Este fin de semana la extrema derecha y la derecha extrema han salido en estampida comparando el deseo de defender la lengua y la cultura catalana con el régimen de los nazis o el apartheid de Suráfrica. Parece mentira, pero no lo es. Los herederos de Franco, los que van a las misas del dictador, acusan de nazis al pueblo catalán, los mismos que gobiernan con Vox.
Pablo Casado habla de una persecución en Catalunya contra los niños. Coincide con su socio preferido, Abascal; y su socia no tan preferida, Inés Arrimadas. Todos hablan de un “régimen de terror” que hay las escuelas catalanas. Se inventan una realidad inexistente desde las redes y haciendo unos twits. El terror de los nazis, o del Apartheid e, incluso, la segregación racial en los Estados Unidos causaron millones de muertes.
El Estado español no defiende la riqueza cultural que hay a la península. De esto no hay duda. Hace años que las instituciones tienen entre ceja y ceja la inmersión lingüística. De hecho, el ministro de Educación de Rajoy, cuando aplicaron el 155, dijo que la sacaría. Y en este sentido va la "declaración de guerra" contra las diferentes culturas que hay el Estado. Un puñado de jueces, el Tribunal Supremo, obligan que el castellano tenga que tener un mínimo del 25% de horas lectivas.
La semana pasada el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) obligó en el aula de P5 de la escuela Turò del Drac de Canet de Mar a impartir el 25% de las clases en castellano. A causa de la denuncia de una familia, los y las veinticuatro niñas y niños del aula tienen que cambiar la cantidad de horas de catalán y castellano al aula.
Ante esto, el pasado viernes hubo también una manifestación a las puertas de la escuela defendiendo la inmersión lingüística en la educación pública catalana. El Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans y el sindicato Intersindical-CSC convocaban a varios centenares de personas para defender el catalán en la escuela, haciendo un llamamiento a desobedecer la sentencia del TSJC. En el mismo sentido se pronunciaban otras agrupaciones estudiantiles como Contracorrent.
Pero faltaban los partidos catalanistas, el resto de sindicatos, el resto de agrupaciones estudiantiles, los diputados del Parlamento y hacer una manifestación de decenas de miles.
Y frente a esto, el gobierno catalán solo dice que se tienen que cumplir las sentencias de los tribunales y dejan en manos de los directores de cada escuela la responsabilidad de como actuar en las aulas. Una vez más el “no desobedeceremos” de la Generalitat y sus representantes. El mismo que Artur Mas dijo después del 9N. Una prueba más de la deriva autonómica de ERC y JxCat. Quieren gestionar los fondos europeos para las grandes empresas aunque se tengan que tragar las sentencias contra la cultura catalana.
Los ataques contra la lengua y la cultura catalanas han vuelto al centro de la escena política gracias al gobierno “más progre de la historia” de Sánchez y Díaz. La ley de medios audiovisuales dejaba de lado las lenguas “cooficiales”. La exigencia de cierta cuota de pantalla a las nuevas plataformas audiovisuales para el PSOE es un problema que no querían abordar (hasta el momento). Y la derecha encontró la gran oportunidad para hundir la lengua catalana.
La derecha con la cuestión del catalán quiere “matar dos pájaros de un tiro”. Por un lado, quiere hacer tambalear el actual gobierno y conseguir la convocatoria de elecciones anticipadas. Y por otra, acabar no solo con el independentismo catalán, sino también imponer la cultura castellana y su lengua en todo el Estado. Al fin y al cabo son herederos directos de la dictadura franquista y ellos ven las culturas diferentes del castellano como una cuestión a “resolver”.
Una verdadera izquierda, lo primero que tiene que hacer es defender la diversidad cultural y defender la inmersión lingüística catalana que empezó a aplicarse a escala general a principios de los años noventa. No es el caso del PSOE, que hace muchas décadas que solo defiende los intereses de los grandes empresarios, ni de Unidas Podemos que han demostrado ser un “socio fiel” del PSOE en este gobierno de coalición.
Pero además de una toma de posición discursiva, se tiene que pasar a los hechos para enfrentar la gran ofensiva del Régimen del 78. De nada sirve una política que se limite a los estrechos márgenes de la Constitución del 78. El gobierno catalán solo sabe obedecer la legalidad vigente. ERC y JxCat se "hacen la pascua" para ver quién sale más perjudicado. Pero, la extrema derecha quiere pasar la apisonadora sobre el resto de las culturas del Estado y no es broma.
Para parar y derrotar la ofensiva de la extrema derecha y su Régimen del 78 hay que desplegar la gran fuerza de la clase trabajadora en las calles, como se hizo la 1O y lo 3O de 2017, hay que desplegar la fuerza de toda la gente que impulsó la inmersión lingüística desde los años ochenta. Hace falta que los sindicatos organicen asambleas y vagas, que los sindicatos estudiantiles hagan el mismo y salir a las calles hasta torcer el brazo de este reaccionario y decrépito régimen y derrotar su ofensiva ultraderechista. |