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31 de enero de 2025 Twitter Faceboock

Universidad
El cacicazgo que domina a la UNAM
Heraclio Terán

De nueva cuenta AMLO ha generado polémica en torno a la cuestión universitaria en México. Hace algunos días, afirmó que la UNAM había perdido su esencia porque ahora no formaba profesionales con un sentido social, sino con una ideología individualista producto de la penetración neoliberal en la academia.

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Esto se enmarca en una serie de declaraciones que se han dado en los últimos meses, en las cuales López Obrador ha afirmado que, en la UNAM, en la UdeG, así como en otras universidades del país, prevalecen mafias y cacicazgos que controlan dichas instituciones de educación media superior y superior.

En este contexto es que el propio AMLO, el 7 de octubre, hizo un supuesto llamado a las comunidades universitarias para generar un movimiento de renovación que logre democratizar a las universidades.

A partir de esto surgen al menos tres preguntas ¿Existe un cacicazgo o una estructura caciquil en la UNAM?, de existir, ¿Qué tan cierto es que AMLO se opone a ella? y ¿Qué tan veraz es el llamado de AMLO a combatir la antidemocracia en la Máxima Casa de Estudios del País?

Algunas definiciones

La Real Academia de la Lengua española, define a un cacique como “persona que en una colectividad o grupo ejerce un poder abusivo”.

En el plano universitario/educativo, para entender qué es un cacique o una estructura caciquil, podríamos apoyarnos en la siguiente definición:

"(Es) Un actor (o actores) que accede (n) a posiciones de poder en el entramado de roles académicos y teje a partir de ellas una telaraña de relaciones clientelares de protección y favores que se mantienen con la apariencia externa de respeto a la ley y al rigor aunque los ignoren claramente en su espíritu y contenido… manifestación más de aquel viejo clientelismo en el que un patrón urdía lazos personales de sujeción a partir de ciertas posiciones de poder social o institucional. La plataforma universitaria desde la que se actúa puede ser cualquiera: un decanato o un rectorado pueden bastar para ello…" [paréntesis nuestros](https://bit.ly/3nnkH9E).

Desde ahí construyen los lazos y las connivencias que les permitirán seguir controlando las instituciones educativas más allá del periodo en el que formalmente ocupan puestos de dirección administrativa. Así, aunque ya no sean rectores, aunque ya no sean directores, son “los que mandan”, en palabras del propio AMLO. Para el logro de sus objetivos y la conservación de su poder, los cacicazgos universitarios implementan variadas formas de violencia. De ahí su cualidad mafiosa.

¿Existe un cacicazgo universitario en la UNAM?

Indudablemente en la UNAM existe una estructura caciquil que ha controlado rectoría desde hace más de 20 años: el grupo de “Los Médicos”, también conocido como “Grupo Prepa 4”. Estrechamente vinculado en un primer momento al priismo, pero también relacionado con el perredismo; hoy algunos sus personajes clave se encuentran en proceso de acercamiento o plenamente incorporados al gobierno de la 4T.

Destacan dentro de dicho grupo los tres últimos rectores: Juan Ramón de la Fuente, José Ramón Narro Robles y Enrique Graue Wiechers.

De la Fuente fue nombrado Secretario de Salud a inicios del sexenio de Zedillo. Tiempo después, el 15 de marzo de 1999 el Consejo Universitario lleva a cabo una sesión extraordinaria aprobando por mayoría (con 94 votos a favor, cuatro en contra y ninguna abstención), y con leves modificaciones, el privatizador y neoliberal Reglamento General de Pagos de la UNAM, propuesto (11 de febrero) por el entonces rector Francisco José Barnés de Castro (https://bit.ly/3C6Ewsb).

Derivado de ello el 20 de abril estalla la Heroica Huelga UNAM del 99, en defensa de la educación pública. Gracias a la presión del movimiento estudiantil, Barnés tiene que renunciar el 12 de noviembre de 1999. El 19 de ese mes Juan Ramón de la Fuente asume posesión de la rectoría de la UNAM. Dio continuidad al impulso a la reforma propuesta por su antecesor, la cual no se concretó gracias a la presión de la Huelga. Cabe mencionar que de la Fuente es uno de los neoliberales a ultranza que la 4T ha premiado: en 2018 AMLO lo nombró embajador de México frente a la ONU.

Volvamos 21 años atrás: después de una feroz campaña de difamación llevada a cabo por Tv Azteca y Televisa, la madrugada del 6 de febrero del año 2000 se echó a andar un operativo encabezado por la Policía Federal. Entraron en Ciudad Universitaria más de tres mil agentes, con el objetivo de romper la huelga. Cientos de estudiantes, incluidos menores de edad fueron brutalmente golpeados y detenidos por defender la educación pública. Se les acusó formalmente de los delitos de despojo y, a algunos de ellos, incluso de terrorismo.

Juan Ramón no solo permitió que se llevara a cabo todo esto, sino que fungió como un operador práctico. Rectoría ordenó el despliegue de mecanismos que permitieron espiar y vigilar al movimiento estudiantil, así como agredirlo mediante grupos porriles.

Como mencionábamos anteriormente, todo cacicazgo ocupa de la violencia para sostenerse. He ahí el papel que jugó Jesús Teófilo Licona Ferro, alias “Jefe Cobra”, quien desde la huelga del 99 combatió a distintos movimientos estudiantiles. Dicho personaje fue incorporado como empleado de confianza de la Universidad en el momento que Brígido Navarrete dirigía el departamento de Protección a la Comunidad.

Desempeñó este rol represivo durante más de 21 años. Indudablemente una pieza clave en los tres rectorados del “Grupo Prepa 4”, es decir, de las administraciones de Juan Ramón de la Fuente, de José Narro y de Enrique Graue.

Fue tanto lo que el “Jefe Cobra” creció en estos periodos de rectoría, que llegó a ser coordinador operativo de vigilancia de la UNAM. Precisamente, desde ese puesto coordinó personalmente la represión acaecida el 3 de septiembre de 2018 en la explanada de rectoría, en la que porros golpearon a estudiantes que se manifestaban contra distintas situaciones de abuso que hasta hoy prevalecen en la Universidad.

Los hechos fueron videograbados; se observaba a Teófilo caminando tranquilamente mientras transcurrían las agresiones en las que resultaron heridos al menos 14 estudiantes, de los cuales dos tuvieron que ser hospitalizados pues fueron atacados con armas punzocortantes.

Teófilo Licona fue destituido de su puesto no gracias a la voluntad de rectoría, sino a la presión que ejercieron estudiantes de más de 40 planteles de la UNAM que se fueron a paro. Solo así ese personaje, a quien muchos apodaron el “José Fouché de la UNAM”, fue destituido del puesto que ocupaba.

El 10 de septiembre del mismo año AMLO, ya como presidente electo, se reunió con el rector Enrique Graue y emitieron un comunicado a través de un video, en el cual se dijo que los jóvenes debían canalizar sus demandas mediante “las vías correctas”, es decir, a través de la comunicación con la prefectura.

Andrés Manuel concluyó dicho mensaje llamando a la comunidad estudiantil a “confiar en las autoridades universitarias”… esas mismas autoridades que engrandecieron al “Jefe Cobra” durante décadas. A la fecha Teófilo continúa sin ser vinculado a proceso por los ataques porriles, a pesar de las pruebas que hay en su contra.

La 4T y su afinidad por caciques universitarios

Es un hecho que AMLO ya ha mostrado afinidad por distintos caciques y estructuras caciquiles universitarias. Los casos de Melesio Cuén en Sinaloa, de la Sosa Nostra en Hidalgo, así como el acercamiento con la estructura de “Los Médicos” en la UNAM son pruebas fehacientes de ello. Esto último se muestra en particular con el antes mencionado nombramiento del represor Juan Ramón de la Fuente como embajador ante la ONU, así como el apoyo que López Obrador le dio a Graue durante los momentos de tensión en septiembre de 2018 y la impunidad que hasta el día de hoy prevalece en torno a esos hechos.

Tienes que leer: El Morena y los cacicazgos universitarios

Más allá del discurso, este gobierno ha dejado más que claro que es enemigo de los derechos de estudiantes, trabajadores y docentes de las universidades públicas del país. Además de las pruebas expuestas, hay que decir que los legisladores del Morena, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, impulsaron la Ley General de Educación Superior, la cual cuenta con rasgos privatizadores y neoliberales, profundamente antidemocráticos, que perpetúan la precarización laboral y brindan protección legislativa a las estructuras caciquiles.

Por si ello fuera poco, es necesario recordar la posición del presidente durante el movimiento #UNAMnopaga, el cual enfrentó otra gran medida neoliberal como lo es la precarización del trabajo docente. Frente a este movimiento AMLO se limitó a decir que el gobierno federal no tenía adeudos con la UNAM. Otra prueba que sostiene lo afirmado es el actuar caciquil de las autoridades UBBJ, quienes se han negado a respetar los derechos laborales de las y los docentes que trabajan en sus unidades.

Los cacicazgos universitarios son piezas sumamente importantes para el impulso de medidas neoliberales en educación pública.

Luchar por democratizar a la UNAM

Pero volvamos a la UNAM: si como proyecto educativo ha tenido un viraje neoliberal en la que ha dejado de lado su sentido social, es precisamente gracias a personajes como aquellos que integran la estructura caciquil de Los Médicos, algunos de los cuales, como hemos puesto en evidencia, han sido firmemente apoyados por AMLO y el Morena.

Cualquier movimiento por democratizar a la UNAM y expulsar a la cúpula burocrática debe venir desde abajo como producto de la movilización y organización independiente de la comunidad universitaria. Sabemos que la transformación de la UNAM para que la educación sea pública, científica, verdaderamente gratuita y para todos, no vendrá de las élites doradas.

Nos pronunciamos por la defensa no de una autonomía universitaria al servicio de cacicazgos y élites burocráticas, sino de una autonomía real, bajo un gobierno tripartito de estudiantes, trabajadores y docentes, con mayoría estudiantil. Para que sea la comunidad universitaria quien decida de manera democrática cómo utilizar los recursos de la universidad y de esa forma garantizar salarios y condiciones laborales dignas y una universidad al servicio del pueblo trabajador.

 
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