LA MENTIROSA REBELDÍA DE MILEI
“Si al poder del dinero le conviene que afloren y que tengan éxito las propuestas fascistas que hay en la sociedad civil, crea todo un aparato para que salgan” Subcomandante Marcos en conversación con Vázquez Montalbán.
Detrás de la apariencia rebelde y antisistema de Milei, está la realidad. La realidad es que Milei forma parte del sistema que lo fabricó, lo exhibe y lo promociona. Representa la esencia misma del sistema. Es el capitalismo que en épocas de crisis se quita el ropaje democrático y aparece en todo su esplendor fascista. Políticamente fascista y económicamente liberal, hoy diríamos neoliberal.
Milei está en todos los medios hegemónicos de la mañana a la noche. Se muestra como un guerrillero ideológico y utiliza un lenguaje violento y agresivo contra sus oponentes “que no saben nada de economía”. Lo acompaña una imagen diseñada a propósito: cara de loco furioso, peluca de pelo enmarañado y frases escogidas para divertir y alarmar al mismo tiempo. Todo un espectáculo cuidadosamente preparado.
Todo muy berreta en realidad, pero eficaz para ser confundido con uno del barrio que “sabe de economía” y critica a los políticos que son los que nos perjudican. La casta política, según él mismo denuncia.
¿LA ECONOMÍA ES UNA CIENCIA APOLÍTICA?
Dejemos el discurso político fascistoide de Milei y ocupémonos por un momento del tema de la economía. Seré breve porque este personaje, creado por el poder como quien tira una bomba de humo contra sus oponentes, no es para nada original y repite sloganes y recetas sobradamente analizadas y superadas hace añares. Cita a conocidos economistas fundadores del liberalismo económico y comete un error de bulto. No tiene en cuenta que esos economistas se refieren a la situación de países europeos y de hace más de un siglo. O sea Milei, desde la ortodoxia economicista, quiere trasladar esas fórmulas al siglo XXI y aplicarlas en Argentina un país capitalista dependiente. Nada que ver con nuestra la realidad. Y por otra parte reiteradamente fracasadas cuando se aplicaron en países de nuestro entorno: Chile, por ejemplo, en la dictadura de Pinochet, asesorado por Milton Freidman y economistas de la Escuela de Chicago. Resultó, como sabemos, un desastre para las clases populares. O en Argentina con Martínez de Hoz en la dictadura o Cavallo con Menem dos de los más terribles episodios de nuestra historia contra los trabajadores.
Es que, como decía José Luis Sampedro, un economista español, “la economía sirve para que los pobres sean menos pobres. Otros creen –agregaba- que es para que los ricos sean más ricos”. Milei, desde su condición de repetidor vociferante y literal de los economistas liberales de antaño, es de esos economistas, que decía Sampedro, al servicio de los ricos para que sean más ricos todavía. Es evidente, a pesar de su disfraz populachero y pretendidamente erudito. Por otra parte, y esto lo dicen decenas de economistas heterodoxos, la economía no es una ciencia exacta y no existe al margen de la política. Lo demuestra el mismo Milei, cuando “rescata” de la casta nada menos que a Macri, o cuando es acompañado por Victoria Villarruel, militante pro -dictadura militar. Y no es casual, liberalismo y fascismo son las dos caras de la misma moneda de dominación. Fueron las grandes empresas como Mercedez Benz las que apoyaron y se beneficiaron del nazismo y el fascismo a través de la historia. El clan Macri acumuló la mayor parte de su riqueza en la dictadura cívico militar en Argentina. La ITT contribuyó activamente en el golpe contra Allende en Chile y decenas de ejemplos más.
LAS PALABRAS VIOLADAS
Milei recurre una vez más, tampoco en esto es original el supuesto revoltoso liberal, al robo de palabras con un significado liberador, para utilizarlas en su discurso falsamente rebelde.
“Si algo distingue al fascismo y al imperialismo como técnica de infiltración”, decía Cortázar en una conferencia que dio sobre este asunto y que tituló Las palabras violadas, “es precisamente su empleo tendencioso del lenguaje, su manera de servirse de los mismos conceptos que estamos utilizando aquí esta noche, para alterar y viciar su sentido más profundo y proponerlos como consignas de su ideología”.
Efectivamente, Milei emplea palabras de nuestro lenguaje para su disfraz populista. Sobre todo usa la palabra libertad en una clara apropiación de su significado. Para este personaje excesivamente promocionado por los medios a los que les presta una valiosísima ayuda, la libertad es un concepto absolutamente diferente al que tiene el pueblo oprimido. “¡Viva la libertad, carajo ¡”, exclama teatral y demagógicamente al término de sus reiteradas alabanzas a un sistema socioeconómico opresor. Es que la libertad, para Milei es el poder de los ricos para hacer lo que les da la gana. Tiene un carácter estrictamente individual y competitivo.
Al respecto dijo Cortázar en esa conferencia: “Para ellos la libertad es su libertad, la de una minoría entronizada y todopoderosa, sostenida ciegamente por masas realmente masificadas”.
NO SUBESTIMEMOS AL ENEMIGO
No es Milei el enemigo principal, por supuesto, pero sí uno de sus principales voceros que tiran a la cancha para embarrarla, para confundir.
Bien dijo Cortázar que “si por nuestra parte no damos al habla su sentido más auténtico y verdadero, puede llegar el momento en que ya no se vea con la suficiente claridad la diferencia esencial entre nuestros valores políticos y sociales y los de aquellos que presentan sus doctrinas vestidas con prendas parecidas”
Es cierto que Milei nos puede parecer payasesco, estrafalario, ridículo y con un discurso tan eurocentrista, tan alejado de nuestra realidad, tan profundamente lesivo para los intereses populares, que no es difícil caer en la tentación de obviarlo.
No olvidemos que muchas de las palabras que utiliza en su lenguaje, pertenecen al pueblo y sus luchas, nos pertenecen. Sería conveniente no dejar que nos las robe. |