Un nuevo juicio contra un sacerdote acusado de abuso sexual sacude las huestes de la Iglesia católica argentina que, por estos días, define su nuevo gabinete político en el plenario del Episcopado Argentino.
Este martes comenzó el juicio contra el sacerdote Hugo Pernini, acusado del delito de abuso sexual simple, gravemente ultrajante y con acceso carnal, agravado por ser ministro de un culto religioso. El proceso judicial, al cual se prohibió el ingreso de la prensa y del público en general, está a cargo del Juez de audiencia, Dr. Gastón Boulenaz y la Fiscalía del Dr. Walter Matos.
El acusado no declaró. Quien sí lo hizo fue su denunciante (que hoy tiene 31 años e integra la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico de Argentina) quien dio detalles del calvario que padeció durante su adolescencia.
Los hechos denunciados por el joven ocurrieron entre los años 2005 y 2008 cuando era menor de edad. Según su testimonio, el ex capellán del Servicio Penitenciario Federal, cometió los abusos en una casa contigua que ocupaba el sacerdote en la Iglesia de Luján, donde la víctima participaba de un grupo de jóvenes llamado “Espíritu Santo”.
El joven describió a Pernini como “un depredador sexual” y aseguró que “todo hombre, adolescente o niño que había ido a la Iglesia de Luján, sabía lo que sucedía", aseveró el denunciante en su declaración.
En 2011, luego de poder salir del silencio, la víctima se dirigió a hablar con el obispo de Santa Rosa de ese momento que era Mario Aurelio Poli, hoy jefe de la Iglesia católica argentina, para contarle lo sucedido, pero no encontró más que desprecio: “No mostró empatía, ningún tipo de consideración, solamente me dijo que fuera feliz, que fuera a un psicólogo y que siguiera mi vida para adelante”.
Luego de que se hiciera público el accionar de Pernini, el reemplazante de Poli, Raúl Martín, tuvo que iniciar una investigación canónica donde se determinó como "castigo" la prohibición del ejercicio público del ministerio sacerdotal. “Se le hizo un proceso (dentro de la Iglesia Católica) desde hace un año, algo que incluso está canónicamente estipulado, por dichos de la supuesta víctima. Porque la supuesta víctima, tanto como la madre, tardaron en venir a dar el testimonio personal”, aclaraba Martín en una entrevista al diario Clarín en 2019.
En lo que va del año se llevaron varios sacerdotes fueron condenados en distintas provincias del país: Agustín Rosa Torino en Salta , Nicolás Parma en Río Gallegos y Juan de Dios Gutiérrez en Catamarca.
En la Argentina, se estima que hay 650 curas abusadores ocultos por la Iglesia. Como planteara Adrián Vitali en una reciente entrevista con este medio "en la Iglesia se abusa de los cuerpos inocentes de los niños y se justifica por todos los medios, no revelar el secreto, para que algún día prescriba en la conciencia de la víctima y así obtener la absolución a través de un supuesto olvido somatizado en el dolor de los cuerpos y en la angustia inexplicable del psiquismo”. Sin embargo, estos crímenes guardados y protegidos por la Iglesia son desenmascarados y denunciados gracias a la valentía y tenacidad de los y las sobrevivientes. | 
