- Da la impresión que cuanto más cerca la elección, el registro de los temas en debate tienden más a lo estructural, el FMI, la deuda, etc ¿Te parece que estos temas pueden mover algo el amperímetro de lo que se elija el domingo 14, o que no tienen un impacto muy directo al momento de la elección?
Pienso que son decisivos, no sé en qué medida pueden influir a la hora del voto porque venimos de un problema mayúsculo que es el endeudamiento bajo Macri y estamos todavía entrampados en esa escena sin poder salir. El Gobierno del Frente de Todos no logra resolver, obviamente, esa bomba de tiempo. Pero, ahí me parece que a la dificultad del préstamo descomunal que dejó Macri, un préstamo que sabemos fue extraordinario y que incluso violó el propio estatuto del Fondo Monetario Internacional, se le sumó una estrategia errática del Frente de Todos por varias razones. Primero, porque el Gobierno decidió, Martín Guzmán sobre todo, cuando reestructuró la deuda del sector privado, darle al FMI un lugar de autoridad, casi neutral, en esa discusión que había con los Blackrock, con los Pimco, con los Templeton, en eso obviamente también contribuyó y fue decisivo el presidente Alberto Fernández que hablaba de un nuevo Fondo. Entonces, en muy poco tiempo, en apenas unos meses, con el cambio de Lagarde por Georgieva, rápidamente el Fondo apareció con un traje nuevo, era el traje de socio del Gobierno nacional, de aliado del Gobierno nacional. Ahora, me parece que eso cuesta muy caro porque Georgieva además enfrenta una presión del sector financiero de Estados Unidos, de David Lipton, del Tesoro norteamericano, del poder permanente en Estados Unidos entonces, no sé cómo la sociedad está mirando esto.
La deuda que dejó Macri y la trampa de la que el Gobierno no puede salir, y hasta a la que uno podría decir que contribuyó el propio Gobierno, porque decidió pagar los vencimientos de manera puntual. El último en septiembre, con los Derechos Especiales de Giro, el próximo en diciembre, que Guzmán acaba de decir que se va a pagar y son 1900 millones de dólares. Entonces, la decisión es pagar sin resolver el conflicto. No sé cómo va a ser interpretado a nivel social, claramente el Fondo está sentado a la mesa de decisiones y la clase política, por lo menos partidos mayoritarios, aparecen divididos y dubitativos frente a esa realidad tan concreta.
- ¿El gobierno se creyó el discurso de que podía haber un nuevo Fondo?
Sí, yo creo que apostaron a eso durante dos años. Sin duda, ahí es importante el rol de Guzmán porque Guzmán representa, podemos decir, un bloque de intereses o de alianzas que ahí está muy claro lo que plantea Joseph Stiglitz, incluso uno puede decir el Papa Francisco, Jeffrey Sachs, o sea una serie de académicos, hasta podríamos decir el esposo de Janet Yellen, que es Akerlof, un premio Nobel de economía cercano a Stiglitz. A todo ese andamiaje, a todo ese juego de alianzas apostaba Guzmán y creo que el presidente también apostó a eso. Apareció Cristina y el kirchnerismo un poco más lejos. Cristina en un momento habló de una quita, pidió una quita, si mal no recuerdo fue en Cuba. Obviamente, todo eso quedó en la nada y no prosperó dentro de la estrategia del Gobierno nacional y lo que está pidiendo el kirchnerismo sigue sin ser considerado seriamente por los países que tienen incidencia decisiva en el Fondo. Yo diría que sí, que el Gobierno apostó a ese nuevo Fondo, ese nuevo Fondo no apareció más allá de los Derechos Especiales de Giro, que tienen más que ver con Biden que con Georgieva, me parece. Y no apareció más allá de que durante la reestructuración de la deuda con el sector privado habló de que lo que el Gobierno se comprometiera a pagar debía ser sostenible, pero a la hora de discutir por la suya no apareció un nuevo Fondo y cuando uno ve cuáles son los programas del Fondo, también ve que siguen exigiendo más o menos lo mismo. Por eso, insisto con esto de un poder permanente que parece más importante de lo que Georgieva pueda declarar en alianza con Francisco o con Stiglitz.
- ¿Te parece que las PASO dejaron un escenario definido o queda mucho en juego para el 14 de noviembre?
No, creo que todavía hay mucho importante en juego. Primero, obviamente nadie puede saber qué va a pasar el 14 de noviembre. Se dice, se supone, estamos mirando encuestas, algunas que hablan de una diferencia más importante para Juntos, otras que hablan de algunas de una cierta remontada del Frente de Todos en Provincia de Buenos Aires, pero lo cierto es que hubo una participación muy baja en las elecciones de septiembre. En su momento el ministro De Pedro dijo que estaban conformes con esa participación. Bueno, fue la más baja desde el regreso a la democracia. Obviamente uno le puede atribuir a la pandemia, pero lo cierto es que hay aproximadamente 3 millones de personas que habitualmente votan y no votaron. Si se tiene en cuenta que en el padrón están 34 millones y medio de personas, si van a votar esas 3 millones de personas, yo creo que nadie puede saberlo, si vota la mitad nomás puede obviamente alterar los resultados. Entonces, yo creo que obviamente llegamos con las encuestas hiper cuestionadas, que hablan otra vez de un escenario previsible donde el gobierno no aparece como ganador claramente, pero me parece que hay mucha gente que no votó y todavía falta para saber si ese es un pronunciamiento de fondo social de rechazo al sistema político o si fue algo que se acotó a las Primarias. Me parece que ahí está la llave de la elección, en esos 3 millones de personas que no fueron a votar, más allá de que sabemos que siempre Cambiemos en las últimas elecciones tuvo más votos a la hora de las generales que a la hora de las PASO.
- ¿Cómo viste la estrategia de campaña del oficialismo en función del objetivo de mejorar su desempeño en las Generales?
El Gobierno fue a las Primarias, me parece, totalmente divorciado de la realidad que vivían millones de personas. Hoy lo admiten los propios funcionarios, entonces la campaña de ‘la vida que queremos’ aparecía justamente fuera de tiempo, aparecía voluntarista. Entonces, esta nueva campaña yo no sé si alcanza para enamorar, pero evidentemente es un intento del gobierno de despegar de ese divorcio con la realidad social. Dentro del propio Frente de Todos, la cuestionan en algunos sectores porque la consideran una campaña más propia de un plebiscito que de una instancia como ésta. Algunos obviamente la asocian con el ‘sí se puede’ de Macri, y otros la ven como algo trasplantado de otras realidades. Yo creo que, por un lado, está esa campaña, y por otro lado están los movimientos del gobierno, paliativos en lo económico, que no alcanzan me parece para mover el amperímetro. Aunque se hable de emisión, aunque el gobierno puede estar emitiendo más de lo que emitió en los primeros seis meses del año de un ajuste fuerte por parte de Guzmán, no alcanza lo que el gobierno está dando para alterar la realidad social, por lo menos eso es lo que marcan las encuestas, que no alcanza porque sigue siendo muy muy poco para revertir una realidad que está muy atada a la inflación del 52 por ciento interanual. Y por último, lo político. Yo creo que Cristina se replegó, casi se despidió de la campaña después del estruendo que representó la crisis de la derrota, de la discusión tan tan tensa que todos vimos entre Alberto y Cristina por el gabinete y por el rumbo. Me parece que la vicepresidenta decidió retirarse de la campaña. Estuvo en la ESMA el 16 de octubre, una fecha obviamente en la previa al 17 de octubre, en una fecha especial, en un marco acotado en un mensaje a los jóvenes, y después desde el 12 de septiembre no tuvo apariciones, todo lo contrario de lo que haya sucedido en la previa. Qué quiere decir eso es materia de interpretación.
- Un último discurso más de doctrina, ¿no?
Sí, hay una reivindicación de su pertenencia del peronismo, una reivindicación del peronismo como como expresión política actual, pero claro hoy está por supuesto muy en duda cuál es la vigencia del peronismo en este contexto donde vemos a todo el peronismo unido, o a casi todo el peronismo unido y sin encontrar una salida a la crisis. Entonces, creo que da para interpretar qué es lo que está viendo la vicepresidenta, si ella considera que es mejor no aparecer, si alguien le recomendó que que no aparezca porque conspira contra la chance del oficialismo, o si efectivamente ya da por perdida esta elección y coincide con los análisis de las encuestas que hablan de una diferencia mayor a favor de Juntos. El presidente también redujo sus apariciones, también alguien le hizo entender que esto de hablar durante una hora con periodistas amigos,terminar recomendando series de Netflix, todo eso no servía para una realidad social que justamente está en carne viva. Redujo sus apariciones. Apareció una bocina, una portavoz del Gobierno, Gabriela Cerruti. Pero me parece que son... No sé si hablar de ‘cambios cosméticos’. pero si de cambios que no alcanzan a revertir la ecuación, en principio. Yo creo que tiene más que ver con esto otro, con el razonamiento que puede haber a nivel social, que puede primar a nivel social, sobre todo no fueron a votar, y no tanto en los cambios del gobierno, que en todo caso intentó reducir daños desde las PASO para acá.
- ¿Qué efectos pueden tener las elecciones en la dinámica de la coalición de Gobierno?
Depende del resultado, obviamente, pero creo que la tensión puede ser mayor si el resultado no es bueno. Si el resultado no es bueno, me imagino otra vez un cambio profundo en el sentido de que el Gobierno va a tener que sumar. No sólo ya en este caso como lo hizo post PASO alguna figura, algún profesional del poder, algún ministro ignífugo; sino que me parece que va a tener que cambiar el ministro de Economía, que es lo que quedó pendiente. Cristina habló de un ajuste que le negaban. Martín Guzmán sigue siendo el interlocutor principal con el Fondo, pero en este contexto del que hablábamos, donde se debilita también del otro lado de la mesa Georgieva, que es la principal interlocutora de Guzmán, hacia dónde puede salir el Gobierno también en materia económica depende del resultado. Yo creo que sí, que lo puede cambiar incluso antes del acuerdo con el Fondo, si el resultado es peor de lo que vemos. Por eso digo, dentro de lo que es este frente tan contradictorio, de la de las propias señales confusas que se emiten desde lo alto del poder, uno no sabe cuál es el plan B de Cristina. Si es alguien más ligado a Kicillof, o si es Martín Redrado, que viene precalentando hace años ya desde antes de que asumiera Alberto Fernández, y vemos como cíclicamente su nombre vuelve a sonar. Él mismo vuelve a desfilar por los medios. auspiciado por Sergio Massa, expulsado por sectores del poder financiero, incluso algunos sindicatos, algunos empresarios. Entonces no, no está claro, y yo creo que si Guzmán sigue es, entre otras cosas, porque el Gobierno no sabe cómo reemplazarlo, y entonces yo creo que si la derrota es peor, el cambio fundamental va a ser en lo económico. Después está esta idea de no sé si llamarlo un acuerdo, para el cual Alberto Fernández, incluso Máximo Kirchner, de a ratos invitan a la oposición. Si la derrota es más profunda obviamente se desencadena un proceso acelerado, porque va a estar en discusión quién ajusta. Larreta y la oposición van a querer que el Gobierno haga el ajuste más profundo y el trabajo sucio, y el Gobierno no va a querer hacerlo. Me imagino esto en un escenario de derrota más profunda del Gobierno, entonces va a quedar la clase política de cara a un escenario donde va a tener que definir quién paga los costos de ese ajuste, porque nadie obviamente plantea un sendero distinto por lo menos hoy. Así que yo creo que la derrota si es más profunda va a resolver, para bien o para mal, de manera intempestiva la encrucijada económica.
- Hace poco planteaste una definición bastante tajante sobre la visión de sectores del establishment y de la oposición al respecto del experimento de coalición del Frente de Todos, marcando que estos sectores ya “apuestan a una transición”. ¿Cómo afecta esto al Gobierno en los dos largos años que quedan hasta las próximas presidenciales?
Me parece que es la dirigencia y la base social que todavía conserva, veo difícil un acuerdo con el establishment en este contexto. Cíclicamente vemos cómo el Gobierno lo intenta, insisto con esto, lo intenta también Máximo Kirchner, que diseñó esa reunión que se hizo en Casa Rosada,en la que estuvo Midlin, Francisco de Narváez, Britos, Bulgheroni. De ratos se intenta un acuerdo con el establishment, pero de a ratos ese acuerdo se desanda, ya sea por el control de precios, ya sea por medidas que disgustan al poder económico. Entonces,la urgencia es la que siempre está gobernando al Frente de Todos. Yo creo que así adelante lo único que le podría quedar es, bueno, obviamente, pensar más con el Fondo y decir que esta deuda es impagable, como por momentos se dice, y dejar de pagar hasta que haya otro marco, o se abra otro escenario para el Gobierno. Eso obviamente sería entrar en default con el Fondo. Yo creo que es lo que el Gobierno va a tratar de evitar por todos los medios, pero están en un sendero muy muy fino, entonces pienso que existe esa variable, es la última me parece que se analiza en el Gobierno, y por todos los medios el Gobierno va a tratar de evitar el default pero va a depender un poco de qué posibilidades vaya a tener de negociar un acuerdo que no le represente un sendero de grandes sacrificios o de mayor ajuste, o de un ajuste muy profundo que deba ejecutar el Frente de Todos. Obviamente ir al default es un escenario que puede costar caro, sobre todo para las chances después de volver a ser alternativa del Frente de Todos de cara a 2023, pero tampoco lo veo con margen para aceptar mansamente un ajuste muy profundo porque eso también sería despedirse como alternativa de poder. Para este Frente de Todos, entonces, ninguna de las opciones que le aparecen por delante son fáciles, y yo creo que el Gobierno va a intentar evitar el default por todos los medios. Creo que depende un poco de el futuro de Georgieva, la presión que haga Lipton y el poder permanente en Estados Unidos, de todo eso también depende, y puede ser que esas fuerzas se pongan muy intransigentes, como han sido hasta ahora o más, y deje al Gobierno analizando esa posibilidad de decir ‘bueno, hasta que acá pagamos’, porque obviamente lo que hay que pagar en marzo es imposible. Pagar 18 mil millones dólares solo de capitales, sin hablar de los intereses,que es lo que el Gobierno viene pagando hasta ahora.
- Se habló en las últimas semanas de que algo del tono discursivo del oficialismo, e incluso algunas de sus medidas, surgen de cierta preocupación por lo que pueden estar perdiendo por el flanco izquierdo. ¿Te parece que esa preocupación es electoral, o que también hay algo del mediano plazo que está alertando al oficialismo respecto a lo que puede aparecer a su izquierda?
No sé la verdad, ahí el Frente de Todos está dividido. Creo que sobre todo es una preocupación electoral, que se sorprendieron por los resultados de la izquierda, imagino que son números que para una elección tan ajustada, como vienen siendo en realidad las elecciones del Frente de Todos y Cambiemos, es un costo importante. Se sabe y hemos visto incluso testimonios de votantes del Frente de Todos, o de sectores que apoyaron históricamente al kirchnerismo y decidieron votar a la izquierda. Creo que es una preocupación electoral hacia adelante, no me queda claro porque también las señales son confusas. Por momentos, La Cámpora, la propia Cristina intenta algunas medidas un poco más osadas o audaces, y por momentos dan señales contradictorias de buscar un acuerdo desesperado con el establishment.. No termina de quedar claro, por lo menos para los que lo vemos desde afuera y conversamos con alguna de esa dirigencia, no termina quedar claro, no sé si para la militancia al Frente de Todos ni para la militancia del kirchnerismo queda muy claro si hay un intento más de fondo de ir a medidas más audaces o si es sólo un reflejo electoral.
- En esta coyuntura, ¿qué opinás de la campaña de la izquierda?
Creo que es una campaña que es certera en la medida de que hoy el problema central de la mayor parte de la población de los que viven de ingresos en pesos es la inflación y derrumbe del salario real. Eso que vivimos ya durante los años de Macri uno puede decir, bueno, empezó en 2014 con la devaluación de Kicillof y a partir de ahí para acá son más los años que el salario pierde que lo que el salario le gana la inflación. Son excepciones los años en los que el salario le gana a la inflación desde hace 7 u 8 años, pero digo, el Gobierno de Cambiemos ejecutó un fuerte ajuste que en su momento obviamente la izquierda denunció pero también denunció el Frente de Todos. Ya alguna vez con el Frente de Todos en el Gobierno esa agenda prácticamente quedó vacante y es la realidad más palpable, me parece, para millones de personas. Una inflación del 52 por ciento interanual, que ya está en los niveles del último Macri y un tema del que pareciera nadie quiere hablar, por lo menos de los partidos mayoritarios antes lo hacía el Frente de Todos, antes de ser Gobierno, y hoy es una realidad incómoda para el propio Gobierno seguir culpando a la pandemia, seguir culpando a la herencia de un proceso que no se revirtió y que por momentos se profundiza, sobre todo si tenés en cuenta que la mitad de la población económicamente activa está en la informalidad y no es alcanzada por las paritarias o la reapertura de paritarias. Entonces digo, para mí ahí hay un eje central del Frente de Izquierda que seguramente tiene impacto en la población o en una parte de la población. El otro tema es este que veníamos charlando antes, el del Fondo, de que no hay desde la clase política o desde los partidos mayoritarios una estrategia eficaz para resolver un problema mayúsculo que obviamente dejó Macri. Macri dice ‘yo lo resolvería en cinco minutos’, como dijo en su momento con la inflación, y el Frente de Todos está entrampado. Entonces plantear la centralidad del Fondo me parece que es un acierto, y que además le duele a los partidos más grandes porque evidentemente no pueden resolver ni el tema de la inflación, ni la caída del salario real, ni el tema de la bomba de tiempo que dejó Macri con el endeudamiento descomunal del acuerdo con el Fondo. |