Se trata de la Conferencia Internacional Conjunta de Inteligencia Artificial (por sus siglas en inglés IJCAI 2015). Se celebra cada dos años desde 1969, una organización sin fines de lucro fundada en ese año en California, Estados Unidos. Se ha realizado en distintos países como Japón, Estados Unidos, Alemania, China e India. Es la primera vez que un país sudamericano organiza esta conferencia cuyo objetivo es reunir a la comunidad mundial de Inteligencia Artificial(IA) en un mismo lugar y compartir los principales avances del conocimiento entre todos los integrantes del área.
Los campos de estudio y aplicación de la IA son muy diversos, basados en el intento de imitar la capacidad de la inteligencia humana mediante computadoras para resolver problemas que cuentan con la capacidad de aprender de la experiencia y poder responder ante nuevas situaciones.
Desde hace tiempo el desarrollo de la IA, ha sido inspirador de la ciencia ficción. Más recientemente el desarrollo de la informática y distintos acontecimientos siguen alentando la imaginación sobre el futuro de la inteligencia artificial. Como cuando la computadora Deep Blue, le ganó una partida de ajedrez al campeón mundial Kasparov allá por los años ’90 o más recientemente cuando una computadora pasó el llamado Test de Turing que consiste en ver si un humano puede o no detectar que está hablando con una computadora del otro lado.
¿Podrá la inteligencia artificial superar a la humana? ¿Llegaremos a depender hasta tal punto de las máquinas inteligentes que una falla (o una rebelión) ponga a la humanidad en riesgo de extinción? Estos interrogantes ha llevado a la reflexión a científicos y filósofos, como el conocido científico Stephen Hawking, que el año pasado declaró "El desarrollo de la inteligencia artificial podría ser el mayor logro humano. Por desgracia, también podría ser el último si no aprendemos a evitar los riesgos". Ver Musk, Hawking y Wozniak piden la prohibición de las armas autónomas.
Obviamente estamos muy lejos de algo semejante en la actualidad, a una "rebelión de mas máquinas" típico de las películas de ciencia ficción y en eso hay acuerdo en la comunidad científica. "El estado actual de las distintas técnicas de IA, si bien no ha alcanzado el desarrollo que se auguraba en los ’80 o ’90, resulta lo suficientemente potente y consolidado como para ser trasladado a la industria", comenta Ricardo Rodriguez, director del grupo de IA del Departamento de Computación, de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.
Aunque en los próximos años, seguramente continúen las innovaciones de "objetos de la vida cotidiana" más inteligentes e intercomunicados a partir de los avances en las capacidades de procesamiento de los chips y las telecomunicaciones. De alguna manera la inteligencia artificial ya está en todas partes sin que lo advirtamos: en los juegos electrónicos, los motores de búsqueda de Internet, la seguridad informática y, sí, también en los robots industriales y hogareños.
A su vez, esto ha llevado a una especie de "optimismo tecnológico" donde parece que el avance de la tecnología por sí mismo llevará a un mayor bienestar de la humanidad. Algo similar sucedía en un comienzo en la comunidad científica con el descubrimiento de la tecnología nuclear, hasta que el desarrollo de la bomba atómica echó por tierra ese optimismo.
El desarrollo de la IA, junto al avance de la robótica y la tecnología, sin duda abre las puertas a enormes posibilidades para la humanidad. La posibilidad de emanciparse del trabajo para la subsistencia de millones en todo el planeta junto a las posibilidades de intercomunicación, permitiría un avance enorme en el desarrollo científico y cultural.
Sin embargo, bajo el capitalismo, la tecnología, está puesta en función de la rentabilidad empresaria y no de las necesidades sociales. Esto lleva a que los importantes avances logrados se nos vuelvan en contra.
La automatización de los servicios y la producción, en lugar de reducir la jornada laboral, se traduce en pérdidas de puestos de trabajo para unos y jornadas agotadoras para otros. Mientras que en los lugares de trabajo, las cámaras y las computadoras se usan para controlar los ritmos de trabajo.
En lugar de servir para organizar la producción y el consumo racionalmente, la inteligencia artificial se termina utilizando para la (cada vez más frecuente) publicidad, incitando a un consumismo irracional.
En lugar de servir para socializar el conocimiento cada vez más avanza el control sobre la llamada "propiedad intelectual" por parte de la industria cultural.
Y claro está, los principales desarrollos tecnológicos se terminan aplicando al control social, al espionaje generalizado como hace Google o Facebook; y peor aún en la industria armamentista con la fabricación de drones y todo tipo de armamento de última tecnología.
Estos son los peligros reales a los que se enfrenta la humanidad ante el desarrollo tecnológico a comienzos del siglo XXI. |