Un trabajador fue apercibido y suspendido luego de que la empresa alegara injustamente "mal trato del cliente" cuando fue el cliente el que amenazó al empleado. Sin embargo, en el texto de la suspensión no figura esta situación sino que la persona no trabaja por falta de insumos. Este tipo de suspensión fue acordado por el Sindicato de Comercio (junto a toda la CGT) y las cámaras empresariales con el aval del Moroni, el ministro de trabajo. En este acuerdo se avala que si la persona no cuenta con computadora, internet y luz, la empresa puede proceder a suspender rebajando el salario al 80%. En este caso, la oficina se encuentra abierta y los materiales para trabajar están allí. La única respuesta del sindicato a este problema fue que "hay que esperar a cambiar de campaña". No sorprende esta actitud de los mismos que dejaron tirados a los pibes durante toda la pandemia, donde retrocedieron las condiciones de trabajo, donde a los pibes y las pibas no les daban las herramientas, los suspendían y les bajaban el sueldo por no tener internet y los hostigaban de diversas maneras.
Por otra parte, varios trabajadores y trabajadoras vienen denunciando aprietes por parte del call center. La raíz de las denuncias viene por el lado de que se está contratando gente nueva y siempre se la despide a los 3 meses o menos. Nadie tiene oportunidad de renovar con un contrato de tiempo indeterminado. Lo que denuncian no es solo la precariedad del trabajo para los nuevos ingresantes, sino que esa situación precariza su mismo trabajo, donde reciben amenazas de que se tienen que esforzar más porque los clientes (los bancos y medios de comunicación que terciarizan, cometiendo de esa forma fraude laboral) quieren recortar personal.
Esta forma de precariedad laboral se arrastra desde el menemismo y ningún gobierno lo revirtió. Es el contrato más común para los jóvenes que consiguen un trabajo en blanco. Hoy la precarización entre la juventud llega al 80%. |