Este lunes 6 de diciembre recibimos la triste noticia del fallecimiento por Covid de Gladis Vilca, vecina de la toma Casimiro Gómez quien junto a su familia y vecinos venía peleando hace más de un año por tierra para vivir.
Gladis había llegado al Alto Valle desde Jujuy, su tierra natal, buscando oportunidades de trabajo y vivienda. Sin embargo, al igual que muchas familias trabajadoras, se encontró con una provincia marcada por la desigualdad. Mientras las grandes empresas ligadas al petróleo reciben millones en subsidios y beneficios por parte del gobierno del MPN, hay miles de laburantes que con sus trabajos precarios no llegan a fin de mes y que les resulta imposible pagar un alquiler. Por eso a Gladis y su familia, como a tantas otras, no les quedó más opción que tomar un pedazo de tierra en la meseta para poder vivir.
Allí, en medio de condiciones hostiles, sin luz, agua, ni calefacción, Gladis y su hija organizaron el merendero “Los Pekes” que, a pura voluntad, esfuerzo y gracias a donaciones solidarias, garantizan algo de comida y ropa a decenas de niños y niñas que crecen en la toma Casimiro Gómez. Esa tal vez es la mejor demostración de lo que era Gladis, una luchadora incansable, que no solo peleaba por su derecho a la tierra, sino que también organizaba la solidaridad de su barrio para salir adelante y apoyaba otras luchas como la de las y los trabajadores de salud y ceramistas.
Su muerte genera tristeza, porque significa una gran pérdida, pero también bronca por las condiciones en las que se dio. Podría haber sido completamente evitable si el gobierno hubiera atendido desde un principio el reclamo por vivienda de Gladis y sus vecinos. Para las familias de la toma nunca hubo posibilidades de higienizarse para evitar el contagio porque no tenían agua, ni de aislarse al contraer el virus porque viven en casillas precarias, tampoco se les garantiza atención médica, testeos ni vacunas, porque los hospitales y centros de vacunación están alejados y se dificulta acceder. Por eso hay que decir claramente que el gobierno del MPN considera vecinos de segunda a las familias pobres y es responsable de las condiciones de vida precaria en las que viven miles de trabajadores y trabajadoras en Neuquén. Contra esa política de precarización, levantamos y reivindicamos a las Gladis de este mundo, a las mujeres que pelean todos los días y no se resignan, continuando su lucha hasta vencer.
