Los descuentos compulsivos alcanzaron a 1700 trabajadores de las plantas de Bunge, Terminal 6, Dreyfus y Cargill. El reclamo no es solo por el descuento indebido de este mes, donde trabajadores sufrieron quitas de hasta 80 mil pesos, sino para que las empresas absorban el impuesto como lo hace la cooperativa portuaria. Ni el Gobierno nacional del Frente de Todos ni el macrista cumplieron con las promesas de sacar este impuesto odioso que afecta a un sector de trabajadores.
Es necesario terminar con este impuesto porque el salario no es ganancia. El SOEA debe ponerse al frente de este reclamo.
El paro se da en la misma semana en la que un incendio en Molinos reveló las condiciones inseguras a las que están expuestos los trabajadores aceiteros como se ve en los recurrentes accidentes que suceden en las plantas por la sed de ganancias de los empresarios.
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