La huelga que comenzó en cuatro plantas de Kellogg Company, el 5 de octubre, continuará. Los 1400 trabajadores en huelga rechazaron un acuerdo temporal que había sido negociado por la dirección sindical, del Sindicato Internacional de Trabajadores de Panadería, Confitería, Tabaco y Molineros de Granos (BCTGM según su sigla en inglés). La huelga había abarcado a los trabajadores de las plantas en Omaha, Nebraska, Lancaster, Pensilvania, Memphis, Tennessee y la instalación insignia de la compañía en Battle Creek, Michigan.
Esta huelga se produjo después de años de negociación colectiva que no había logrado asegurar un nuevo contrato, y se centró en el objetivo de los empresarios de recortar los beneficios de atención médica, el pago de vacaciones y el tiempo de vacaciones, así como eliminar puestos de trabajo al trasladarlos fuera de los Estados Unidos. Pero era la estructura de compensación de dos niveles que tiene la empresa, que generó que trabajadores que hacían un mismo trabajo tuvieran diferentes contratos precarizando a los más nuevos, lo que estaba en el centro del descontento.
El acuerdo propuesto era para un contrato de cinco años que no logró resolver las diferencias de los contratos que se había acordado en 2015, manteniendo que los empleados más nuevos reciban menos salarios y beneficios menos generosos que los trabajadores con mayor antigüedad. El contrato que llevó a la huelga tenía hasta el 30 por ciento de los trabajadores de Kellogg en el nivel inferior, haciendo el mismo trabajo que todos los demás, pero por mucho menos salario.
Según la compañía, la propuesta de acuerdo estableció un "camino acelerado y definido para que los empleados de transición tengan salarios y beneficios heredados", palabras elegantes para mover a los empleados actuales en el nivel inferior al nivel superior si tienen cuatro años en el trabajo. El acuerdo también daría un aumento salarial del 3 por ciento a los "trabajadores veteranos" en el primer año del contrato, y luego ajustes por costo de vida en los años siguientes.
Pero los trabajadores no estaban tan convencidos. "El acuerdo tentativo fue rechazado abrumadoramente por los trabajadores del sindicato", dijo Dan Osborn, presidente del sindicato regional en Omaha, al sitio Bloomberg.
Kellogg anunció inmediatamente que iba a ampliar su uso de trabajadores contratados para romper la huelga, en respuesta a la votación. Como informa el New York Times, la compañía emitió un comunicado, declarando: "El paro laboral prolongado no nos ha dejado más remedio que contratar empleados de reemplazo permanente en puestos vacantes por trabajadores en huelga".
Los trabajadores sabían que esto podría suceder, pero votaron por seguir luchando. Después de años de turnos de 16 horas, horas extras forzadas y el pago desigual de la estructura de dos niveles, y después de nueve semanas en las líneas de piquete, están enviando un mensaje claro a los empresarios: danos lo que exigimos.
Es hora de que todo el movimiento sindical estadounidense respalde esta huelga y se movilice para garantizar el paro. | 
