En 2018 las amplias expectativas democráticas de sectores de masas, sumadas al profundo hartazgo contra los gobiernos del PRI, PAN y PRD, llevaron a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y al Morena a ocupar el máximo cargo político del país.
El gobierno de AMLO ha desplegado distintas políticas y medidas con las que pretende marcar distancia respecto a los gobiernos neoliberales del pasado, la más reciente ha sido la reforma eléctrica, así como una política exterior que, en determinados, aspectos lo distingue de sus antecesores. Sin embargo, continúa aplicando políticas que preservan los intereses de los capitalistas y las transnacionales, en sintonía con las políticas neoliberales de administraciones previas y los dictados de la Casa Blanca. Ejemplo de ello son: la construcción del Tren Maya, la continuidad de la militarización mediante la Guardía Nacional, la criminalización de las Caravanas migrantes, la aprobación del TEC-MEC, el duro ajuste económico bajo el nombre de austeridad republicana, etc.
Aunque AMLO continúa con un nivel de aprobación muy alto que es destacado por distintos medios internacionales, a la par existen sectores críticos entre mujeres, juventud y trabajadores que viven la desilusión con la 4T, así como el deterioro en las condiciones de vida y trabajo. En este escenario, la derecha y los partidos del PAN, PRI y PRD buscan de manera cínica, capitalizar el descontento y recomponerse políticamente hacia las elecciones presidenciales de 2024.
En medio de escenarios de constante polarización social, tanto la derecha como la 4T quieren montarse en el movimiento feminista y la legitima lucha de las mujeres contra la violencia, para fortalecer sus aparatos electorales y contener el desarrollo de un movimiento de mujeres independiente. La carrera presidencial hacia 2024 no será la excepción, y las figuras femeninas del Morena, el PAN y demás partidos del régimen, comienzan a perfilar a sus candidatas para las contiendas presidenciales.
En el caso de la 4T, pretenderán continuar con los intentos por institucionalizar el descontento de las mujeres.
Las mujeres de la derecha
La derecha conservadora busca, de manera oportunista, aprovechar el descontento del movimiento femimista hacia la 4T. Pero bastan las declaraciones de personajes como Lili Telléz, ex senadora de Morena y ahora del PAN, activa militante antiaborto y antiderechos, para ver que realmente no están por los derechos de las mujeres trabajadoras
Recordemos que, el PAN junto con el PES y otros partidos patronales, son quienes insisten en bloquear la despenalización del aborto en los congresos locales, y mas aun, luego de que la fuerza del movimiento de mujeres obligó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) a declarar la inconstitucionalidad de su penalización.
También están en contra del derecho de las niñas, niños y adolescentes a una educación sexual integral, científica y no heteronormada, e impulsan iniciativas reaccionarias como el Pin Parental en las escuelas y ataques de odio a las personas trangénero y comunidad LGBTTTI+.
Por su parte, las feministas del PRI que ahora se presentan en las movilizaciones repudiando la violencia feminicida, obvian que su partido está manchado por la sangre de miles de feminicidios cometidos bajo sus gobiernos, y callan ante las denuncias hacia militantes priistas acusados de operar redes de trata al interior del partido.
Claudia Sheinbaum y el feminismo de la 4T
La jefa de gobierno de la CDMX destapó sus intenciones políticas hacia 2024, al declarar, en la toma de protesta de la gobernadora de Colima, Indira Vizcaíno, que “el país está preparado desde hace mucho tiempo para ser gobernado por una mujer”.
Exalta con bombo y platillo los cargos públicos ocupados por mujeres en la 4T. Sin embargo, olvida señalar que personajes como Sanjuana Martínez, Estela Damian y Raquel Sosa son las responsables de centenares de despidos, represión, persecución y precarización hacia cientos de mujeres trabajadoras, como es el caso de las huelguistas del SUTNOTIMEX, las trabajadoras precarizadas en la secretaría de Cultura, las despedidas de intendencia del IEMS, del DIF y otras instancias estatales, así como las profesoras despedidas de la UBBJ y la UACM.
Aunque el género nos une, la clase nos divide
Ninguna de las mujeres de la 4T, en su calidad de autoridades, fueron “sororas” con las trabajadoras; por el contrario, las acosaron, maltrataron, calumniaron, denigraron y golpearon para preservar los intereses de sus patrones, sin importar que muchas de ellas estaban embarazadas o eran jefas de familia.
Todavía faltan unos años para las elecciones de 2024, pero hay muchas tareas que tiene el movimiento de mujeres en México: la pelea por la separación efectiva de la Iglesia y el Estado, la legalización del aborto a nivel nacional, la lucha por plenos derechos laborales para las mujeres trabajadoras, etc. Frente a las maniobras de la derecha y la 4T para cooptar nuestra lucha, las feministas socialistas de Pan y Rosas consideramos que la gran fuerza del movimiento de mujeres tiene el enorme desafío de ir por mucho más: debemos conquistar una dirección combativa e independiente del Estado y sus partidos, para hacer efectivo que no haya #NiUnaMenos.
Urge conquistar la independencia política del movimiento feminista y apostarnos por la construcción de un feminismo anticapitalista, internacionalista y socialista que una a las luchas de las mujeres y el conjunto de la clase trabajadora y pueblos oprimidos, con organización en los centros de trabajo, las escuelas, los barrios y sindicatos.
Las experiencias de candidaturas anticapitalistas de Flora Aco y Sulem Estrada, son un importante avance hacia ese objetivo por lo que te invitamos a leer más sobre ellas y organizarte con nosotras en clave anticapitalista.
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