La ex alcaldesa Cathy Barriga ha sido parte de diversos escándalos de corrupción por anomalías que se presentaron ante un organismo de control en la contratación de asesorías sin respaldos y compras de artículos sin una acreditación que fuese suficiente. La contraloría partió cuestionando el gasto de 588 millones desde el municipio por regalos al estilo “barriga”.
Hoy los antecedentes que se tienen es que el tribunal viene declarando admisible la condena por fraude al Fisco con más de 21.692 millones de pesos que puede conllevar a una pena de 5 a 15 años.
La derecha y sus representantes vuelven a ser protagonistas de escándalos en casos de corrupción, tal como sucedió en el municipio de Viña del Mar con Virginia Reginato o en Arica con Carlos Valcarce. Hacen de la política un negocio. El problema de fondo es que los municipios siguen anclados al trato de empresas concesionarias, que mantienen niveles de subcontratación de los trabajadores, negándoles un sin fin de derechos básicos.
Si bien la justicia hoy quiere llevar adelante acciones en contra de Cathy Barriga, el problema de fondo es que este sistema engendra directamente toda una casta política vinculada a todos sus negocios. Es necesario llevar adelante la política de que cada político cobre como un trabajador promedio. Al mismo tiempo se hace necesaria la revocabilidad de todos los cargos de elección popular, y ponerle fin a todos los privilegios que tienen los políticos a su disposición, tal como lo utilizó para sus propios intereses, Cathy Barriga. | 
