La pluma que puede desequilibrar la balanza
Rancagua amaneció encendida, era la señal que miles de trabajadores contratistas y subcontratistas estaban esperando para sumarse activamente a la movilización para imponer un nuevo Acuerdo Marco a Codelco. En el año 2007, El Teniente fue la vanguardia en la conquista de este instrumento colectivo que tuvo como saldo 37 días de huelga, 9 buses quemados, 2 camionetas, marchas masivas de mineros con sus familias y la solicitud de aplicación de la Ley de Seguridad Interior del Estado a los huelguistas. Sin embargo, ese protagonismo de los trabajadores tercerizados de la mina subterránea más grande del mundo se ha avisto mermada, y su actuación puede ser determinante en el cierre de este conflicto a favor de los huelguistas.
Mientras en las divisiones de El Salvador y las cuatro divisiones de Calama han estado al frente de la negociación en el mejoramiento y ampliación del Acuerdo Marco, El Teniente no había logrado hasta hoy la paralización efectiva de la faena. Los balances son diversos, pero lo que cambió el escenario y el ánimo de lucha de los contratistas fue el asesinato de Nelson Quichillao en los enfrentamientos con Fuerzas Especiales por evitar el ingreso y toma de la mina por parte de Carabineros.
No obstante, la posta de esa tradición de lucha ya la habían tomado en sus manos los trabajadores de la salud en el Hospital Clínico Fusat, compuesto principalmente por mujeres, quienes acudieron desde el día uno al llamado a paro y ya cumplieron su octavo día de paralización. En ese sentido, los mineros manifestaron que las mujeres han sido un ejemplo de lucha, que los ha moralizado para volver a intentar concretar el paro efectivo, que la semana pasado no logró instalarse por la represión, las detenciones de quienes intentaban bajar a los trabajadores de los buses y por el excesivo de algunos dirigentes en la conducción de la movilización.
Unidad de los trabajadores y unidad con los estudiantes
A eso de las diez de la mañana los trabajadores que descendieron de los buses se concentraron afuera del Estadio el Teniente para marchar hasta el Hospital Clínico Fusat, donde llegaron cantando “¡unidad de los trabajadores! y al que no le gusta ¡se jode!”, donde fueron recibidos con aplausos por sus pares contratistas y subcontratistas de la salud.
Desde ese momento, los trabajadores interceptaron los buses que pasaban por la ex Carretera del Cobre buscando hacer masiva la paralización. Este hecho fue un golpe moral para quienes llevan más días movilizados y la alegría que expresaron los trabajadores de la salud fue un llamado a la lucha para los mineros.
Por otra parte, los estudiantes de la Agrupación Combativa y Revolucionaria (ACR), que han venido apoyando el paro de los trabajadores de la salud desde su inicio y que ya se habían hecho presentes en asambleas de los mineros para manifestar su solidaridad, en esta importante jornada contribuyeron en tareas de difusión callejera de la lucha de los mineros y acompañaron a los trabajadores que se repartieron en distintos puntos de la ciudad a interceptar los buses para sumar a los contratistas y subcontratistas que esperaban la oportunidad para unirse a la huelga.
Codelco y el gobierno: impunidad para los asesinos y criminalización para los trabajadores
Desde el asesinato de Nelson Quichillao surgieron respuestas en manifestaciones callejeras de organizaciones de trabajadores y de izquierda, pero por parte de los organismos nacionales de trabajadores no sólo fue débil, sino que el acento estuvo puesto en exigir justicia emplazando al gobierno y pidiendo que se revisen los procedimientos de actuar de Carabineros. Por ejemplo, desde la Confederación de Trabajadores del Cobre se plantea que se exigirá justicia para el trabajador asesinado en una reunión entre el presidente de la CTC, Manuel Ahumada, con la Ministra del Trabajo, Ximena Rincón, a quien manifestó que sólo se resolverá el conflicto con una mesa de negociación con la mandante, exigiendo compromisos a quienes los reprimen y, no a través de los métodos históricos de los trabajadores, como sería un paro nacional.
En tanto, el gobierno endurece su agenda de seguridad y anunció hasta 20 años de cárcel a quienes cometan agresiones contra Carabineros. Codelco condena severamente las movilizaciones de los trabajadores, no así el asesinato de Quichillao. Mientras, el clima de represión se agudiza en las divisiones de El Salvador y Calama. Hasta el día del asesinato el balance de los trabajadores heridos en El Salvador era de 1 de bala y 35 por balines y lacrimógenas disparadas al cuerpo.
Esta mañana en Rancagua, representantes del gobierno llegaron hasta el Juzgado de Garantía para presentar una querella criminal contra quienes resulten responsables de las barricadas y la quema del bus ayer, 29 de julio. En esos instantes el director nacional de la CTC, Edward Gallardo, se encontraba esperando la salida de trabajadores que fueron detenidos injustificadamente en la misma jornada y manifestó su rechazo al gobierno por la represión que dejó el saldo de un trabajador muerto, mientras se insiste en criminalizar a los huelguistas.
El dirigente, llamó a la radicalización de la movilización señalando que “nosotros no somos los violentos, es el Estado de los empresarios, el Gobierno y Codelco, que nos asesinan por exigir una mesa de negociación con una empresa estatal para mejorar nuestras condiciones laborales y de vida, mientras ellos reciben sueldos millonarios a costa de corrupción, explotación y represión a la clase trabajadora. Exigimos que se instale cuanto antes la mesa con la mandante y emplazamos a la CUT a hacer un llamado a Paro nacional por nuestro compañero caído y en apoyo a los mineros en huelga, por sabemos que con sólo con lucha y unidad de los trabajadores podemos triunfar”.
Por otra parte, rechazó tajantemente las declaraciones de Raimundo Espinoza presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre, señalando que “un dirigente sindical, que además es parte del directorio de Codelco, es un agente de la empresa no de los trabajadores y no representa los intereses de nuestra clase sino de la patronal”. |