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La Izquierda Diario
22 de octubre de 2021 Twitter Faceboock

El Círculo Rojo
Wandagate, chismes y prejuicios. ¿Por qué nos atrae la vida de los famosos?
Celeste Murillo | @rompe_teclas

Chismes, prejuicios y una telenovela de la vida real en la era de las redes sociales. Columna de Cultura en El Círculo Rojo (jueves de 22 a 24 por Radio Con Vos FM 89.9).

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· Durante casi una semana, las redes sociales y los medios de comunicación hablaron sin pausa de la relación de Wanda Nara, Mauro Icardi y la China Suárez.

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· Es interesante ver qué sale a la superficie cuando un “drama” de personas reales (con vidas muy diferentes a las nuestras) captura la atención.

· El escándalo se desató por una story de Instagram en la que Wandad Nara llamaba zorra a la que se “cargó” a su familia, que le robó el marido.

· Aunque vivimos en un momento de muchos cambios, de movilización de las mujeres, desnaturalización y debates, parece que basta un escándalo entre famosos para darnos cuenta de que muchos prejuicios se mantienen firmes.

La zorra

· Sobre la robamaridos y la zorra, la periodista Luciana Peker escribió algo interesante: “La zorra no es una mujer en el sentido moldeado de las mujeres. No está adoctrinada, no es sumisa, no es fina, no tiene códigos, no va con los valores”.

· ¿Se puede robar un marido? Esta construcción deposita la responsabilidad en las mujeres y muestra a los varones como objetos sin subjetividad. Pero hay más, ¿Qué es un marido? ¿Una mercancía escasa? ¿Las mujeres “necesitamos” un marido?

· No hace falta decir que la vara es diferente según el género. Si lo hace un varón, si la “icardea”, puede haber alguna objeción por temas de “propiedad” pero en el fondo se festeja. Pero no hay festejos cuando lo hace una mujer, al contrario, se la juzga.

· Todos esos prejuicios vienen del mismo lugar y no es un invento del feminismo. Ya en el siglo XIX, Federico Engels explicó la relación entre la monogamia y la propiedad privada, el la llamó la derrota del sexo femenino. No porque los varones fueran seres del mal sino porque había tenido lugar un cambio fundamental: cuando las sociedades se empezaron a dividir en clases, se eliminó el derecho materno y la herencia sería por línea paterna. Por eso era importante la fidelidad, era la única forma en que los varones de las clases altas podían asegurarse de que la descendencia era propia.

· En ese combo, a los varones se les reconocen muchos derechos, no solo disponer de una mujer como propiedad (Karl Marx decía que los maridos
usaban el poder que les daba el Código Civil para encerrar a sus esposas con los mismos cerrojos con los que el avaro cierra su cofre). También se “acepta” que los maridos tengan amantes, un desliz o, en este caso, que “Icardi no pueda resistir la tentación”. La que está fuera de lugar es la mujer que propone un encuentro fuera del matrimonio de él.

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· Existe otra arista: ¿por qué durante una semana solo se habla de este escándalo? Porque vende en muchos sentidos: horas de televisión, miles de clicks y memes. También funciona y es consumida como una telenovela. Tiene todos los ingredientes: una historia de amor, un secreto, una villana y, también, nos deja “lecciones”.

· Alguna vez hablamos de la educación sentimental, de lo que decía Carlos Monsiváis sobre las telenovelas y el drama: “Se sufre porque se aprende”. En este caso, quizás no suframos pero aprendemos cómo se espera que nos comportemos, qué está bien y qué está mal, quién es buena y la villana. Una historia parecida en otro formato: post de redes sociales, de memes, de audio de WhatsApp.

· Sin saber nada de la relación entre Mauro Icardi, Wanda Nara y la China Suárez, se aceptó que una mujer le robó el marido a otra y que el varón en cuestión no pudo hacer nada o es un pollerudo.

· Es toda una declaración decir que la China Suárez es la culpable, mucha gente no lo diría en voz alta. Pero la mayoría de los memes se reían de su capacidad de separar cosas: una pareja, el grupito del fondo del aula y, el más mezclado de todos: que puede separar la Iglesia del Estado (mezcla de una demanda política que llegó para quedarse y un prejuicio).

· Convivimos con los cambios y los prejuicios, la vida es contradictoria. Y, sobre todo, nos gusta saber que los ricos y famosos también tienen problemas.

· El escándalo tiene algo de chisme también. Puede pasar en nuestro barrio, en nuestra comunidad, en nuestro “pueblo chico, infierno grande”, por eso todos sabemos cómo funciona (alguien cuenta el secreto, alguien lo difunde, todos juzgan). Y a pesar de algunas objeciones, nos interesa porque a las personas suele interesarnos lo que le pasa a las personas. Hace unos meses, leí en una columna de Tamara Tenenbaum algo que me gustó como definición del chisme: “el producto inevitable de un mundo en el que las personas están mirándose las unas a otras”.

· Existe además algo de voyeurismo (espiar a otros) y algo de morbo, saber que todas las personas sufren. No es casualidad que Instagram esté en el centro: la red social voyeurista por excelencia, donde los famosos con miles o millones de seguidores exhiben sus vidas, sabiéndose mirados. En esta historia no hay inocentes, todos los participantes actúan en sus redes: Wanda publica una foto, la China responde en un story y Mauro Icardi elimina a todos sus seguidores, menos a Wanda Nara.

· Algunos criticaron, presumiendo una supuesta superioridad moral, el interés y las conversaciones alrededor del Wandagate, que mostraron la persistencia de muchos prejuicios y cómo conviven con una realidad cambiante. Porque ya sabemos que si pasa en las redes, pasa en la vida real.

 
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