Hace 81 años atrás Disney estrenó una de las películas animadas más importantes, ambiciosas y experimentales de toda su historia. La original idea de la ilustración de fragmentos de música clásica la convirtieron en una gran obra de arte.
Disney es sinónimo de magia. Es un universo donde lo imposible se hace realidad. Desde animales que hablan y se embarcan en aventuras hasta desdichadas mujeres que gracias a la aparición de un príncipe azul recién entonces parecen encontrarle sentido a sus vidas. Porque claro, si hablamos de finales felices, Disney siempre picó en punta. Con los últimos años, a tono con algunos cambios culturales, se vio obligado a deconstruirse para seguir facturando y el racismo, la misoginia, el machismo y otras cositas tuvieron que camuflarse un poco.
Pero, aunque usted no lo crea, en 1940 el estudio estrenó una película que poco tenía que ver con lo que venía produciendo hasta entonces y que tampoco con los años encontró semejanzas con ningún otro film: estamos hablando de Fantasía, una millonaria película producida por el propio Walt Disney y nacida, sin dudas, del modelo de las silly symphonies, esos cortos animados de la década del ‘30 con música alegre y divertida creados por el estudio.
A diferencia de una película tradicional, donde la banda sonora acompaña o se elabora en función a la narración, en el caso de Fantasía se da exactamente lo inverso: son animaciones creadas en función a grandes piezas de la música clásica, es decir nada inventado por el estudio. En este sentido, también la idea fue bastante provocadora para el momento ya que acercaron el musical elitismo reinante a franjas populares, consumidoras en última instancia de los productos Disney, y la llevaron al ámbito de la animación. La ambición de Walt era clara: crear un nuevo concepto en relación a la música y así armar un todo conceptual, una novedad para la época que incluso llevó a pensar a la película por muchos como una “nueva forma de presentar el arte”.
Sin embargo, lograrlo no fue nada fácil. Para empezar, porque requería la implementación de un tipo de sonido estereofónico que no era muy usual por entonces. La banda de sonido fue grabada usando múltiples canales de audio y reproducida mediante Fantasound, un sistema armado específicamente que convirtió a Fantasía en la primera película comercial con sonido multicanal, algo que hoy se conoce como sonido envolvente.
Fantasía está compuesta por siete secuencias que animan ocho fragmentos de piezas de música clásica que fueron arreglados y dirigidos por el director de orquesta Leopold Stokowski, e interpretados por la Orquesta de Filadelfia. Cada una de las partes comienza con un breve comentario, en donde además se pueden ver las sombras de la orquesta y del propio Stokowski. Al comienzo de la película, el narrador le da la bienvenida a los espectadores y a modo de presentación menciona la existencia de tres tipos de música: la narrativa, que cuenta una historia, la ilustrativa, que evoca una o varias imágenes, y la absoluta, que existe por ella misma.
En orden de aparición, la película comienza con una ilustración abstracta de Tocata y fuga en re menor de Bach y le sigue distintas partes del ballet El Cascanueces de Tchaikovsky: la Danse de la fée Dragée, danza china, danza de los mirlitons, danza árabe, danza rusa (Trépak) y el Baile de las flores. La tercera composición es uno de los clásicos de Fantasía, El aprendiz de brujo de Paul Dukas donde se lo puede ver a Mickey Mouse con un gorro de brujo, con escobas y baldes. Luego se escuchan los sonidos de Stravinsky con La consagración de la primavera donde se muestra el nacimiento de la tierra y la época de los dinosaurios. Tras un breve intervalo, comienza la Sinfonía pastoral de Beethoven con dioses y figuras de las mitologías griegas y romanas. La sexta secuencia es la Danza de las horas, ballet tomado de la ópera La Gioconda de Amilcare Ponchielli, en donde se puede ver a hipopótamos de tul bailando. El cierre es una combinación de Una noche en el Monte Pelado de Modest Músorgski, animado con demonios y brujos, y el Ave María de Schubert con las sombras de una procesión de antorchas.
A diferencia de las producciones previas del estudio, la película no tuvo el éxito esperado. Luego de haber desembolsado tres millones de dólares para tener el sonido buscado, Fantasía no pudo estrenarse en Europa ya que en 1940 el continente estaba atravesado por la Segunda Guerra Mundial. Por otro lado, el sistema Fantasound exigía salas con requerimientos específicos para la calidad del sonido, algo que llevó a que la película se pudiera reproducir solamente en escasos lugares. Con el tiempo, se convirtió en un clásico de culto. En 1990, la película fue considerada “cultural, histórica y estéticamente significativa” por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y seleccionada para su preservación en el National Film Registry.