Durante toda la campaña fuimos reflejando el apoyo que llegaba de distintos sectores a las candidaturas del FIT-U. Entre ellos intelectuales, docentes, artistas, músicos, escritores tuvieron un lugar importante dentro de esos apoyos.
Dentro de esos apoyos, publicamos en su momento el de Sergio Olguin, escritor de páginas que quizá ustedes ya recorrieron, en alguna de sus novelas o sus cuentos. Su último libro publicado: "La mejor enemiga" de la saga de Vero Rosenthal, luego de haber que llega después de "La fragilidad de los cuerpos", "Las extranjeras" y "No hay amores felices".
Hoy en #AlertaSpoiler nos dimos el lujo de charlar con él en profundidad sobre la situación actual del país, y la importancia de votar al FIT-Unidad el próximo domingo. Aquí publicamos sus principales definiciones. Mirá la entrevista completa en nuestro canal de YouTube con yapa sobre literatura, periodismo y hasta el desempeño de Boca Juniors en el campeonato.
La coyuntura y el crecimiento Frente de Izquierda Unidad como tercera fuerza nacional Estamos en unos momentos complicados e importantes que vive la sociedad argentina, hay un discurso derechizador. Una tendencia de llevar el discurso hacia la más derecha posible. Myriam Bregman representa todo lo contrario. Un discurso coherente hace años. Defiende los derechos de los trabajadores y las mujeres, los derechos humanos. Todo lo que yo quiero para una representante en el Congreso. Pensar que por esa insistencia de los medios en demonizar a los medios, que Myriam se quede afuera del Congreso sería algo muy malo para la sociedad.
Como nunca se ha puesto en claro cómo son los proyectos políticos. El crecimiento de la derecha ultra reaccionaria, que está al borde del sistema democrático, como Milei, blanqueó a la derecha más tradicional de hablar más claramente de su propuesta política. Antes se disfrazaba más. Macri decía no vas a perder derechos en 2015 y luego hizo todo lo contrario. Hoy la campaña del macrismo es recortemos todos los derechos, todo lo que no sirve para el funcionamiento empresarial. Es un signo muy grave de los tiempos que vivimos.
La crisis del 2001 fue una crisis terrible. Esta crisis tiene como elemento peor que incluso en el 2001 las fuerzas de derecha se vieron obligadas a tener una posición progresista. Había idea de salir de esta crisis tratando de dar más posibilidad a los jóvenes con nuevos trabajos, defendiendo derechos de quienes la venían pasando mal durante el menemismo. Ahora el discurso que lanzan los políticos, el establishment y los medios de comunicación masiva es que hay una crisis, pero lo que dicen es que se sale con menos derechos, con más recortes, con trabajos precarios. Es un peligro que corremos en los próximos años, no solo el crecimiento de la pobreza y toda la malaria económica, sino la precarización laboral y una peor situación para todos.
El Frente de Izquierda desde que se conformó y el crecimiento del PTS sobre todo es la sensación de tener una izquierda nacional, una fuerza nacional. No es un partido de Buenos Aires. Se ve en su crecimiento social y comunitario de sus dirigentes, Vilca en Jujuy, Vilches en Córdoba, Barbeito en Mendoza. Tienen presencia en la sociedad en muchas partes del país, y puede seguir creciendo a partir de su coherencia. Al FIT no se le puede decir nunca que no fue coherente en sus reclamos y pedidos. Más allá de cualquier banalización que haga la derecha, los ataques que haga a sus locales, me parece que eso tarde o temprano va a rendir fruto. Eso es lo que hay que tratar de apuntalar ya desde estas elecciones.
De literatura, periodismo, ficción y realidad Lo primero que publiqué fue un artículo periodístico sobre en qué estaban los jóvenes al comienzo de la democracia. Tenía 17 años. Era una revista llamada “Familia Cristiana”, yo era muy ateo, incluso anti católico se puede decir. Y la dirigían monjas. Me pidieron un artículo sobre qué les pasaba a los jóvenes sobre la llegada de la democracia. Y como me quería hacer el rebelde, en ese artículo puse los ataques que hubo en el Teatro San Martín por grupos ultracatólicos. Quería arrancar mi carrera siendo censurado. Y a las monjas les gustó, lo publicaron igual.
Empecé con una novela que me llevó tres años escribir. Todo a máquina, no había compus. Nunca se publicó. Y ahí quedó, no creo que se recupere, se perdió.
Lo que temía que se me pegara en mi última novela era el tema del aborto, es el tema de la novela pero no me gustaba que lo que yo pensaba políticamente fuera directamente hacia la ficción como una especie de programa político o periodístico. Eso creo que disminuye notablemente la calidad del texto ficcional. Por eso me llevó mucho escribirlo. Pero es algo que tengo claro, que por un lado el periodismo y por el otro la ficción. No me preocupa la data dura en la novela. Solo uso lo que me sirve para alimentar a mis personajes, la ficción y la trama. Si quiero denunciar, tengo al periodismo.
Crecí en un contexto rodeado de mujeres, tengo tres hermanas, una madre muy presente, un padre menos presente, muchas amigas, jefas, etc. una de ellas esta homenajeada en las novelas de Verónica Rosenthal. Todo eso podría ser una respuesta posible a cómo llevé adelante a personajes femeninos. Pero hilando más fino me di cuenta que los sentimientos que tenemos los varones y las mujeres no tienen una gran distancia. Los miedos, los deseos, lo que pretendemos de nuestras vidas se parece mucho. Basta con pensar en cómo reaccionaría yo o un amigo varón, y probablemente funcione también en personajes femeninos.
Una novela es algo que hay que desarmar para poder pasar a un guion de cine, no es algo que te sirve directamente, sino que hay que desarmarla. Y “Las extranjeras” tiene muchas ideas y vuelta que hay que desarmar para que sirvan a la tensión dramática de una película. La estoy pasando bien con la adaptación. Trabajar desde otro punto de vista y reflexionar. Pensar la novela desde un guion hace que descubra cuestiones que están en la novela que hoy ya no me cierran tanto. Es un aprendizaje para próximos libros.
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