Este lunes (27) Aécio Neves, senador y presidente del PSDB (socialdemocracia brasileña) declaró que su partido pagará por espacio en radio y TV para impulsar las manifestaciones convocadas por la derecha para el 16 de agosto contra Dilma. Para transmitir la imagen de unidad entre los “tucanos”, como se los conoce a los partidarios del PSDB, Aécio aparecerá en las propagandas junto con el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin y el ex alcalde de San Pablo, José Serra, estos dos últimos postulantes a candidatura del PSDB para las elecciones en 2018.
Sobre la posibilidad de impeachment (destitución) de Dilma, el senador minero afirmó que “lo que le va a pasar a la presidenta depende más de ella que de la oposición. Cuando tenga la oportunidad de ser presidente, eso ocurrirá a través del voto. Para nosotros, el calendario de 2018 siempre será el calendario normal”. De esta manera, Aécio parece expresar una línea mucho más cautelosa por parte del PSDB en relación con el impeachment, sin descartar, sin embargo, la posibilidad de profundización de la crisis del gobierno frente a la crisis económica y los escándalos de corrupción.
A su vez, Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputasdo por el PMDB y recientemente declarado opositor al gobierno, salió a contratacar la campaña de la militancia petista de reforzar su desgaste por el involucramiento en el escándalo de corrupción en Petrobrás, conocido como operación Lava-Jato. “No suelo reaccionar poniendo la cabeza debajo de un agujero... la historia no reserva espacio para los cobardes. Si piden cualquier tipo de cosa en relación a mí, deberían comenzar pidiendo el alejamiento de ministros y tal vez discutiendo el de la propia presidente”.
El diputado fluminense dijo que los pedidos de impeachment que lleguen a la presidencia de la Cámara y tengan fundamento jurídico serán acogidos. Sin embargo, al mismo tiempo y contradictoriamente, expresó también cautela al afirmar que “no está en nuestro horizonte hacer que nuestro país se incendie. En estos días difíciles, pueden faltar incendiarios, lo que no pueden faltar son bomberos”.
Detrás de estas declaraciones y acciones se va dibujando la línea política que la oposición burguesa intenta afinar para lidear con la crisis. La cautela en ambos discursos indica que la burguesía brasileña conoce los peligros que una mayor inestabilidad política puede traer a sus intereses. Tiene conciencia de que la clase obrera no está muerta, y que el aumento en las huelgas indica disposición de resistencia por parte de los trabajadores. Conoce, por eso, la necesidad de frente único alrededor de los ajustes y los riesgos de que los escándalos de corrupción salpiquen a todos los partidos del orden y terminen de desgastar el régimen político.
Sin embargo, al mismo tiempo que se quita un poco el pie del acelerador, el PSDB busca ser más activo, patrocinar más firmemente las manifestaciones de descontento por derecha, para seguir capitalizandolo. Busca extender el sufrimiento del PT, mientras gana tiempo para resolver sus divisiones internas y aparecer ante los empresario como mejor preparados para aplicar los ataques contra los trabajadores.
A pesar de compartir mucho de esos fundamentos, Cunha tiende a actuar con una línea un poco más ofensiva porque está arrinconado. Frente a las denuncias que lo involucran en la corrupción de Petrobras, comienza a perder apoyo dentro del propio PMDB, que tiene dificultad para controlarlo cuando se hace necesario. Como garantía contra el PT, busca mantener apuntada contra Dilma la amenaza de impeachment.
Frente a este cuadro, la dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Universidad de San Pablo y del MRT, Diana Asunção, observó que “es fundamental para los trabajadores y la juventud que estemos atentos a los movimientos de los patrones y sus políticos para que podamos trazar los posibles escenarios en los que se desarrollará la crisis del PT. De esta forma estaremos mejor preparados para contruir una salida por izquierda, independiente del PT y de la derecha”. |
