Netflix ha publicado hace no mucho la adaptación a serie del comic “la profecía del armadillo”, del popular historietista italiano Zerocalcare, quien en cortos capítulos de poco más de 20 minutos nos relata sus vivencias desde la tierna juventud, hasta la madurez, acompañado de sus amigos Sarah y Seco.
En esta mini serie se tratan una plétora de temas, casi siempre desde el ángulo del humor y la ironía, desde la precariedad laboral, hasta la desesperación de una generación entera por llevar una vida acorde a lo establecido. Puede que al principio resulte un poco faltona y de humor simple (honestamente, mi tipo de entretenimiento), pero al final acaba explorando de una forma muy acertada temas que nos tocan a toda la juventud de clase trabajadora.
En Cortar por la línea de puntos, todos son unos fracasados. El propio Zerocalcare describe su vida antes del éxito como una sucesión de CV enviados para sentirse útil, para sentir que está sirviendo de alguna manera a la sociedad, sin embargo, lo hacia esperando que acabara sucediendo alguna catástrofe que acabase eliminando el trabajo asalariado.
Él, era incapaz de seguir aquella línea de puntos vital, de tener una vocación, como lo hacía su colega Sarah. Sin embargo, la realidad es que ambos se encuentran en la misma situación, ya que Sarah trabaja vendiendo escobillas, a pesar de pasarse años y años estudiando para ser profesora.
Esta situación nos puede sonar a muchos, ya que es el día a día del joven promedio. Aunque la serie se centra en la generación millenial, la falta de perspectivas y de futuro es algo que igualmente resuena en la generación Z, que poco a poco se cuela por el durísimo mercado laboral. “ Siempre buscaba trabajo, pero cuando lo encontraba, prefería suicidarme a hacerlo, lo que resume la vida de tres mil millones de personas”. Aunque el número diría que se queda corto, creo que resuena entre el zeitgeist, el espíritu de nuestro tiempo.
Zero dispone de un armadillo como representación de su conciencia, quien en un ejercicio de introspección nos describe a un tipo con unas habilidades sociales que dejan mucho que desear. Otro de los temas que revisa la serie es el de la masculinidad, y como afecta a las relaciones interpersonales de Zero. Desde la vergüenza que pasa por no saber cambiar una rueda del coche, a la turbulenta relación que tiene con su primer amor, Alice, uno de los personajes clave en la trama.
Zero, por alguna razón, siempre henchido de orgullo, se niega a ir más allá con su amiga, lo cual sería del todo respetable, sino fuera porque cree vivir en una comedia romántica de los 2000. Ahora, si no has visto la serie, quizás es buen momento para dejar de leer, ya que se avecina spoiler.
El final.
Menudo final.
Demoledor es poco. Descubrimos que ese interminable viaje en tren tiene como destino la casa de los padres de Alice, quien se ha suicidado. Sin transiciones, de forma cruda. Zero, en el entierro, en otra demostración de egoísmo, se siente profundamente culpable de la muerte de Alice. Cree que su incapacidad para haber dado el paso con su amiga fue causante de la tragedia. Sarah consigue darle un golpe de realidad. Son múltiples los factores que pueden llevar a una persona a terminar con su vida. Por ejemplo, como dicen sus padres, una razón pude ser el fracaso laboral que vivió mientras estudiaba su doctorado, acabando por ser incapaz de pagarse el alquiler.
Esta es una situación que no nos resultará ajena a muches jóvenes de mi edad. No es casualidad que el suicidio sea la principal causa de muerte entre menores de 25 años, y que llevemos muchos años viviendo continuos repuntes en enfermedades mentales.
Como decíamos en un artículo anterior, "esto sucede en el mismo sistema que nos descarta como caballos enfermos que no pueden tirar del carro si no estamos en perfecto estado para aguantar la explotación capitalista y se combina con los efectos de sufrir opresiones como raciales o de género que este sistema retroalimenta para subsistir."
De esta serie podemos sacar numerosas conclusiones. Las que yo he sacado, es que acabar con el capitalismo es la única línea de puntos que podemos seguir si queremos sobrevivir, y la otra, que expresar nuestro sentir por nuestra gente más cercana no es asunto baladí. Queramos mucho, y bien, y terminemos con este sistema que nos arrebata la vida. |