Siendo parte central de negociar un acuerdo que sometería al país al Fondo por al menos 10 años más, el ministro de economía realizó declaraciones en tono electoral criticando al organismo internacional. Durante una charla en el CCK, definió como absurdo el uso de los recursos recibidos por el préstamo del 2018. Pero planteó que buscan un refinanciamiento, esto llevaría a convalidar lo realizado por la gestión de Macri y el mismo FMI.
En el Centro Cultural Kirchner (CCK), en el marco de un panel titulado “Cómo salir de la trampa de la deuda eterna”, el ministro de Economía, Martín Guzmán, sostuvo que: “Acabar con la dependencia del FMI es un acto de soberanía. Que esté el FMI en la Argentina es un gran problema desde la construcción de la política económica, por eso negociamos una solución de una forma que ese principio sea absolutamente innegociable”. Una declaración que sólo puede entenderse dentro del giro discursivo del Gobierno luego de la derrota en las últimas elecciones, pero que no coincide con las acciones llevadas adelante por el ministro; quien busca firmar un acuerdo de Facilidades Extendidas que llevaría a tener que cumplir con las exigencias del Fondo por al menos 10 años más.
Guzmán argumentó que: “El préstamo del FMI fue un préstamo político. El FMI no lo va a reconocer, pero fue el Director Ejecutivo en el FMI que se sentaba en la silla de Estados Unidos al momento del préstamo quien dijo públicamente que había sido un préstamo de apoyo al gobierno anterior”, para afirmar que: "El pueblo argentino pagó la campaña de Macri y estamos intentando refinanciarla en cuotas que no impidan el desarrollo de nuestro pueblo". Si el Fondo y la gestión de Cambiemos llevaron adelante un fraude a costa de las grandes mayorías, el Frente de Todos está negociando aceptar ese robo, pero en cuotas. No hay refinanciación posible sin profundizar el ajuste sobre los jubilados, los que perdieron el IFE, los que reciben la AUH y las partidas del presupuesto para salud, vivienda y educación.
"El uso de los fondos fue absurdo, de esos u$s45 mil millones de dólares, 21 mil millones se usaron para pagar deuda insostenible a acreedores privados en deuda extranjera, y 24 mil millones de dólares financiaron salidas de dólares", explicó el ministro y agregó que las consecuencias actuales son “menos oportunidades de empleo y más inflación”. ¿Cómo se puede llegar al punto de admitir que la deuda no trajo ningún beneficio a las millones de familias trabajadoras, que además le sigue generando sufrimientos y plantear continuar pagándola?
Guzmán lo dejó claro al argumentar: “¿Uno puede patear el tablero y decir afuera el FMI? Acá lo que hay que entender es que el rival también juega. Acá estamos hablando de la relación de un Estado Nación y todos los Estados Nación del mundo. Estamos hablando de la integración de la Argentina en el mundo”. Una formulación que sin problemas podría haber utilizado cualquier candidato de Juntos, es que a la hora de reconocer la odiosa deuda externa no hay grieta entre el oficialismo y la oposición referenciada en Santilli o Vidal. Eligen someterse al FMI, antes que priorizar salir de la profunda crisis social que sumerge a más del 40 % de la población bajo la línea de pobreza.
El Gobierno ya destinó más de U$S 4.200 millones para saldar vencimientos con el FMI y antes de finalizar el año sumará otros U$S 2.300. En el 2022 debería afrontar vencimientos por U$S 18.000 millones, una cifra que supera las reservas de libre disponibilidad del Banco Central. Por este motivo el Frente de Todos al optar por reconocer la deuda, está obligado a llegar a un acuerdo con el Fondo. El único límite en la negociación, según dijo el ministro de Economía sería que el FMI “baje los sobrecargos, que acepte el programa nuestro que ya hemos presentado” en referencia a las tasas de interés mayores a los préstamos ordinarios del organismo internacional, debidas al monto extraordinario del préstamo stand by solicitado por Macri.
Guzmán negó que haya diferencias sobre este tema dentro del Gobierno: “En el Frente de Todos, todas las partes entendemos que la razón de ser principal de la unidad es que estamos todos de un lado (...) del lado de gobernar para la gente, y que nuestra alianza es con la gente, con el pueblo argentino.” La carta de Cristina Kirchner y los audios filtrados de la diputada Fernanda Vallejo, hicieron públicas las internas en la coalición. En el 2019 los unió la búsqueda de ganar la presidencia de la nación, la derrota de las últimas PASO agravó las disputas entre las distintas alas.
Desde su asunción hasta el mes de septiembre de este año (según datos de la OPC), el Gobierno destinó más de U$S 10.080 millones a pagar vencimientos surgidos de préstamos internacionales. Con esos fondos se podrían haber construido más de 280.000 viviendas o entregado dos rondas de IFE de $50.000 a 9 millones de personas, pero ni en medio del peor momento de la pandemia el Frente de Todos decidió, al menos, suspender esos pagos. Eligen seguir “integrados al mundo”, sometidos al FMI y mantener al país en el atraso y la dependencia. Sólo el Frente de Izquierda plantea la necesidad de dar la pelea por declarar el desconocimiento soberano de la odiosa deuda externa y poner todos esos recursos en función terminar con la pobreza, solucionar la crisis habitacional, fortalecer el sistema de salud y garantizar el acceso a la educación pública al conjunto de las familias trabajadoras.