Dentro del sistema universitario, la pandemia ha venido a agravar los problemas sucedidos desde hace años atrás, que ya de por sí estaban presentes en la presencialidad. Sin embargo, estando en nuestras casas, con dificultades económicas más densas, exclusión directa del sistema universitario, recorte a becas, cierre de cursos, reducción de cupos y falta de presupuesto. Por esto, los estudiantes debemos buscar las maneras de luchar contra una administración universitaria antidemocrática, elitista y burócrata. |
Desde el año 2020 las y los estudiantes universitarios hemos sentido con más fuerza el peso de una administración universitaria que le hace seguidilla al gobierno de ajuste del PAC, lo cual ha recaído enormemente sobre estudiantes de familias de clase trabajadora y de trabajadores precarizados.
Hemos vivido desde este último año una serie de elecciones antidemocraticas, tanto para elegir al Directorio Federativo y representantes estudiantiles ante el Consejo Universitario, como para sustituir altos jerarcas, donde de por sí, las y los estudiantes somos minoría. Tanto así que vimos cómo un pequeño grupo de privilegiados colocó a Carlos Araya como rector interino mientras se daba luz verde para llevar a cabo una "elección democrática", pese a que miles de estudiantes y docentes, funcionarios no podíamos votar.
Durante el período de esta Rectoría de transición vimos cómo se "prestó" presupuesto al gobierno de Carlos Alvarado bajo la excusa de atender la pandemia, mientras los problemas universitarios se hacían cada vez más complejos. Y aun teniendo los recursos materiales e intelectuales necesarios para mitigar la crisis sanitaria que atravesaba el país, nunca se vio como una tarea de primera necesidad, a pesar de los esfuerzos que demostraban la capacidad para hacerlo.
Por otra parte, durante esta rectoría elegida de manera antidemocrática se vivió una pérdida de 215 millones de colones, los cuales estaban destinados para infraestructura del Recinto de Guanacaste, los mismos fueron redirigidos para obras en la Sede Central y terminaron por "desaparecer".
Pese a que Araya no realizó ninguna orientación política que favoreciera al estudiantado y sector trabajador de la Universidad, sino que, como ya indicábamos antes, había sido la mano derecha del ex Rector Jensen, hoy busca nuevamente posicionarse dentro de un espacio de toma de decisiones como lo es el Consejo Universitario. Esto, con justa razón, incomoda a la comunidad estudiantil pues dejar las decisiones en manos de personas que no nos representan genera temor entre el estudiantado.
Continúa resultando repugnante ver esta clase de burlas por parte de quienes forman parte de la administración universitaria, privar a las y los estudiantes y trabajadores de ejercer un derecho que les corresponde como es el voto universal para así lograr posicionar a quienes forman parte de sus realidades y entienden sus necesidades más sentidas, buscar crear un cambio real mediante un gobierno de estudiantes y trabajadores, dejando de lado a las "vacas sagradas" universitarias, que por años se han rotado puestos de importancia como los ya mencionados.
Es necesario que, dentro del estudiantado, junto con el sector trabajador, se lleve adelante una campaña por el voto universal como una de las muchas conquistas estudiantiles por alcanzar, para que seamos estudiantes, docentes y trabajadores, quienes podamos tomar las decisiones políticas y presupuestarias que conciernen a la Universidad, poniendo al frente nuestros intereses para garantizar mejores condiciones de estudio y de trabajo, a partir de no pagar el préstamo con el Banco Mundial. Hay que poner en pie un gobierno de estudiantes y trabajadores, con mayoría estudiantil, para que decisiones tales como la presencialidad o virtualidad de nuestras clases, sea decidido por nosotros y nosotras.
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