Juan Grabois, dirigente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), dijo este lunes que le “hace ruido” la fortuna de la familia Kirchner tanto como la concentración de la tierra en manos de magnates como Joe Lewis, Benetton y el empresario amigo del kirchnerismo Lázaro Báez. También propuso una medida a la “berlinesa”, de poner “las propiedades ociosas y especulativas al servicio del pueblo”.
Con este tipo de declaraciones, sectores del oficialismo intentan ubicarse como voces críticas, sin sacar los pies del plato. El objetivo es contener el descontento de amplias capas de votantes y de la propia militancia, dando la idea de que existe una disputa que puede cambiar el rumbo del Gobierno, cuando la realidad es que con su camino hacia el FMI y los nombramientos de Juan Manzur o Aníbal Fernández, el Gobierno ya ha dejado en claro qué sendero tomará. Las declaraciones sobre Benetton entran en una franca contradicción con las perspectivas reales, cuando el Frente de Todos ha nombrado a Julián Domínguez en el ministerio de Agricultura, un fiel amigo de la Sociedad Rural.
Grabois dio estas declaraciones durante una entrevista al programa “Y ahora quién podrá ayudarnos” de Radio Con Vos. Allí, consultado por el periodista Jairo Straccia sobre cuánto “ruido” le hace “la fortuna de los Kirchner”, el dirigente de estrecha relación con la vicepresidenta afirmó que le “hace ruido”, ya que cree “que la regeneración de la política implica necesariamente un voto, no te digo de pobreza, pero sí de simplicidad de vida”.
“A mí no me gusta que haya políticos ricos”, agregó Grabois. “¿Lo has podido hablar con Máximo o con Cristina? Porque también es la composición del tipo de fortuna, todo inmueble, renta inmobiliaria, lotes vacíos en Santa Cruz”, le repreguntó Straccia. “Son la burguesía argentina, la burguesía argentina… Los usos y costumbres de la burguesía argentina”, respondió el dirigente social y agregó que él está de acuerdo “con la política de los berlineses, que es poner esas propiedades ociosas y especulativas al servicio del pueblo, sea de políticos o no”.
Luego Grabois se preguntó “quiénes son los ‘okupas’ de grandes extensiones de territorio en Argentina, que compraron a precio vil” para enseguida responderse que son (Joe) Lewis, (el grupo) Benetton y también Lázaro Báez. Yo quiero que se distribuya la tierra de Benetton pero también la de Lázaro Báez, no me importa de qué partido político es”, concluyó.
Sin embargo, el “pedido” se choca contra la realidad de la política implementada por el propio oficialismo. Tras la derrota electoral del pasado 12 de septiembre, la cartera de Agricultura fue ocupada por Julián Domínguez, amigo y aliado de las grandes patronales del campo, a las que inmediatamente empezó a beneficiar.
Como ironizó certeramente Myriam Bregman, “si lo ponés a Domínguez, no es para hacer la reforma agraria”.
Desde que el Frente de Todos llegó al poder, Grabois fue un permanente crítico de muchas de las medidas implementadas. Sin embargo, esas críticas siempre cumplieron un objetivo político preciso: presentar una voz díscola al interior del oficialismoç. Pero las críticas de los sectores de izquierda dentro del kirchnerismo no alteraron nunca la marcha general de una política que desde el inicio mismo de la gestión, estuvo puesta en función de acordar con los grandes especuladores internacionales y con el FMI el pago de la deuda contraída por el macrismo.
La durísima derrota electoral del pasado 12 de septiembre puso en evidencia el masivo rechazo a esa política. Sin embargo, como lo denunció el Frente de Izquierda, la respuesta oficial fue un gabinete lleno de derechistas como Manzur, Aníbal Fernández y el mismo Domínguez.
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