. Sin la clase proletaria no habría entregas de comida en tu domicilio, ni llegaría tu paquete de Amazon, no habría internet, teléfonos, ni redes sociales. Y eso lo evidenció con claridad la pandemia.
Sin el proletariado no se movería un tren, un vagón del metro, todo, todo, todo del mundo de las cosas que experimentamos viene de las manos del proletariado.
Se llama consciencia de clase, según Karl Marx, cuando los proletarios se dan cuenta que ellos son los que generan la ganancia y empiezan a defender sus intereses. Cuando los trabajadores consiguen entender que son la sal de la tierra y comienzan a organizarse para luchar por una sociedad distinta sin empresarios y capitalistas, una sociedad basada no en la necesidad de la ganancia del empresario, sino para la resolución de las necesidades sociales: el equilibrio de la naturaleza, contra las opresiones de raza y género y enteramente libre de explotación.
“Pero ese discurso marxista es tan anticuado” dirán algunos. La realidad es más bonita que cualquier crítica a una ideología. De nuevo para la muestra un botón: hoy en Estados Unidos se está presentando una huelga histórica.
Como se puede leer en esta entrevista: “En estos momentos hay miles de trabajadores en huelga y miles más que ya votaron ir al paro y están esperando la resolución final del sindicato para también entrar en huelga. Ahora se encuentran haciendo paro los trabajadores de la multinacional alimenticia Kellogg´s, trabajadoras y trabajadores de salud en varios hospitales, los mineros de Alabama siguen en huelga desde hace 7 meses.
Estamos viendo huelgas en sectores muy distintos, pero todas tienen el denominador el común de las precarias condiciones de los trabajos y contra el lucro de las patronales, tanto durante el tiempo más duro de la pandemia como ahora.”
Buscar “ser emprendedor” es seguir en la mentira de “Sísifo”, besando los pies de nuestros verdugos. |