Las y los trabajadores de las infancias no somos ajenos a la realidad que sufren miles de familias hoy día, con un nuevo acuerdo que no hace más que afirmar que ningún gobierno históricamente dejó de pagar la deuda, este lunes 6 de diciembre, debatiremos sobre las consecuencias nefastas que esto acarrea en las infancias y adolescencias, tanto en salud, educación, vivienda, condiciones laborales y cómo poner nuestra formación y experiencia al servicio de una fuerza que en nuestros lugares de trabajo y en las calles sea un escudo ante el saqueo que se pretende descargar sobre los derechos de las infancias.
Las prioridades del Gobierno están claras si hablamos de acuerdos con el capital financiero internacional, en estas semanas la secretaria de Relaciones Económicas Internacionales, Cecilia Todesca, confirmó que el Gobierno Nacional pagará, el 18 de diciembre un nuevo vencimiento con el FMI, unos U$S 1.892 millones. Con este pago, desde que asumió el Frente de Todos, se entregó al FMI una suma de U$S 6.496 millones.
A su vez, el Gobierno busca avanzar con el Plan Plurianual que presentará al Congreso en la primera parte de este mes de diciembre, con los lineamientos del acuerdo con el FMI, para ser consensuado por el régimen político patronal, legitimando esta hipoteca contra el pueblo trabajador mediante una votación en el recinto. Así tanto el Frente de Todos como Juntos, convalidarían el préstamo fraudulento otorgado a Macri en 2018 que fue destinado a la fuga de capitales y pagar deuda externa ilegítima.
Del otro lado de esta realidad de pagos, la pobreza ya supera el 40% en las familias trabajadoras, para poder pagar la deuda externa, el Estado necesita fondos y en particular dólares. Para ello precisa aumentar los impuestos y llevar a cabo la reducción de gastos, lo cual es en criollo: ajuste a los sectores más vulnerados entre ellas las infancias.
En su último informe sobre las situaciones con las infancias, Unifec Argentina, plantea que la mitad de los hogares del país con niños y niñas de 0 a 6 años demuestran alteraciones en las comidas, dejando de comprar alimentos por falta de dinero (4 de cada 10 hogares), sumado a esto, según el informe, manifiestan problemas de comunicación y dificultades en el sueño.
El impacto de la crisis económica en las familias no es un indicador aislado de estas realidades antes descriptas, de acuerdo con Unicef Argentina, un 50% de las personas adultas vivió situaciones de inestabilidad laboral (porcentaje que crece cuando el análisis se centra en las mujeres).
La reducción salarial (desde 2015 el poder de compra de los salarios se desplomó en un 20%), los despidos y la inflación repercute en la calidad de vida de estos hogares con sus consecuencias negativas en las niñas y niños.
Ajustes, inflación, sangría de dólares, son parte del plan del Gobierno para arreglar con los acreedores internacionales, se ajusta a los monotributistas con aumentos del 50%, con paritarias a la baja, se derogará la Ley de Alquileres, aumentan los servicios básicos, todos golpes al bolsillo de la clase trabajadora, mientras los mismos de siempre continúan enriqueciéndose: los poderosos del campo, los empresarios, los especuladores financieros.
La complicidad de los sindicatos ante los ajustes de los gobiernos es clara, son parte de profundizar la carestía de la vida de millones de familias trabajadoras, en estos meses se realizarán elecciones en organismos de infancias y adolescencias, es un escenario clave para discutir alternativas a las direcciones de los mismos, barriendo las burocracias cómplices del ajuste del FMI y los gobiernos, con planes de lucha que enfrenten el saqueo a miles de familias trabajadoras.
A este deterioro de las condiciones de vida de las grandes mayorías, debe sumarse la crisis habitacional que arrastra el país hace décadas, una deuda que ningún gobierno solucionó mientras destinan millones de dólares para “honrar” la deuda con el FMI. Solo con el pago destinado a diciembre de U$S 1.892 millones se podrían construir al menos 54 mil viviendas.
Con semejante crisis social, es criminal que la política del Gobierno sea pagar los vencimientos que tiene con el FMI, en vez de destinar ese dinero a quienes más sufren la pobreza.
Muestras de cómo pasar el ajuste es la disciplina de las balas, hace unas semanas la policía asesinaba a Lucas, un caso más que se suma a la larga lista de víctimas de la violencia estructural del estado capitalista, contra la población pobre y fundamentalmente, contra la juventud. La política represiva y disciplinadora contra la juventud pobre es la principal respuesta ante la crisis y en el marco del ajuste que exige el Fondo Monetario Internacional, el Gobierno y la oposición eligen defender los intereses de los poderosos.
Este lunes 6 de diciembre, las y los trabajadores de hogares convivenciales, servicios locales, educación, paradores y programas sociales, debatiremos por una salida que invierta las prioridades, la deuda es con las infancias y sus familias, no con el FMI. |