El 9 de noviembre del año 1997, María Emilia, Paula y Verónica salieron a caminar para despejarse del estudio, dos días después, el 11, sus cuerpos fueron hallados semienterrados, amordazados y con signos de violencia en la zona conocida como Los Olivillos, en cercanías de las vías del tren del sector chacras de la ciudad.
Su familia había intentado radicar la denuncia en la Comisaría 69, (ahora n° 32) ubicada a pocos metros del lugar donde fueron halladas las chicas, pero el personal hizo caso omiso al desesperado pedido de búsqueda. Quienes, si oyeron, fueron los vecinos y vecinas, estudiantes y jóvenes de la comunidad cipoleña, que no tardaron en organizarse para encontrarlas.
Un día después de la denuncia de los familiares se sumaron algunos policías, tres para ser más precisos. El martes 11 de noviembre cerca de las 10 de la mañana un vecino que rastrillaba con su perra halló los cuerpos semienterrados en la zona de chacras que había sido recorrido los días previos.
Paula estaba en su quinto año del secundario, María Emilia estudiaba para maestra y tenía una hija de 3 años; Verónica cursaba la carrera de agronomía. Cada una de ellas tenía sueños, metas, familia, amigos y toda una juventud por delante que les fueron arrebatados.
Un entramado de encubrimientos
Los cuerpos de las chicas fueron plantados en el lugar y se realizaron cientos de negligencias que entorpecieron el esclarecimiento del caso y dar con todos los responsables.
Durante los primeros 12 años el caso estuvo a cargo del Juez Pablo Iribaren, fiel amigo de los poderes políticos y las averiguaciones a cargo del Comisario Luis Seguel, quien fue descaradamente negligente que conllevo a no poder levantar pruebas o rastros que pudieran dar con los femicidas e incluso dejo liberado el lugar permitiendo que se planten los cuerpos en el lugar. Tampoco dio aviso a los puestos camineros ni a todas las comisarias.
A la fecha hay un solo detenido por el triple femicidio, Claudio Kielmanz que fue condenado en el año 2001 a cadena perpetua como único responsable, del secuestro, violación y muerte de las tres chicas. Kielmans paso de testigo a sospechoso y de sospechoso a único responsable, aunque hubo un trabajador rural, Rafael Huriman que declaro haber visto a seis hombres secuestrar a las pibas, pero no pudo ratificar su testimonio ya que falleció en un "accidente automovilístico" antes de poder declarar.
Las fuerzas policiales, poderes políticos judiciales y provinciales con sus mandatarios de turno fueron cómplices del manto de impunidad y silencio que tiñe el hecho. En ese momento, Julio Arriaga era el Intendente de la ciudad y el actual Senador de la Provincia Alberto Weretilnek su secretario de Gobierno. Pareciera que los premiaran diría Ofelia Villar.
La impunidad de ayer es la misma que garantiza la impunidad de hoy de las redes de trata y prostitución, o de que se asesinen mujeres por el solo hecho de ser mujer. Desde la agrupación de mujeres Pan y Rosas declararon que: “vamos a estar acompañando a les familiares como cada año y peleando para fortalecer nuestra lucha contra el patriarcado y este sistema de desigualdad, por ellas y por todas las que no están, este viernes nos encontramos en las calles para gritar bien fuerte ¡Ni una menos, vivas nos queremos!”. |