La consultora Ecolatina presentó un informe en el cual concluye que un tercio de los argentinos que es considerado por estudios socioeconómicos como parte de la “clase media”, tiene ingresos por debajo de la línea de pobreza que calcula el Indec. “Durante el cuarto trimestre de 2017, previo a la crisis del gobierno anterior, sólo el 14% de los hogares de clase media era pobre. Ese número más que se duplicó con las crisis de 2018, la de 2019 y la cuarentena de 2020 y, para el primer trimestre de 2021 (últimos datos disponibles), el 33% de los hogares de clase media fueron pobres”, detalló Ecolatina.
El estudio, además, consideró que la proporción de personas pobres en la Argentina podría subir aún más. Los economistas de Ecolatina calcularon la distribución de personas de acuerdo a la diferencia entre sus ingresos y la línea de pobreza (según las cifras del Indec) del hogar en el que habitan. De esta manera, la consultora estimó que el 2,4% de las personas viven en hogares que “apenas tienen un ingreso 5% superior a su línea de pobreza”. En ese sentido, estimaron que si la canasta básica superara por unos diez puntos la variación de los ingresos, la pobreza podría aumentar 6 puntos porcentuales.
De acuerdo a los últimos datos de Indec, la canasta básica total (CBT) aumentó 2,6% en octubre y una familia integrada por dos adultos y dos chicos necesitó contar con un ingreso mensual de $72.365 para no caer bajo la línea de la pobreza. La suba interanual fue de 45 %. Por su parte, la canasta alimentaria (CBA) tuvo un incremento de 3% en el décimo mes del año, y a nivel interanual del 49,3 %.
La pobreza fue del 40,6% en el primer semestre del año, mientras que la indigencia alcanzó al 10,7% de la población. De esta manera, casi 19 millones de personas son considerados pobres por no poder cubrir el costo de la canasta básica total.
La consultora parte de afirmar que: “Las miradas que hacen foco sobre la línea de pobreza y la que se concentra en los niveles socioeconómicos son complementarias. La primera habla de las capacidades materiales de un hogar, la otra de sus pautas de consumo y su capital humano.” Este entrecruzamiento de metodologías busca dar cuenta de que la pobreza es compleja de analizar y si bien aporta nuevos datos que permiten acercarse a la realidad no escapa a la mayoría de los límites que las estadísticas provistas por el Indec poseen.
Como explicaba la economista Guadulupe Bravo en este diario: “si el determinante principal para evaluar el umbral de pobreza es el ingreso, estaríamos dejando de lado factores clave” como el acceso al agua y cloacas y las condiciones de las viviendas. Y agregaba: “Pero este no es un debate nuevo, sino postergado por distintos motivos o conveniencias políticas de los gobiernos de turno. En el año 2004 un equipo de trabajo del Indec elaboró una metodología para avanzar sobre la elaboración del Índice de Privación Material de los Hogares (IPMH). Aun así existen estimaciones alternativas que contemplan más factores como la medición de pobreza multidimensional realizada por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA). O la Canasta de consumos mínimos que realizan los trabajadores de la Junta Interna de ATE-INDEC.”
Mientras más se profundiza en el análisis de las condiciones de vida de la población, más salta a la vista la gravedad de la crisis social. El ajuste que viene llevando adelante el Gobierno, la incapacidad de las medidas tomadas para frenar la inflación y el muy probable acuerdo con el FMI, marcan que la situación es muy difícil se revierta en los próximos meses. Por este motivo es fundamental luchar contra cualquier acuerdo con el Fondo, como plantea la convocatoria para realizar una gran movilización el próximo 11 de diciembre en Plaza de Mayo.
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