Postales encontradas
El viernes el oficialismo festejó el Día de la Democracia y de los Derechos Humanos, con música, baile y los discursos de Pepe Mujica, Lula Da Silva, Cristina Fernández y Alberto Fernández.
Apenas unas horas antes, todas las miradas estuvieron en el comunicado emitido por el FMI sobre el “entendimiento técnico” con funcionarios de la Argentina. Un curioso festejo del “día de la democracia” cuando el futuro del país se está decidiendo en Washington, Estados Unidos. Con un secretismo de espaldas al pueblo trabajador que es el principal afectado de la estafa de la deuda que contrajo el gobierno de Macri. Con el uso de tecnicismos para evitar llamar las cosas por su nombre: con el FMI siempre hay ajuste.
En el mismo momento que transcurría el acto, un pueblo movilizado en Miramar desataba la bronca por un nuevo caso de gatillo fácil de la policía bonaerense, y les mandaron la represión. Luciano Olivera, de 16 años, recibió un disparo en el pecho. “Se le escapó” declaró Sergio Berni en los medios para exculpar al policía, aunque la violencia policial y el gatillo fácil siguen creciendo. El martes, Sergio Berni mandó a desalojar con la policía a una cooperativa textil de Wilde, y el miércoles le tocó la represión a las familias que pelean por techo y vivienda en Ciudad Evita. Las prioridades del gobernador Axel Kicillof siguen una línea de conducta como ya demostró en Guernica. Curioso festival por los derechos humanos del oficialismo el viernes. A prueba de palos y balas.
Postales de un sin futuro
La propia vicepresidenta dijo en la Plaza de Mayo que “el FMI vivió condicionando la democracia argentina”, y recordó que “le soltó la mano” y volteó a dos presidentes radicales. Sonó como una advertencia al propio Alberto Fernández, a quien ella misma entronó. Pero también fue un reconocimiento de la encerrona en la que está el gobierno del Frente de Todos. Así lo define Diego Genoud en El DiarioAr: “A ese museo del populismo exitoso que CFK visita en forma recurrente y en busca de inspiración, el Fondo le responde con planillas que condicionan toda la política del gobierno”. Pone el ojo en la retórica de la vicepresidenta que se aferra a un período que ya no es: el cristinismo “repite las consignas del pasado aun cuando sabe que no aplican a este presente”.
El recuerdo de Cristina tiene a su vez otro objetivo: en sus gobiernos se honraron las deudas. También con el FMI. Ratificó que mantendrá su línea de conducta de volver a pagar, aunque sea una estafa. Pero lo hace con la promesa e “interpelando” públicamente al presidente de un acuerdo que no “comprometa la recuperación”. Una fórmula que repiten todos los socios del Frente de Todos, incluido el ministro Martín Guzmán, que no puede verificarse en los hechos.
El comunicado del FMI que salió horas antes del festejo oficialista, confirma las recetas de siempre. A contramano de las promesas que se escucharon en la plaza del viernes. Marcelo Di Bari en Tiempo Argentino analiza una novedad de lo escrito por el organismo: “se coló un nuevo tema en discusión: la exigencia del Fondo sobre «una política monetaria adecuada con tasas de interés reales positivas»”. Como explica Pablo Anino en el Semanario Ideas de Izquierda, las tasas de interés reales positivas tienen dos facetas: una, que funcionan como ´estímulo´ para desacelerar la actividad económica, “para impulsar tendencias recesivas en tanto que encarecen el crédito productivo y para el consumo”. La otra, es que colaboran a que siga la fiesta de los bancos y la especulación financiera con las Leliqs. Hasta Clarín lo reconoce: “se calcula que cada punto que suba la tasa de interés (38% nominal, 45,44% efectiva) aumenta la deuda del BCRA en 40.000 millones de pesos, una suba de las tasas incrementa el déficit cuasi fiscal”.
A este nuevo pedido, se le suman los que ya venía haciendo el FMI. “Gasto social focalizado”, que podrá implicar desde más recortes en los programas sociales del presupuesto, hasta la suba de tarifas de energía y transporte público, que impactará en más inflación. “Políticas para crear reservas internacionales”, el clásico pedido de devaluación a favor del campo y más saqueo de recursos naturales para la exportación. Aunque se busquen artilugios discursivos, todos los caminos llevan al ajuste contra el pueblo trabajador.
El FMI dejó otra definición el viernes: "Serán necesarias más discusiones". Traducido, el acuerdo va a esperar. Alejandro Rebossio en El DiarioAr dice que las partes “pronostican dos o tres meses más de discusiones” y que “la próxima cita cara a cara sería alrededor del 10 de enero, después de las vacaciones de Navidad y fin de año, sagradas para los burócratas del Fondo”.
El gobierno viene mostrando su apuro para cerrar el acuerdo (“por todos los medios” como confesó Manzur), pero ya parece un hecho que no será en diciembre como prometió Alberto Fernández con la presentación del “plan plurianual”. Jorge Liotti en La Nación explica las demoras con el FMI por un choque de realidad que recibió el ministro de economía: "se encontró con una posición más dura de la que esperaba (...) cuando se pusieron las cartas reales sobre la mesa, reaparecieron con toda nitidez las exigencias técnicas que Guzmán se había ilusionado con sortear".
Lo que sí está confirmado es que Martín Guzmán irá este lunes al Congreso a exponer sobre el presupuesto 2022. Randy Stagnaro en Tiempo Argentino dice que “podrá funcionar como una adelanto del plan plurianual” y nos recuerda que el FMI ya tiene en sus manos el borrador. Aunque acá todavía no se conoce nada de su contenido. Un presupuesto 2022 del que todos desconfían: aunque ya incluye varios ajustes, bajo la bota de las negociaciones en curso con el FMI podría volver a cambiar. La opción política de pagar que tomó el gobierno le cede “la lapicera” a Washington.
La Plaza de Mayo del viernes encontró a un Alberto Fernández que habló con promesas abstractas como si estuviera todavía en la campaña electoral de 2019, y a una Cristina Fernández refugiada en el pasado. Una plaza que no pudo hablar de futuro. La expresión de que es algo incompatible con el pacto con el FMI.
Cruces detrás de escena
“Tranquila Cristina, no vamos a negociar nada que ponga en compromiso el crecimiento de la Argentina”, le contestó Alberto por las advertencias que había hecho la vice. Es sabido que el acuerdo con el FMI es motivo de tensiones en el Frente de Todos, aunque siempre en los marcos de que hay que pagar. Liotti en La Nación define la situación interna del gobierno como "una sumatoria de microgobiernos”. Tan predominante es "el tema del FMI" que los tiene en un estado de latencia, dice.
Horacio Verbitsky en El Cohete a la Luna festeja que la unidad de la coalición está más viva que nunca: “las palabras de Cristina y Alberto ratificaron que en el discurso oficial no hay diferencias internas”. Incluso, para responder a quienes gustarían de su ruptura, recupera un pedazo de la historia que fue cuidadosamente omitido en la plaza del viernes: el menemismo. “En el peor momento de la etapa neoliberal del peronismo, Néstor y Cristina desoyeron los cantos de sirena del Frepaso (rechazaron incluso una candidatura a la vicepresidencia, acompañando al licenciado Carlos Álvarez). Si entonces permanecieron dentro del peronismo, nada distinto es imaginable ahora, cuando el kirchnerismo es el segmento mayoritario de la coalición gobernante, y se asienta nada menos que en la provincia de Buenos Aires”, recuerda.
No es la única voz que le baja el precio al “cruce” de discursos del viernes. Brenda Struminger en Infobae, cita a una fuente cercana al presidente que habla directamente de una puesta en escena: “¿Por qué nadie piensa que esto es una parte necesaria de la negociación? Esto es peronismo, vandorismo. Mandan a la base a putear y no es un problema. Néstor era duro hacia afuera y fue el tipo que más pagó. Cristina también pagó”.
La lectura que hacen desde el círculo de Máximo Kirchner está en sintonía: “Vamos a firmar, pero también vamos a putear. Dicho diplomáticamente, nos vamos a quedar con la política, y ellos con la economía. No es malo para nadie: sería un problema si no hubiera negociación entre nosotros. El peronismo hace política pegando para negociar algo, y pegando de nuevo para obtener una posición mejor”. La épica imposible de pagarle al FMI, se va degradando cada vez más. Si eso es "hacer política", los burócratas del Fondo se les están riendo mientras brindan con champagne. Hasta Martín Redrado, que había sonado como posible recambio de Guzmán, se anotó en la misma interpretación. "Yo aprendí a mirar los hechos y no tanto los discursos y las palabras (…) Yo veo que los accionistas de la coalición gobernante todos quieren un acuerdo con el Fondo. Los intereses convergen, por más que es algo no deseado, pero saben que tienen que enfrentar esto”.
Eduardo Van Der Kooy en Clarín analiza que “Cristina no hará ningún gesto rupturista mientras esté activa la negociación” y que “aguardará la evolución de la realidad económico-social durante 2022”. Agrega que la especulación está en el recambio presidencial del 2023, ahí “repasará su postura”.
Todavía resta ver cómo votarán los diputados del Frente de Todos cuando lleguen al Congreso las definiciones del acuerdo y el plan plurianual. Máximo Kirchner mantiene el suspenso públicamente, y declaró que “el día que esté escrita cuál es la propuesta del FMI para la Argentina, veremos”. Sin embargo, el gobierno necesitará de la oposición de Juntos para aprobarlo en el Congreso y estarán mirando especialmente cómo votará el presidente del bloque oficialista en la cámara de diputados. Desde Juntos por el Cambio ya mandaron sus señales de que van apoyar si se ponen de acuerdo en el Frente de Todos. Así como el cristinismo les pide que se comprometan en un “gran acuerdo nacional” para el pacto con el FMI, Juntos busca que el ala kirchnerista también lo vote y no sea escurridizo de los costos del ajuste.
Juntos por el Cambio aporta a la desconexión generalizada de la política tradicional con su propias internas y disputas de poder por la carrera presidencial. La UCR tuvo finalmente su ruptura, con nuevos episodios de denuncias que apuntaron a la cuña de Horacio Rodríguez Larreta en la división. Mauricio Macri también especula con volver a candidatearse. Genoud cuenta que “goza de los enfrentamientos entre quienes fueron sus subordinados y piensa que el choque entre Bullrich y Larreta lo reposicionará a él, tarde o temprano como jefe máximo”. Sacando las peleas de cartel, coinciden tanto internamente como con el Frente de Todos, en acompañar el pacto con el FMI y sus condicionamientos.
Como reconocieron a Infobae diputados del oficialismo sobre el presupuesto del 2022: “Tenemos los números, va a salir. Con algunos cambios, pero va a salir. Los únicos que no están de acuerdo son los troskos. El resto sabe que no hay margen para otra cosa”. “Los troskos” del Frente de Izquierda asumieron la bancada de cuatro diputados este martes. Las juras de Nicolás del Caño, Romina del Plá, Alejandro Vilca y Myriam Bregman dejaron claro una vez más un mandato de lucha y en defensa de la clase trabajadora y las causas populares, de las mujeres, el medio ambiente, la juventud y los pueblos originarios.
Postales de resistencia
La otra Plaza fue este sábado. Más de 100 organizaciones se movilizaron en la Plaza de Mayo y en varias ciudades del país para decir “No al Pacto con el FMI”. Convocada por las y los diputados del Frente de Izquierda, empezó a construirse una unidad en las calles con distintas organizaciones sociales, políticas, y personalidades de derechos humanos, de la cultura, el periodismo. Se vio una plaza repleta y masiva, como primer paso para iniciar un camino de lucha contra el ajuste y el sometimiento que vienen de la mano del FMI. Nora Cortiñas, madre de Plaza de Mayo, estuvo presente y dijo “No al FMI. Las estafas no se pagan, las estafas se repudian”, y advirtió “el presidente, los políticos que se sienten en el Congreso sepan que estamos todos en resistencia”.
El ajuste ya se siente desde abajo y lo reconfirman los datos que publicó esta semana el Observatorio de la Deuda Social de la UCA: en el 2021 casi el 44% está en la pobreza. Y es más alarmante aún en niños y niñas donde trepó a casi el 65%. El repunte económico de los últimos meses del que se jacta el gobierno, no llega a los sectores populares. Tener un trabajo no es garantía de nada con una inflación que siempre le gana a los salarios que acumulan pérdida desde Macri, y cuando lo que abunda es la precarización laboral. Hoy casi el 30% de los trabajadores y trabajadoras del país son pobres. El informe de la UCA afirma que es una cifra récord de la última década. “Dentro de ese número aparecen personas que tienen un subempleo inestable (en ese universo, la pobreza alcanza al 58,2%) y empleo precario (el 28,2% son pobres), pero también personas con pleno empleo (12,6%)”, sintetizan en El DiarioAr. Avanzar en un pacto con el FMI, será para tirarle cemento y cal a este presente de pobreza y miseria para las mayorías, y ponerle encima un nuevo yunque de ajuste.
Las dos plazas, del viernes y el sábado, mostraron el contraste de dos caminos frente a lo que viene con el Fondo. Pagar las estafas o repudiarlas. Resignación o resistencia. Repetir las viejas recetas ya fracasadas o luchar por un futuro de la clase trabajadora. |