Tras el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que declaró inconstitucional la penalización del aborto bajo cualquier causal hasta las doce semanas, se esperaba una oleada de modificaciones en los códigos penales locales en todo el país. Esa oleada no ha avanzado tan rápido como esperábamos, y está aun muy por detrás de la demanda de aborto legal que levanta la marea verde de miles de mujeres en México.
Colima es el séptimo estado que otorga este derecho, detrás de la Ciudad de México, Oaxaca, Hidalgo, Veracruz, Sinaloa y Baja California dando un paso firme hacia la legalización. No obstante, hace falta garantizarlo en todas las clínicas públicas y hospitales, dotándolos de infraestructura, equipo, medicamento y personal no objetor para poder realizar en condiciones óptimas dicho procedimiento.
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Esta iniciativa, además de despenalizar el aborto hasta las doce semanas, elimina las sanciones al personal de salud que realice dicho procedimiento. Y agrega dos circunstancias explícitamente para poder realizarlo: en caso de que una autoridad niegue el aborto a una mujer antes de las doce semanas de gestación, y cuando el personal de salud omita la información a cualquier mujer sobre su derecho a la interrupción del embarazo en ese lapso.
Como vimos en otros casos, también en esta ocasión la derecha y los sectores conservadores y clericales se manifestaron en repudio a esta conquista, y muy seguramente se sumarán a las movilizaciones y convocatorias reaccionarias que la Iglesia y los conservadores han estado convocando desde la sentencia de la SCJN.
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Esto hace fundamental que el movimiento de mujeres no retroceda frente a la despenalización en estas entidades. Es necesario recuperar las calles y mostrar que la marea verde sigue arrasando con todo a su paso, haciendo efectiva la despenalización en todo el país y avanzando a la legalización integral del aborto.
Esto solo podrá realizarse si el movimiento de mujeres se organiza de manera independiente y combativa, desconfiando de la buena voluntad que hoy demuestra el gobierno, y preparándose para enfrentar en las calles a la reacción y la represión del Estado, que, como vimos el pasado 28 de septiembre, seguirá desatándose sobre las protestas feministas.
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