La selección femenina dominó el partido y abrió el marcador apenas comenzado el encuentro, a los 6 minutos, con un gol de cabeza de la veterana Formiga, de 37 años. Jugando con inteligencia y menos intensidad después de abrir el marcador, las brasileras mantuvieron el dominio del balón, con mucha marca sobre la selección colombiana, apostando al tiro de larga distancia para asustar a las adversarias.
En el segundo tiempo, volvieron con toda la intensidad y con dos buenas oportunidades en los primeros diez minutos, obligando a las colombianas a subir presionando para intentar el embate. Maurine, con un gol olímpico, Andressa y Fabiana sellaron el marcador en 4 a 0, conquistando el oro en los Juegos Panamericanos y demostrando la fuerza y garra de estas mujeres.
Con 100% de aprovechamiento en el torneo, venciendo los tres partidos en la fase de grupo, contra Canadá, Costa Rica y Ecuador, y México en la semifinal, el equipo comandado por Vadão hizo 16 goles y sufrió solo tres. Resultado mejor que el de la selección masculina de fútbol, que solo alcanzó el bronce en el torneo.
En los últimos tiempos, la selección femenina de fútbol de Brasil se viene luciendo con excelentes partidos y el recién conquistado oro en los Panamericanos. Sin embargo, casi nada se comenta en los programas deportivos y periodísticos y la mayoría de la población brasilera siquiera sabe que salieron campeones panamericanos de fútbol femenino.
Se habla mucho del fracaso o éxito de la selección masculina, sin embargo casi nada se habla sobre las chicas de oro de Brasil. En un país dominado por costumbres machistas, el fútbol es tradicionalmente encarado como un deporte masculino.
Desde chicas en las clases de educación física estamos acostumbradas con el hecho de que los chicos juegan al fútbol mientras las chicas van a hacer otro deporte más “apropiado para el género”. Aquella vieja historia de que los hombres se reúnen para hablar de fútbol y las mujeres de la novela.
Una clara división de género en el deporte. No es por nada que casi nadie habla de la conquista de nuestras chicas. Para que una mujer juegue al fútbol en Brasil debe desafiar el machismo que ve este deporte como masculino, que es evidente no sólo en la falta de inversión y apoyo para la práctica del fútbol femenino en el país, sino también en la forma en que las mujeres, que contra todas las expectativas se dedican al fútbol, carecen del reconocimiento para su trabajo y sus conquistas.
En el país del fútbol, miles de niñas y mujeres deben enfrentar diariamente el machismo estructural para lograr jugar, sea en el potrero de las periferias, en los pocos clubes de fútbol femenino que existen o incluso en la selección brasilera de fútbol. El oro de las chicas de la selección es una prueba de garra y fuerza de las miles de mujeres que enfrentan todos los días el machismo de la sociedad demostrando que el fútbol sí es cosa de mujeres. |