Faltando un año para que terminara su ejercicio como rector de la máxima Casa de Estudios de la capital del estado, y con sus palabras, “con la frente en alto”, el representante de la UACH, Fierro Ramírez, renunció tras las presiones políticas ante el desmantelamiento de la administración estatal pasada, encabezada por el panista Javier Corral Jurado.
El Consejo Universitario de la UACH, aprobó por unanimidad la renuncia de Luis Alberto Fierro Ramírez como Rector de la Universidad Autónoma de Chihuahua, formalizándose la renuncia ante el Consejo Universitario, Luis Fierro, como mejor se le conocía desde la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), se va entre denuncias de malos manejos administrativos; será hasta agosto del próximo año, que se convoque a nueva elección para nuevo rector.
“Efectivo a partir de la clausura de la presente sesión, ante ustedes renuncio al cargo de Rector de esta Universidad con carácter definitivo e irrevocable. Hace cinco años adquirí el compromiso de iniciar la evolución de la Universidad, a partir de allí, se iniciaron trabajos en las diversas áreas para tales fines, comenzando en enero de 2017 con foros que tomaron en cuenta a nuestra comunidad académica y a diversos actores de diferentes sectores de nuestra comunidad, nacionales e internacionales”, refirió el oficio presentado en medios de la entidad, firmado por Luis Alberto Fierro al Consejo Universitario. Mucho parece indicar que la renuncia puede aminorar que prosigan las verdaderas denuncias que se tiene en contra del ex rector Fierro Ramírez, por enriquecimiento ilícito.
Destaca la opinión del profesor Enrique Rascón, ex catedrático de la Facultad de Contaduría y Administración de la UACh, quien desde septiembre del 2018 acudió a las instalaciones de la Fiscalía General del Estado (FGE) para presentar de manera formal una denuncia en contra del rector de la universidad, Luis Fierro Ramírez, a quien acusó de ser partícipe de un esquema de corrupción que durante la gestión (2010-2016) del ex rector Jesús Seáñez Sáenz, mediante el cual se desviaron alrededor de mil millones de pesos originalmente destinados para la universidad.
Este 2021, a mediados del mes de noviembre las y los representantes del Poder Legislativo, exigieron una auditoria en donde se revisen las propiedades del ex Rector Fierro, primeramente, “estén reportadas en su declaración patrimonial y cuadre con los ingresos y egresos como funcionario en su momento”, luego de que se dio a conocer que durante su gestión (2016-2021), adquirió varias propiedades inmobiliarias, una de ellas en el exclusivo fraccionamiento "Quintas del Sol" por un valor de 4.3 millones de pesos.
Por la estructura política de los mandos de gobierno y las instituciones jurídicas que encubren a los representantes de cargos públicos, sabemos que difícilmente llevarían a la cárcel al rector en turno de la Universidad Autónoma de Chihuahua, pero resulta más sencillo, una vez que se pasa a ex Rector. No sería la primera vez que la UACh sería implicada en escándalos de corrupción, no podemos dejar de lado, que la rectoría de las universidades públicas, muchas veces han resultado más que un simple trampolín para las alcaldías, así como operadores políticos de corte electoral.
Sobresaliendo rectores como Rodolfo Torres Medina y José Luis Franco Rodríguez (fallecido), que han ido a parar a la penitenciaría por escándalos de corrupción, como a su vez, cuando la UACh fungió como Secretaría Política del gobierno en turno, con Jesús Enrique Seáñez Sáenz fiel al ex gobernador priista Cesar Duarte Jáquez y Luis Fierro Ramírez fiel al ex gobernador panista Javier Corral Jurado. Pero ¿Cómo llegamos a esto? ¿Quiénes le ayudaron a llegar como Rector? ¿Quiénes respaldaron sus decisiones en instaurar el “Nuevo” Proyecto Educativo? ¿A quién afectó de mayor manera?
En la entrevista realizada a Rafael Soto Baylón jubilado de la UACh por el periodista Gabriel García de El Diario de Chihuahua, la renuncia de Fierro Armendáriz, no cayó del cielo, sosteniendo que la catástrofe universitaria no vivía momentos similares, desde 1985, cuando Reyes Humberto de las Casas Duarte, mejor recordado como el “Pato de las Casas”, se hizo cargo de la máxima casa de estudio del estado, aunque el entrevistado utiliza “tranquilizó” a la universidad en 3 años, podemos ubicar que el “tranquilizó” significó una pacificación y disolución del Movimiento Estudiantil de 1985, entre el garrote, por un lado, y la dádiva económica y política, por el otro.
«“Si hacemos un pequeñísimo recuento de lo ocurrido de 1985 a la fecha, podríamos decir que el Pato de las Casas fue buen rector, tranquilizó a la universidad en apenas tres años y su primera reelección fue bien vista. Luego sus ambiciones políticas lo llevaron a reelegirse por segunda vez y provocó el conflicto estudiantil, magisterial y social que obligaron su salida. Rodolfo Acosta fue el rector interino y convocó a elecciones”.»
En general se borró toda posibilidad de tradición de lucha estudiantil de aquél Movimiento de estudiantes del 1985, poquísimas y aisladas experiencias se vieron imposibilitadas de dar continuidad. Una mínima o nula tradición de luchas estudiantiles, así como pocas o ninguna acción política importante de parte de las y los trabajadores de la universidad, bien puede explicar el por qué, hoy por hoy, se encuentre ausente el grueso de les estudiantes de un verdadero debate público y político, acerca del haber y los recursos económicos de la UACh.
El regreso al antiguo modelo educativo que viene de la mano de la renuncia de Fierro Ramírez, termina por afectar a los cientos, quizás miles, de estudiantes, quienes podrían perder dinero, el tiempo y esfuerzos invertidos al verse obligados a retomar desde comienzo; con la pérdida de por lo menos 1 o 2 semestres de los ya cursados, las y los más afectados serán estudiantes y maestros.
Lo que ocurre en la UACh no es una cuestión aislada a lo que ocurre en otras universidades en México, signadas por estructuras antidemocráticas que permiten que cúpulas políticas utilicen a las universidades como espacios políticos afines a los partidos del régimen y que una burocracia se enriquezca, en detrimento de su carácter público y al servicio de las grandes mayorías del país.
La reciente Ley General de Educación Superior deja intactas las estructuras antidemocráticas, permitiendo que se amplié la precarización de las y los trabajadores universitarios, administrativos y académicos, que se excluya a miles de jóvenes de las universidades y avanzando en los planes que privatizan la educación.
Sin duda la organizaciones y unidad de los sectores que integran la comunidad universitaria es fundamental para transformar estas estructuras antidemocráticas de la UACh, que el presupuesto de la misma este bajo control de trabajadores, estudiantes y maestros para dar fin a la corrupción. |