Luego de haber afrontado su primera crisis política de importancia con el paro cívico y gremial, abrogando la Ley N° 1386 (de Estrategia Contra la Legitimación de Ganancias Ilícitas) y retirando el proyecto de Ley N° 218/2020-2021 (Ley contra la legitimación de ganancias ilícitas, financiamiento del terrorismo y financiamiento de la proliferación de armas de destrucción masiva o no convencionales), y ante la manifiesta debilidad expresada por parte del gobierno durante el conflicto, Evo Morales convocó a la movilización para expresar el respaldo al gobierno de Luis Arce y David Choquehuanca y en defensa del Estado Plurinacional.
Según diversas publicaciones de organizaciones afines al MAS se habla de más de un millón y medio de personas, buscando con estas cifras aumentar el impacto del hecho político de ayer, mientras que para voceros del golpismo como Virginio Lema hablan de 20 mil personas. Más al centro, Página Siete, otro medio golpista más "equilibrado" afirma hoy que, según “expertos”, aproximadamente 100 mil personas se concentraron el día de ayer.
Más allá de las disputas sobre el número de personas y, descartando lo afirmado por Lema o por el MAS, ya que tales cifras no responden a ninguna lógica matemática ni demográfica sino a la polarización política, lo cierto es que la marcha evidencia un extendido rechazo popular a la ofensiva golpista derechista lanzada por Camacho y Rómulo Calvo semanas atrás y profundizada con la inclusión en la agenda política del tema del federalismo. Pero además, ese extendido rechazo al golpismo no es una aceptación lisa y llana de las políticas sostenidas desde el gobierno, lo que se expresó con los insistentes llamados a la “unidad” desde el palco oficial, consigna con la que Arce cerró el acto central.
Las profundas grietas que recorren las filas del MAS, que se expresan en las crecientes disputas públicas entre afines al evismo, como el ex ministro de la presidencia, Juan Ramón de la Quintana, y el diputado afín al binomio presidencial, Cuellar, intentaron ser contenidas ayer, en un respaldo mutuo, tanto al gobierno como a Evo Morales que evidencia ser el dirigente de mayor relación con los movimientos sociales. A lo largo de las diversas intervenciones de dirigentes sindicales y sociales la demanda recurrente fue la de justicia para las víctimas de las masacres durante el golpe de Estado, al punto que -desde el mismo gobierno- se tuvo que pedir “celeridad” al aparato judicial y a la fiscalía para avanzar en los procesos penales.
Aunque no hubo anuncios de ninguna medida en particular, lo que da a la concentración un carácter más simbólico y menos como el inicio de una política activa que le permita al MAS recuperar iniciativa política, la intervención de Juan Carlos Huarachi, secretario ejecutivo de la COB, levantó polvareda entre representantes de la derecha.
Huarachi advirtió que si los sectores empresariales y derechistas continúan con su política desestabilizadora y golpista, las movilizaciones se trasladarán a Santa Cruz al tiempo que planteó la posibilidad de nacionalizar todas las empresas de ese departamento. Sin embargo las amenazas de ir por la nacionalización de las empresas en Santa Cruz, en boca de Huarachi no valen nada, toda vez que mientras hoy dice eso, antes pidió la renuncia de Morales y fue prolongado en su gestión al frente de la COB gracias a una resolución del gobierno golpista de Áñez. Es decir en boca de un burócrata impresentable tales afirmaciones solo servirán para que la derecha construya un discurso de victimización, como ya lo están haciendo diversos medios de prensa.
Como informa el diario "El Deber" de Santa Cruz, el presidente del Concejo Municipal, Israel Alcocer, respondió a Huarachi exigiendo respeto al departamento de Santa Cruz y que “deje de buscar la violencia y confrontación entre bolivianos”. El brote “izquierdista” de Huarachi, sin embargo no fue acompañado por los discursos de Evo Morales quien se limitó a hacer un recuento de los logros económicos y sociales durante su gobierno así como del gobierno de Arce. Por su parte Arce enfatizó la necesaria unidad entre los movimientos sociales, el MAS y el gobierno para defender el proceso de cambio, afirmando que con esta demostración se sentía fortalecido ante las presiones derechistas, en un discurso dirigido centralmente a las múltiples fracciones que atraviesan al MAS para atenuar sus disputas.
Luego de la marcha quedan incólumes varios frentes de conflicto en el horizonte
Es claro que luego de la masiva movilización, el MAS se posiciona para hacer frente a las negociaciones que inevitablemente se entablarán en las próximas semanas y meses con motivo de diversos proyectos de ley que la oposición pretende obstaculizar y particularmente con la demanda de federalismo que introdujo Camacho y que revela el giro a derecha que se viene produciendo en la situación nacional donde la derecha golpista y clerical mantiene importantes puntos de apoyo en la administración estatal y control geográfico de vastas regiones del oriente del país.
Este martes 30 de noviembre el Consejo Departamental de Salud de Santa Cruz determinó paro de 24 horas en rechazo al despido de sus fuentes de trabajo de los médicos Rómulo Calvo, dirigente cívico y operador político de la agroindustria y Fernando Castedo dirigente de la salud departamental, a los que califican como "víctimas de persecución jurídica, laboral y política". Esta medida busca impedir no solo el despido de Calvo, quien cobraba un salario próximo a los 3000 dólares mensuales sin trabajar en la Caja Petrolera de Salud y que producto de este caso de corrupción acaba de ser citado a declarar a la fiscalía de La Paz, sino evitar su posible detención preventiva por los diversos procesos que afronta. El paro médico, se da en momentos en que el país ya ingresó en la cuarta ola de la pandemia del COVID-19, lo que está levantando un extendido repudio popular a la medida reaccionaria y derechista.
Sin embargo las presiones que debe afrontar el gobierno de Arce no solo se limitan a las exigencias y demandas del bloque opositor derechista, sino que también hay manifestaciones de creciente descontento en sectores populares. El paro indefinido anunciado para el 1 de diciembre por parte de los trabajadores de AASANA (Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea), en los aeropuertos del país exigiendo pago de salarios atrasados, estabilidad laboral y la reversión de las privatizaciones de servicios aeroportuarios realizadas en los años 90 es una muestra de ello.
Por otro lado, sectores interculturales y del movimiento sin tierra que se encontraban en la movilización de ayer vienen presionando al gobierno en el tema tierras. Demandas que ya han llevado a decenas de toma de tierras en el departamento de Santa Cruz, acelerando los enfrentamientos con agroindustriales y sectores de pueblos indígenas en una creciente disputa por la tierra y el territorio.
Diversas reparticiones estatales, como universidades, alcaldías, y otras alertan de movilizaciones ante la posibilidad, cada vez más cierta, de recortes presupuestarios ante la crisis económica en marcha, la tendencia al agotamiento de las reservas hidrocarburíferas y el aumento del déficit fiscal que solo es cubierto con cada vez mayor endeudamiento externo.
¿Qué dejó la marcha de ayer?
Como afirmamos líneas arriba, el masivo acto de ayer, que posiciona mejor al MAS luego de la auto derrota infringida semanas atrás ante la ofensiva derechista, no establece un rumbo diferente para enfrentar a la oposición derechista y sectores golpistas, que el ya señalado por la cúpula del MAS que es negociar y contener las disputas sociales, económicas y políticas en los estrechos y cada vez más débiles mecanismos institucionales de la democracia representativa y liberal del Estado Plurinacional.
La masiva movilización de ayer expresa una saludable y honesta demostración de las bases por movilzarse contra el intento de avance de la derecha golpista pese a los límites y debilidad de la política del gobierno por enfrentar a ese sector.
Como ya hemos afirmado en otros artículos, esta concepción de la cúpula del MAS lo único que ha tenido como resultado es el creciente envalentonamiento de la derecha y la desmoralización de la vanguardia y de todos aquellos que buscan derrotar al racismo y al golpismo definitivamente. Es con todas y todos aquellos dispuestos a enfrentar a la derecha que queremos empezar a discutir una estrategia que busque derrotarlos, impulsando nuestra auto organización, desde abajo, recuperando nuestras organizaciones sociales y sindicales de las manos de burócratas corrompidos por la prebenda estatal para ponerlas al servicio de la movilización y la autodefensa de masas frente a los grupos paramilitares de la RJK (Resistencia Juvenil Chochala) o de la UJC (Unión Juvenil Cruceñista). Esta estrategia consideramos que implica al mismo tiempo empezar a discutir y elaborar un programa anticapitalista que avance sobre la gran propiedad agroindustrial y el poder económico y político que derechistas de diverso pelaje, entre ellos las iglesias, utilizan al servicio de las clases/etnias dominantes.
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